La pareja y el nuevo integrante, cómo se recibe al bebé?

La llegada de un nuevo miembro a la familia es siempre un momento muy especial, puede que a veces nos encuentre más o menos preparados, y lógicamente se vive de manera diferente por cada uno de los integrantes.

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Cuando un bebé nace, también nace una madre, un padre, un hermano/a, un/a abuelo/a. Surgen nuevas funciones y toda la familia debe adaptarse a los cambios que conlleva esta situación.

Si bien un bebé puede ser arduamente buscado y la noticia de su llegada traer felicidad a todos, no por ello deja de ser menos complejo y hasta difícil el poder modificar el ritmo de vida que llevábamos hasta entonces.

El arribo de un recién nacido al hogar conlleva cambios definitivos que impactaran en el equilibrio establecido en esa familia. Un bebe viene a sacudir el mundo conocido hasta entonces, y si bien la sabiduría popular habla mucho acerca de esto, en general no se alcanza a dimensionar la profundidad que conlleva.

En especial para una pareja que tiene su primer hijo es un momento crucial ya que descubren estas nuevas funciones que aparecen y deben reestructurarse de tal manera que genera una crisis. En este caso hablamos de crisis en el sentido de cambio evolutivo y necesario que permite formar algo nuevo.

Y estas nuevas funciones tienen mucho que ver con lo que la sociedad espera de nosotros, la concepción que tiene respecto a cómo debe ser una madre o padre, y también cuál es el lugar que nosotros, como pareja, le daremos a esto.

Cada familia es única y por lo cual debe reorganizarse de acuerdo a una modalidad propia, tomando en cuenta sus tiempos y rutinas, no guiándose por recetas dadas por los demás. Este proceso siempre es vivido de manera intensa, pero la mayor o menor flexibilidad de sus miembros será clave para lograr atravesarlo con destreza.

Cómo podemos prepararnos para la llegada de un bebé? En primer lugar asumir que a partir de este momento existirán cambios, y que estas modificaciones van a impactar en todos los niveles de nuestra vida, ya sea familiar, social, laboral, etc. También consensuar respecto a cómo queremos recibir a este bebé, qué tipo de crianza nos gustaría para él/ella, informarnos e investigar las necesidades que tienen los niños pequeños.

Hablar mucho en pareja, la comunicación en este momento es fundamental, el poder expresar nuestros sentimientos y sentirnos contenidos por el otro, sin minimizar lo que nos sucede.

No es malo asumir que estamos cansados, que necesitamos dormir, que extrañamos nuestra vida anterior. Porque la ambivalencia es normal, no nos hace peores padres, al contrario, el sincerarnos permite justamente pedir ayuda, comprender que no podemos hacer todo.

El ser madre/padre es un camino lleno de sorpresas constantes, de momentos difíciles y placenteros, nos confronta y pone a prueba desde el comienzo. Es simplemente maravilloso e indescriptible.