La agencia espacial rusa Roscosmos y la compañía estadounidense Space Adventure lograron ponerse de acuerdo y volverán a llevar a turistas a la Estación Espacial Internacional (EEI) antes de finales de 2021. De esta manera, retomarán una práctica que se había abandonado durante años.

La noticia quedó confirmada por los rusos a través de un comunicado: “El consorcio estatal Roscosmos y la compañía estadounidense Space Adventure firmaron un contrato para realizar vuelos cortos con destino a la Estación Espacial Internacional por parte de dos cosmonautas no profesionales a bordo de una sola nave”.

Obviamente, aquellos que deseen cumplir el sueño de viajar el espacio exterior deberán, además de pagar una importantísima suma que aún no fue divulgada, recibir un entrenamiento intenso y especializado. El primer vuelo turístico, que incluye una breve estancia en la plataforma orbital, tendrá lugar antes de finales de 2021.

Roscosmos recordó que colabora con Space Adventure en el terreno del turismo espacial desde 2001, cuando viajó a la estación el primer turista, Dennis Tito. En esa oportunidad, el excursionista pagó unos 20 millones de dólares a la Agencia Espacial Federal Rusa por el entrenamiento, el viaje y la estancia en la EEI.

En cambio, la NASA puso todo tipo de objeciones y su administrador, Daniel Goldin, lo calificó como “el capricho de un excéntrico”. Pero la firmeza de los rusos, que llegaron a amenazar con abandonar el proyecto de construcción de la ISS, logró allanar el camino. Tito entró en la Estación el 30 de abril de 2001, manejó el sistema de comunicaciones y verificó el equipo de energía del módulo ruso, además de sacar fotos, tomar películas caseras y mirar mucho por las escotillas, como todo buen turista.

Regresó a la Tierra el 6 de mayo de 2001 y, al aterrizar, contó: “Acabo de regresar del paraíso pese a estar agotado, sudoroso y tan débil que no pude salir de la cápsula Soyuz por mi propio pie como sí lo hicieron mis compañeros”.

En total, siete neófitos pisaron el ingenio espacial desde entonces, incluido el multimillonario húngaro Charles Simonyi, que viajó dos veces. El último en disfrutar de la aventura, previo pago de varias decenas de millones de dólares, fue en 2009 el payaso canadiense Guy LaLiberté.

Recientemente, la corporación rusa Energuia, la fabricante de las Soyuz, explicó que la decisión de suspender en su momento el turismo espacial estuvo relacionada con que las naves rusas se convirtieron en el único eslabón entre la Tierra y la plataforma orbital, tras la retirada de los transbordadores estadounidenses. Por ahora, la agencia rusa no comentó cómo serán los pasos a seguir para anotarse en la lista de interesados en viajar, pero se esperan que sean varios millonarios los interesados.


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