Surfeando la ola
El optimismo por la asunción de Trump y la cercanía política lograda con Milei se fue desdibujando semana a semana producto de una política económica excesivamente agresiva por parte de Estados Unidos, ya no con China, sino con quien se le cruce en frente.
La turbulencia generada por el aumento de aranceles a socios comerciales y la amenaza latente de imponer restricciones en múltiples mercados trajo consecuencias negativas para propios y ajenos.
Lo más llamativo al momento fue el casi inmediato contagio a la economía estadounidense. Como comentamos en informes anteriores, las expectativas de inflación vienen al alza: los consumidores esperan una inflación de 4,9% a 1 año (la mayor desde 2022, cuando los precios subieron cerca de 9%) y 3,9% a 5 años (la mayor desde nada más y nada menos que febrero de 1993).
Esto no está fundado en la dinámica presente de los precios sino pura y exclusivamente en los efectos esperados de una economía más cerrada.
En paralelo, algunas alertas comienzan a encenderse por el lado de la actividad. El JP Morgan subió su probabilidad de un escenario de recesión en el corto plazo del 30% al 40%, mientras que Goldman Sachs del 15% al 20%.
Al momento, los indicadores de empleo no permiten verificar que la recesión sea inminente. Y lo más probable, a nuestro juicio, es que veamos una economía en desaceleración más que en caída libre. Pero el miedo es real: el S&P entró en zona de corrección con una baja del 10% desde su último pico.
La naturaleza política de esta inestabilidad es lo que realmente preocupa. No sólo no existe una hoja de ruta clara sobre el rumbo que tomará EE.UU. en materia de política comercial, sino que semana a semana se suman nuevos frentes de conflicto.
Las novedades de esta semana serán revisadas en este informe, pero el foco ahora queremos ponerlo de nuestro lado. ¿Qué tan malo ha sido y puede ser este devenir de la política económica estadounidense para la Argentina?
El ministro Caputo fue categórico al respecto: “el mundo tiene problemas, pero como nunca antes nosotros estamos bien”. En un claro reconocimiento de un clima internacional volátil y lleno de incertidumbre, la Argentina transitó las jornadas de turbulencia sin grandes sobresaltos. Pero, ¿es tan así?
Lo primero para decir es que la aceleración de los tiempos en la negociación con el FMI (hoy con un DNU concreto sobre la mesa, aunque sin montos ni detalles sensibles como la política cambiaria y la magnitud de las metas de acumulación de reservas) fue un catalizador importante. Trump es una fuente inagotable de malas noticias para el resto de países, pero en nuestro caso habilitó lo que con Biden venía siendo esquivo para la Argentina.
Lo segundo es que la brecha cambiaria está bajo control, pero este control ya no es “preventivo” como en 2024 sino que el grado de intervención viene bastante activo.
De hecho, en la última jornada el BCRA vendió en el MULC casi USD475 M y en la primera semana de marzo vimos ventas en el paralelo de igual o mayor magnitud que en los peores días de diciembre, cuando el real se derretía.
Lo tercero, y no menos importante, es que el riesgo país parece haberse estabilizado en torno a los 700 pbs, un valor exagerado para cualquiera que haya pronosticado su nivel en un escenario positivo en cuanto a un acuerdo con el FMI.
De hecho, como podemos ver en el gráfico de la semana, el riesgo país aumentó 16% en lo que va de 2025, por encima de nuestros países vecinos.
La solidez fiscal permitió que esta volatilidad externa no genere consecuencias graves a nivel local, pero nadie queda exento de un clima tan adverso.
Sección nacional
El Ejecutivo sigue sin poder capitalizar el acuerdo con el FMI
El riesgo país volvió a superar los 700 puntos, subiendo casi 50 puntos desde los 690 en los que terminó la semana pasada.
¿Noticias negativas? No hubo, más allá de los disturbios fuera del Congreso en una marcha que, si bien trajo un "revival" del diciembre de 2017 de Macri, fue bastante menos grave. Es cierto que el jueves posterior al evento los bonos en dólares sufrieron su peor día de la semana, pero es difícil asociarlo a esto.
El DNU para aprobar el acuerdo con el Fondo agregó muy poca información del programa, pero sí confirmó que tomará la forma de "Facilidades Extendidas", lo cual debería ser bueno dado que tiene plazos más largos tanto para la devolución del préstamo como para la aplicación del programa acordado. Sin embargo, tampoco ayudó de mucho.
Podemos echarle la culpa de la suba del riesgo país a un clima global más incierto, producto de todo lo que desarrollaremos en la sección internacional. Pero no deja de ser muy forzado: aunque el mundo se puso un poco más averso al riesgo, los bonos emergentes apenas cayeron.
La presión en el tipo de cambio nos revela algo de ansiedad para conocer los detalles del programa con el FMI. El CCL subió 1,7% en la semana (lo que el oficial hace en todo un mes), mérito suficiente para preguntarnos qué es lo que puede estar pasando.
