El ministro de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial, Guillermo Monzón, firmó un acta de compromiso con los vecinos del Barrio Luz y Esperanza, para comenzar allí las tareas de abordaje que incluyen el relevamiento técnico y social para saber en qué condiciones viven las familias. Este trabajo se realiza con diferentes áreas del Gobierno, entes y empresas de servicios públicos.

Este barrio ubicado en la zona este de Resistencia, cuenta con unas 150 familias, que se encuentran en condiciones irregulares desde el punto de vista de la tenencia de la tierra. Sin embargo, en la zona se desarrolló cierta infraestructura y viviendas construidas con el Programa Contra Inundaciones del Banco Mundial.

Monzón destacó que en estos últimos tres años, “gracias al fuerte vínculo con el Concejo Municipal de Resistencia, que nos permite articular políticas de regularización dominial en terrenos municipales y provinciales hemos avanzado en muchos barrios”, y resaltó que “gracias a la política encarada por el gobernador Domingo Peppo y el hecho de contar con los sistemas administrativos que nos permiten regularizar la tierra, tenemos la posibilidad de acercar a los vecinos a su título de propiedad”.

“Algunos viven desde hace 20 años acá y no tienen ninguna documentación oficial que los señale como ocupantes o dueños del lugar, por ello lo primero que vamos a hacer es incluirlos en el Registro Único de Beneficiarios del Hábitat (RUBH), que le va a dar la garantía de ser ocupantes del terreno que habitan y dignidad como ciudadanos”, señaló el Ministro.

Vecinos agradecidos

Mirian Ester Vargas, contó que cuando llegaron a la zona, “el terraplén era feo y casi no se podía pasar y después se fue acomodando, y pusieron ripio”. “Mi esposo trabaja a la mañana y a la tarde venía a construir la vivienda con otros compañeros, después vine yo con mi bebé que tenía 8 meses y ahora tiene 18 años”, indicó.

Laura Vargas, quien hace 20 años que vive en el Barrio, recuerda que cuando llegaron “era todo un monte y cambió mucho. No teníamos calles ni veredas, solo pasillos, eran ranchitos, no existía la canchita de fútbol; se fueron logrando cosas con el tiempo, no fue de un año para otro”.

“Me parece que este trabajo que proponen es muy bueno, que después de muchos años podamos tener un título de propiedad, que se valora mucho”, aseguró.


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