El titular de la División Canes, Daniel Altamirano, visitó la redacción de Primera Línea para explicar de qué se trata el trabajo que hacen en esta área tan particular de la fuerza policial de la provincia del Chaco.
Daniel Altamirano, Jefe de División Canes, compartió el espacio con los oficiales Oficial ayudante Quiñoñes, Sargento Verón con su can Luna, Sargento Ayudante Sánchez con su can Tigre, Cabo Luketich con su can Aker y agente López con su can Aquiles, un perro muy especial ya que está en etapa de aprendizaje.
Según la cronología que un can lleva en esta división, Altamirano explica que “los canes desde su nacimiento, aproximadamente 45 ó 50 días, se los prepara para el adiestramiento y genera un vínculo con su guía. Los canes responden a una persona y es un honor para el oficial llevarse a su can cuando ya están grandes y en época de retiro”. En cuanto a su dieta y cuidado, los perros tienen “un veterinario y una dieta especial. Se le da de comer 2 veces por día cuando son grandes, y 4 veces cuando son cachorros. No sólo se alimentan de alimentos balanceados sino de comida”.
Las divisiones para procedimientos son de seguridad, que es la parte de espectáculos públicos, exhibición, canchas, manifestaciones. El área de narcóticos, que se trabaja en conjunto con drogas peligrosas e investigaciones, policía general caminera. El área de rastros que busca personas desaparecidas.
El cabo Lutekich explica que ellos son “perros normales sólo esperan la orden para activarlos. Cuando llegan a una edad adulta, se los da a los guías para que lo lleven a su casa. Mayormente se hace eso por el cariño que se lo toma el guía con el can. Normalmente es el guía el que pide para llevárselo porque estuvo desde chico con el perro”.
Para la detección de sustancias peligrosas, existen dos tipos de perros. “Aker por ejemplo, es un perro que rasca, a eso se lo llama activo. Un perro pasivo es alguien que cuando encuentra droga, la alerta es que se sienta”, explica el Sargento Sánchez.
En cuanto al lugar donde viven, actualmente hay 23 canes que viven en un cannil donde hay casitas para cada uno, con un guardia que organiza la limpieza, los cuida, y demás. “El mayor tiene 5 años y el más chico tiene 50 días. Por ejemplo, la perra luna vive con su guía en su casa. Cuando se lo llevan a la casa, el perro se relaja y genera mayor vinculo”, continua explicando el jefe Altamirano.
El Mito del consumo de droga en los perros
Según el cabo Luketich, “existe un mito que dice que se lo droga a los perros para que ellos lo descubran en los procedimientos, pero eso no verdad. El can descubre sustancias peligrosas porque crece jugando con el guía y su estimulación es el juego y el premio final que es una pelotita o una salchicha. Se lo vincula a un juego, con un juguete y cuando tiene asimilado ese juego, se le optimiza el olor. El perro tiene una estimulación olfativa mayor que la de un ser humano. La recompensa de él es el juego. Cuando está eufórico es porque sabe que va a trabajar y él reclama su premio. Muchos creen que esa euforia al encontrar la droga es porque se los droga y no es así. Su mayor estimulación es porque cuando encuentran las sustancias peligrosas, serán premiados”.