La intervención se mantiene, intensificándose a medida que se acerca a la zona de $1240, nivel en el que terminó la semana. Rofex estuvo muy firme, sobre todo jueves y viernes (ver gráfico comparativo).
Imposible descartar de todos modos algo más de cobertura por parte de corporativos e institucionales; de hecho, el viernes circularon algunos rumores acerca de un posible “saltito” (5%/10%) en el tipo de cambio como parte del acuerdo con el FMI (a nuestro entender, totalmente infundados).
La curva pesos tuvo dos drivers principales: la licitación y el dato de inflación. La primera vio al Mecon convalidando tasas de mercado secundario algo elevadas en este contexto por el miedo a que "sigan faltando pesos".
El Mecon rolleó el 97%, dejando la oportunidad de convalidar un punto Anker (renovar mucho menos de lo que vence), quizás porque su nivel de depósitos ($6 billones) luce bajo en relación a los próximos vencimientos (el próximo es de $9 billones, a fin de mes). Por eso, el Tesoro se financió a CER + 10,6% a 2027, aunque emitió poco ahí.
El grueso estuvo en el tramo más cortito, convalidando en la Lecap a un mes 2,65% TEM (tasa efectiva mensual) y en las de 2 y 4 meses 2,55% y 2,50%. Diríamos que fue una licitación mensual que convalida un humor de mercado que no es el mejor.
Por su parte, el dato de inflación fue cercano a lo que el mercado esperaba, lo que dejó a los bonos tasa fija un poco mejor que a principios de semana.
Leve repunte de la inflación en febrero
El INDEC confirmó esta semana lo que se adelantaba por los aumentos de carne que vimos durante febrero: la inflación se aceleró al 2,4% en el segundo mes del año, con el componente núcleo (excluyendo regulados y estacionales) en 2,9% (vs 2,4% en enero).
Como adelantamos, la nota del mes la dio el capítulo de carnes, que aumentó 7,6%, casi igualando el último fuerte salto de diciembre pasado. Esto hizo que los alimentos crezcan 3,3% frente al 1,9% de enero y el 1,4% promedio desde octubre.
El propio Presidente utilizó su cuenta de X para hacer la cuenta que todos hicimos: si excluimos la carne, la inflación de alimentos habría sido cercana al 1,8%. Pero lo cierto es que no estamos en presencia de un aumento que merezca ser excluido. De la misma manera, si excluyéramos las verduras que cayeron 2,3%, la inflación de alimentos habría ascendido a 4,2%. Las estadísticas están hechas para jugar con ellas, pero no para torturarlas.
El rubro de bienes se alejó del 1% de devaluación programada (al que el gobierno quiere converger con rapidez) y se situó en 2,1%, mientras que los servicios volvieron a desacelerar hasta 3,1%. Aquí incidió significativamente la pausa del Ejecutivo (y de gobiernos provinciales) en el ajuste de tarifas.
En sí mismo, el dato no reviste un grado de alerta mayor. No hay dudas de que el proceso de desinflación no se pausó por este repunte, pero sí hay que destacar que la resistencia de la inflación al quiebre del 2% es una piedra en los zapatos del Ejecutivo. El atraso cambiario se acentúa y soltar el ancla de la tablita podría ser peor remedio que la enfermedad. La encrucijada es clara.
El campo: entre la ilusión y la adversidad
Esta semana se llevó adelante una nueva edición de la Expoagro en San Nicolás, rompiendo récords de participación, expositores y solicitudes de crédito. Sin embargo, la realidad del sector es muy heterogénea y los productores siguen haciendo números evaluar cómo terminarán su campaña.
Comencemos por las buenas. La expo contó con más 220.000 visitantes (+22% vs 2024 y +100% vs 2023), demostrando el fuerte interés en este tipo de jornadas, oportunas para hacer negocios.
En materia de financiamiento, los bancos inundaron el predio con sus stands, aunque fue el Banco Nación quien se llevó el mayor foco. Con una línea de financiamiento para bienes de capital al 15% TNA (prom.), el BNA habría recibido más de 10.000 solicitudes de crédito por USD5.000 M. El BAPRO, socio habitual del agro en Buenos Aires, y los principales bancos privados acompañaron también a los productores. En total las solicitudes llegarían a los USD 8.000 M. En esta línea, los pedidos de cotización de maquinaria agrícola de las principales marcas habrían crecido 20%.
La última buena, esta vez desde la ganadería, tiene que ver con los remates de hacienda, que movieron más de USD100 M, registrando operaciones por más de 150.000 cabezas.
Ahora las malas. Si bien el evento contó con la visita de Javier Milei y Luis Caputo (además de otros funcionarios nacionales y provinciales), no hubo anuncios para un sector que transita un contexto que no le es particularmente favorable.
