INFORME ECONÓMICO SEMANAL
A horas de publicarse este informe, Milei estará dando su segundo discurso de apertura de sesiones ordinarías del Congreso.
Lógicamente, la expectativa no es tan grande como en marzo del año pasado, cuando la gestión recién comenzaba, los daños colaterales de la devaluación inicial estaban al rojo vivo y el paquete de reformas era un proyecto en danza con serios obstáculos por delante.
El Presidente le volverá a hablar a la “casta” pero esta vez desde otro plano. En primer lugar, esa misma casta (al menos una parte mayoritaria) fue la que le dio facultades extraordinarias para poder aplicar el plan “motosierra”, la que levantó la mano para aprobar la Ley Bases y la restitución de Ganancias y, también, la que acaba de rechazar la constitución de una comisión investigadora por el escándalo $LIBRA. En segundo lugar, el contexto económico cambió.
Esta semana el INDEC publicó el dato de actividad de diciembre y, con el mismo, ya podemos concluir que la economía cayó 1,8% en relación a 2023, un retroceso que tiene luces y sombras.
Por un lado, está totalmente influenciado por el Agro (reversión de la sequía de 2023); excluyendo este sector, la economía marcó una caída del 4%. Si bien no había dudas que iba a ser un año recesivo, las expectativas iniciales eran peores.
Además, desde julio se observa una recuperación constante: la economía creció a un ritmo anualizado del 6,2%.
A esto hay que sumarle el logro en el plano de los precios, que están creciendo a una tasa anualizada del orden del 30%, y del dólar, que, más allá de las intervenciones recientes para contener la demanda estacional del turismo, muestra una brecha estable y percibida como sostenible en torno al 15%.
No por nada, aun cuando hayan caído marginalmente en febrero, los índices de confianza de los consumidores y en el gobierno (UTDT) dan muy por encima de la comparativa con gestiones anteriores a 14 meses de su inicio.
De hecho, la confianza en el Gobierno es la más alta desde 2003 a la fecha para el mismo tiempo transcurrido de gestión, mientras que la de los consumidores sólo fue superada por Kirchner en 2004 (+15% de Macri). En definitiva, hay condiciones para pensar en un discurso más constructivo.
Pero, ¿Milei es Milei si no insulta y despotrica contra la política? ¿No fue justamente ese estilo el que lo llevó a donde esta hoy?
Más allá de las formas (que en su caso se mezclan con el contenido), creemos que luego de este discurso se acelerarán los tiempos de las elecciones, el cierre de alianzas y los usuales movimientos en el mercado de pases político.
Algo de esto ya lo vimos de manera anticipada con los fuertes cruces entre Milei y Kicillof por el tema inseguridad en la PBA y el inédito pedido de intervención nacional (por ahora nada más que un posteo en las redes del Presidente).
Pero, lo más importante es definir si la dinámica de la economía en este año tendrá algo que ver a lo que estamos acostumbrados en años electorales: buenas noticias para todos y todas. Este año no veremos ningún impulso de la obra pública, ni de subsidios energéticos, ni programas como Ahora12, PROCREAR ni cualquier otra transferencia para impulsar el consumo. Estas prácticas, repetidas tanto en gobiernos peronistas como el resto, no se repetirán.
Ahora bien, sí veremos una configuración macro bastante parecida desde lo cambiario. El dólar barato tiene efectos más que atractivos para el oficialismo, ya que crea una atmósfera de consumo de bienes durables y de turismo con mayor impacto que cualquier programa de transferencias.
El chip electoral toma una nueva forma en esta etapa, algo que creemos será transitorio y sujeto al resultado efectivo en las próximas legislativas. Entender este entorno de transición se vuelve clave para la estrategia de los negocios en 2025.
La economía cayó 1,8% en 2024: ¿buena noticia?
El INDEC publicó su Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), proxy mensual del PBI, y sorprendió para bien.
La economía creció 5,5% en diciembre respecto a igual mes de 2023 y 0,5% contra noviembre del año pasado. De esta manera, podemos confirmar que la actividad cayó 1,8% en 2024, algo menos de lo esperado.
Antes de meternos en la cuestión sectorial, resulta importante destacar el ritmo de crecimiento que viene mostrando la actividad en el mes a mes: acumula 8 meses consecutivos de crecimiento y desde julio (luego del rebote inicial tras la brusca caída a principios de año) creció en promedio 0,5% mensual.
En términos prácticos, ese ritmo mensual es equivalente a una tasa anualizada del 6,2%. Es decir, finaliza el año con una tendencia más que positiva.
Otra forma sencilla de ver esto es analizando el arrastre estadístico para 2025. ¿Qué es esto? Se trata de calcular cuánto crecería la actividad este año si el EMAE se estancara en el nivel de diciembre y no creciera más.
