Sebastián Báez habla pausado, tranquilo, sereno en el tono de voz y en la mirada, porque sabe perfectamente qué va a decir y cómo. Junto a su esposa, Nadia Vanioff, decidieron hace ya un año, dejar sus trabajos “convencionales” y dedicarse a lo que más les gusta; La comida tradicional de los  inmigrantes que llegaron al Chaco, (ella es nieta de polacos), y por eso abrieron su café Polska, (polaca), en Resistencia.

Está ubicado en Arturo Illia 1180 y no puede ser más hogareño, de hecho, ambos viven al lado de su restaurante en el que suelen pasar hasta 12 horas trabajando en los platos que luego ofrecen a quienes desean pasar una noche diferente en cuanto a gastronomía. La pareja es joven pero segura de lo que busca y así lo demuestran con la atención hacia los clientes. Es que en Polska, la comodidad no solamente se da por lo artesanal en el menú, sino también por la atención, ya que ambos son los que atienden todas las mesas durante las noches.

Sebastián asegura que “lo hacemos para que sea diferente, para que la gente conozca un poquito más de esto, de la cultura, de lo que nos enseñaron a nosotros y queremos también transmitirlo”.

“Lo que nosotros quisimos hacer es no centralizarlo exclusivamente en Polonia, sí que el nombre transmita la cultura inmigrante, pero acá nos encontramos con pancitos de estilo alemán, con chukrut, yiutika, que es muy centroeuropeo. Queremos trasmitir eso, la cultura que nos fueron transmitiendo nuestros abuelos inmigrantes pero con el toque argentino” sentencia.

Es que la idea es sentirse como en casa. “Eso es lo que nosotros queremos, que la gente que viene a Polska, se sienta como en la casa de su abuela. Lo atendemos con mi esposa y cada cliente para nosotros es un invitado de nuestra casa y eso hace la diferencia”, destacó.

Báez hizo una demostración de lo que es  “La noche polaca”, con lo que sirven a los clientes. La entrada es una Sapikanka: una pizza polaca, típica de los Streetfood de Varsovia. Se hace con un cuarto de pan baguete, pero acá lo preparan con una masa casera porque “preferimos que tenga ese toque hogareño”. Lleva queso mozzarella, salsa barbacoa, aceitunas, hongos portobello y  cebollitas de verdeo.

El menú principal es la carne a la piedra que se cocina en la mesa del consumidor, incluso lo hace el mismo cliente. “Es un espectáculo que está bueno para una noche diferente. Con cortes de lomo y pollo que se van asando directamente en la mesa. Se va cocinando al punto que prefiere el cliente con una piedra volcánica. Uno lo va cocinando al punto que prefiere”.

Para acompañarlo se destacan cuatro salsas: una crema de verdeo, una de morrones, tomates asados y ajo; una salga agridulce de mostaza y miel y un chucrut, que no lo pasan por proceso de fermentación para que sea más suave.

El pan casero lo hacen ahí y el bollo que ofrecen en Polonia se lo denomina Buka, que viene para acompañar las carnes.

Mientras va cocinando la carne y se va desprendiendo un olor irresistible que se mezcla con un poco del humo del lomo, Sebastián aclara que trabajan con reservas no solamente para que la calidad se mantenga, sino también para continuar con la personalización de las mesas. “Hoy un lugar con un despliegue de 100 mesas no va a transmitir completamente lo que nosotros queremos que Polska le transmita a la gente”.

El bar abre los días jueves, viernes y sábado, a partir de la 21:30 hasta la 1 de la mañana con horarios son bastante programados.

Continuando con la línea netamente artesanal, ofrecen cerveza hecha en Resistencia. Trabajan con la marca el perro y todas sus variedades y también con Fonde Live, (que elabora una Imperial Stout).

En bebidas sin alcohol, cuentan son agua y agua con gas, jugos de frutas y té y tratan de evitar las gaseosas.

Polzka también ofrece un servicio de cafetería de 17 a 20:30 donde vuelve a destacarse un menú netamente tradicional con recetas de inmigrantes.


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