El precio de la soja cerró en 373 usd/tn (-15% i.a.; menos USD para el exportador), el tipo de cambio sigue atrasándose (menos pesos), y además la Bolsa de Comercio de Rosario ajustó a la baja en un 3% la producción de soja y maíz (menos cantidades). Las lluvias trajeron alivio para algunas zonas, pero llegaron tarde para revertir los números, e incluso hubo áreas que siguen con seca (Norte del país).
Con todo, se espera que el agro exporte cerca de USD32.500 M este año (+4% i.a.), de los cuales el 20% iría a contener la brecha (dólar blend), mientras que el sector reclama una quita (o postergación) de las retenciones a partir del 1/7.
La industria sigue operando muy por debajo de su potencial
La semana pasada el índice de producción industrial elaborado por INDEC marcó un retroceso en enero respecto a diciembre y, en esta ocasión, ratificó la mala coyuntura del sector industrial. La utilización de la capacidad instalada fue del 55% en enero.
El primer mes del año suele ser un mes de baja utilización debido a la estacionalidad de muchos sectores y paradas técnicas programadas. Por eso, como puede verse en la tabla, elegimos comparar el dato contra el promedio de los eneros de los que se tiene registro (2016-2024). A nivel general, la industria opera normalmente al 58,7%, algo por encima del actual registro.
Pero lo preocupante es la desagregación por subsectores: por importancia en empleo y estratégica vale mencionar minerales no metálicos (43,3% vs 62,3%), metales básicos (59,3% vs 68,4%) y la metalmecánica (38,1% vs 42,5%).
Sección Internacional
ESTADOS UNIDOS: LLEGÓ LA CORRECCIÓN DEL MERCADO
Las idas y vueltas en la cuestión tarifaria tensaron una cuerda que se terminó de romper esta semana, con el S&P 500 y el Nasdaq ajustando -3,8% y - 4,7% al peor momento del martes, extendiendo una corrección desde los máximos del 19-feb que llegó al -10% y -12%. Evidentemente, el mercado se empezó a preocupar en serio por las implicancias que puede tener sobre el crecimiento global la guerra comercial.
No fueron pocos los bancos de inversión que salieron esta semana a señalar los riesgos de una recesión, con JP Morgan diciendo que hay un 40% de chances de recesión global; el economista de Morgan Stanley, Michael Gapen, también recortó la estimación de crecimiento de EE.UU. al 1,5% desde el 1,9% a/a al 4T25 por culpa de “una implementación acelerada de la política económica de Trump y mayor incertidumbre”; por último, Goldman Sachs ajustó el crecimiento de EE.UU. del 2,4% al 1,7% para todo este año. Este lunes, las tarifas de China sobre los productos agrícolas estadounidenses entraron en vigor y ya se empieza a especular que Trump y Xi Jinping podrían reunirse en junio.
Pero la ofensiva está lejos de limitarse a China. Europa fijó represalias a través de aranceles para USD28.000 M de importaciones estadounidenses, Trump amenazó con poner un arancel del 200% a bebidas alcohólicas a la región, amenazó con duplicar aranceles a las importaciones de acero de Canadá y del país vecino recibió la advertencia por un potencial sobrecargo sobre las exportaciones de energía eléctrica a Nueva York.
La película de la guerra comercial se vive minuto a minuto. ¿Nos debemos preocupar por la dinámica del mercado de esta semana? No deberíamos excedernos en pesimismo:
correcciones como estas son normales y, en definitiva, son el combustible para que haya potencial de ganancias. Para tener referencia: desde 1927, el S&P 500 tuvo
un retorno promedio de 10% anual, incluso a pesar de una corrección promedio dentro de cada uno de los años del 16%.
Pero, ¿cuánto puede durar? Hay que ser pacientes, la duración promedio de los “crashes” de mercado es de alrededor de 340 días entre el pico y el piso. Las excepciones las marcan la crisis de 2008-9 (enero-marzo de 2009 mas precisamente) y el comienzo del COVID-19, pero esto se debió a que la FED salió a responder con fuertes estímulos monetarios, algo que por ahora parecería descartado.
Tal como dijo Warren Buffet en más de una ocasión, “El mercado de capitales es un mecanismo para transferir dinero del impaciente al paciente”. La siguiente tabla muestro esto con claridad: después del ajuste siempre viene la recuperación.
Todas las fichas están puestas en la política monetaria: si Powell y su equipo ven riesgos claros de una recesión y deciden bajar la tasa, las acciones frenarán su caída.
El dato de inflación de febrero ayudó al avanzar 0,2% mensual, pero el efecto tarifas apenas comienza. Recién en febrero entró en vigencia el 10% sobre las importaciones chinas y aun faltarían materializarse (o no) varias restricciones.
En ese sentido, nos inclinamos por una FED mucho más atenta a su mandato de inflación, en un contexto en el que este frente se muestra como el más vulnerable a la política de Trump.
Fuente: Dinámica | Economía y Estrategia
Consultora dedicada al análisis económico y asesoramiento en gestión de PyMEs