Si esto pasara, la economía crecería, en promedio, 3,2% respecto a 2024. Esto marca la pauta de que las cosas deberían salir muy mal como para no ver este año un crecimiento que empiece con 4. En cuanto a la configuración sectorial de la actividad, se sigue viendo una fuerte heterogeneidad, pero que ya es propia de las diferencias acumuladas en la caída de la primera mitad de año.
De hecho, en diciembre todos los sectores relevantes mostraron un crecimiento respecto al mes anterior.
No obstante, tal como se puede ver en la tabla , el mapa sectorial es bastante dispar cuando analizamos cómo están hoy respecto a los niveles pre-recesión. La construcción, el comercio y la industria se encuentran todavía 14%, 5,8% y 5,3% por debajo de su último techo registrado en 2023 respectivamente.
Mientras que el sector de intermediación financiera y servicios profesionales ya recuperaron todo lo perdido con creces. Por otro lado, el agro, la minería y Oil & Gas están bien arriba de 2023, pero salen de análisis porque nunca experimentaron tal cosa como una caída.
Esta disparidad se replica hacia adentro de muchos sectores, tal como muestran las encuestas de consumo de supermercados y centros de compra publicadas esta semana.
Mientras que el consumo masivo (canasta seleccionada de super) continúa en una trayectoria de largo estancamiento, las ventas de bienes durables vienen creciendo a paso acelerado desde abril. Así, durables está casi en los niveles pre-crisis, mientras que las ventas de no durables continúan 8% por debajo.
La reactivación del crédito, el dólar atrasado y un ingreso disponible de los segmentos medios aun bastante rezagado explican en buena medida esta dinámica heterogénea.
Cuesta cambiar el “mood” en el mercado local
Los activos argentinos no tuvieron una buena semana. El Merval cayó casi un 8% en dólares, en línea con la tendencia de otros mercados globales y regionales. Y el riesgo país subió a 769 puntos, alcanzando su nivel más alto del año, con los bonos en dólares cayendo en promedio un 2%.
A diferencia de las acciones, esto sí estuvo a contramano de otros mercados emergentes: el índice EMBI subió 0,6% en precio, traccionado fundamentalmente por la baja de tasas libres de riesgo que abordaremos en la sección internacional.
Este ajuste de precios se dio a pesar de que la semana comenzó con Trump recibiendo con los brazos abiertos a Milei en la cumbre conservadora CPAC y con Caputo reuniéndose con el Secretario del Tesoro.
En el frente local, la profundización de las diferencias en la oposición, con el Gobernador Kicillof presentando un movimiento propio y separado del kirchnerismo (Derecho al Futuro), y envuelto en fuertes tensiones por nuevos hechos de inseguridad, también deberían haberle ayudado al oficialismo. Si bien el martes, se conoció que la confianza en el gobierno cayó levemente en febrero, se mantiene por encima del 50% por cuarto mes consecutivo.
Las dudas sobre la sostenibilidad externa podrían seguir pesando, cristalizándose esta semana con datos de turismo (el ingreso de turistas extranjeros cayó 20,1% interanual en enero, mientras que las salidas de argentinos al exterior aumentaron un 73,2%) y el balance cambiario (déficit de cuenta corriente). La designación por decreto de dos jueces de la Corte Suprema, el riesgo país, donde la ‘institucionalidad’ toma otro peso (aunque muchísimo más en el mediano plazo que en el corto).
En el mercado de pesos, la suba de tasas se profundizó con fuerza, impulsada por las presiones en los dólares financieros y la intervención del BCRA, así como por la decisión del Tesoro de ofrecer mayores rendimientos en su licitación.
El Mecon consiguió financiamiento por $4,4 billones, 165% de los vencimientos que enfrentaba. Sorprendió tomando muchos más pesos de los que necesitaba, lo cual lo logró ofreciendo bastante premio (8, 6 y 5 pbs en tasa mensual vs secundario). De cualquier manera, como se trató de una batería de instrumentos relativamente cortos (de 1 a 4 meses), el costo financiero para el Tesoro fue acotado.
Si bien la licitación había dado algo de premio, sorprende que esto haya arrastrado a títulos más largos. Quizás al mercado no le gustó que el Tesoro haya retirado más pesos de lo que vencían, en un contexto donde la liquidez es cada vez más acotada. Una señal de alarma.
Balance cambiario: por ahora, hay oferta para la demanda
La acumulación de reservas es un objetivo que viene siéndole esquivo al Ejecutivo. Y no es que el BCRA haya dejado de comprar reservas, sino que la necesidad de pagar deuda en cash hace que nada sea suficiente. No poder pagar deuda con deuda, como lo hace cualquier economía medianamente normal, es el costo de una reputación diezmada por la alta volatilidad de nuestro país.
Concretamente, las reservas finalizaron la semana en USD 27.995, el mismo nivel que en septiembre luego de haber comprado casi USD 8.000 M. Mientras haya flujo de dólares, el problema no es percibido como un problema. De hecho, el BCRA publicó el balance cambiario de enero y la cuenta corriente volvió a ser deficitaria (-USD 1.656 M).
Lo curioso del dato es que se trató de un enero atípico: tanto las exportaciones como las importaciones fueron las máximas registradas para el mes, al menos desde 2003 a la fecha. Nuevamente, el balance negativo no genera síntomas mientras el dólar esté quieto y haya dólares para pagar los vencimientos.
Pero las alertas cada vez son más. Una de ellas viene del lado del turismo. Según INDEC; la cantidad de turistas que salieron del país por vía aérea en enero rozó el último máximo de 2018, con los salarios reales casi 20% por debajo de aquel entonces.
La insistencia en este asunto no encierra ánimos de devaluación, sino de poner sobre la mesa los riesgos que la macro acumula y que, de materializarse algún evento negativo externo o interno, podría gatillar episodios de volatilidad.
Frentes de incertidumbre en el mercado global
La semana pasada, el mercado se había concentrado exclusivamente en la geopolítica, con especial atención a la posibilidad de un alto al fuego entre Rusia y Ucrania.
En Europa, el impacto de un posible cese de hostilidades ya ha sido en gran parte descontado en los mercados, con una caída en los precios del gas y un desempeño superior de las acciones de la Eurozona (+10,4% vs +0,1% del S&P 500 enlo que va del año).
Sin embargo, esta semana volvió a tener condimentos para todos los gustos, con el foco puesto nuevamente en las disputas comerciales, los riesgos inflacionarios y la política monetaria.
Por empezar, a principios de la semana, la encuesta de la Universidad de Michigan mostró que las expectativas de inflación a largo plazo repuntaron notablemente, llegando a los niveles más altos desde 1995 (+3,5% promedio anual en los próximos 10 años). Esto complica el panorama para la Reserva Federal y reduce la posibilidad de recortes en las tasas de interés.
En el ámbito comercial, los mercados reaccionaron negativamente ante señales contradictorias de Trump respecto de las tarifas, levantando dudas respecto de cuándo entrarán en efecto y qué industrias serán afectadas. Indicó que las tarifas de 25% a Canadá y México se aplicarán desde el 2 de abril, pero uno de sus asesores aseguró que el deadline es el 4 de marzo.
Por ello, el índice de volatilidad implícita (VIX) hizo máximos en el año el martes, cuando llegó a tocar niveles de casi 20 puntos y las acciones de TSLA, la consideradas un indicador de confianza de mercado ante nueva administración Trump, se desplomaron casi 10% el martes, terminando la semana casi 20% abajo.
Por su parte, las presiones para restringir la venta de semiconductores y la aplicación de tarifas a China, generó caídas en los mercados bursátiles del gigante asiático, que termina la semana-1,7%.
Asimismo, la especulación en torno a un posible "Mar-a-Lago Accord" acuerdo para debilitar deliberadamente el dólar contribuyó a generar incertidumbre sobre la estabilidad de los activos estadounidenses.
En este contexto, la Reserva Federal, a través de declaraciones del Presidente de la Fed de Richmond (Barkin), mantuvo un tono restrictivo, enfatizando la necesidad de disciplina en la lucha contra la inflación. Al mismo tiempo, el índice de confianza del consumidor cayó por tercer mes consecutivo, reforzando temores sobre una desaceleración económica. De cualquier manera, el DXY cerró sin grandes cambios.
Nada de este sentimiento negativo pudo ser revertido con la noticia corporativa más importante de las últimas semanas: el balance del gigante Nvidia. Aunque sus resultados financieros fueron sólidos, los inversionistas reaccionaron con cautela.
A pesar de superar las expectativas de ingresos y beneficios, la empresa proyectó un crecimiento menor al de trimestres anteriores, sugiriendo una posible desaceleración en la demanda de chips de IA.
Además, las ventas en algunas divisiones clave quedaron por debajo de lo esperado, lo que generó dudas sobre la sostenibilidad de su crecimiento. Las acciones de NVDAterminan la semana casi 15% abajo.
En resumen, los mercados adoptaron una postura defensiva estos últimos días. La tasa del bono del Tesoro a 10 años cayó desde 4,45% a 4,25%, reflejando una mayor demanda por activos refugio, incluso a pesar de la disparada en las expectativas de inflación.
Los índices bursátiles estadounidenses cerraron con pérdidas semanales: el S&P 500 cayó más de 4%, el Nasdaq perdió más de 7%, mientras que el Dow Jones perdió un más modesto 1,5%.
En general, el apetito por riesgo siguió disminuyendo, con inversores preocupados por la inflación, la política comercial de EE.UU. y la incertidumbre geopolítica.
Fuente: Dinámica | Economía y Estrategia Consultora dedicada al análisis económico y asesoramiento en gestión de PyMEs