Por no encontrar soluciones a la hambruna que padecían los cubanos, el 24 de abril de 1965 Fidel Castro acusó a su ministro de Industria y responsable de la economía nacional, Ernesto Che Guevara, de “no tener los pies sobre la tierra”, y lo echó.

Seis años antes de este humillante despido suyo como ministro, el argentino había sido nombrado nada menos que presidente del Banco Nacional de Cuba, por el Consejo de Ministros.

Una función para la cual la aptitud del barbado guerrillero era nula de nulidad absoluta.
Mientras ocupaba el cargo de jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria, tomó clases de matemáticas y economía con el profesor Salvador Vilaseca.
Esos cursos fueron sus únicos antecedentes para ser designado al frente del Banco Nacional de Cuba.

Su insólito designación al frente de la institución bancaria más importante del país fue comentado de esta manera por Víctor Pérez-Galdós Ortíz, periodista de Radio Rebelde:
“Guevara no era un experto en economía ni nada que se le parezca. Su bagaje curricular en tal sentido era muy pobre.

Llama poderosamente la atención que un hombre de formación médica, sin estudios suficientes como para comprender y manejar el funcionamiento macroeconómico del país, haya sido designado en semejante puesto de responsabilidad a nivel nacional”.

Pero la propaganda oficial del régimen cubano se ocuparía después de publicitarlo como un “impulsor de importantes medidas en materia económica, las cuales marcaron a fuego el proceso de construcción de la República Socialista”.

El cargo de ministro de Industrias, que también era de Economía, lo venía ostentando desde el 23 de enero de 1961.

Asumió como tal cuando la ayuda soviética a cambio de permitir la instalación de misiles nucleares rusos en la isla ya era cosa del pasado, y en momentos en que el bloqueo norteamericano ya provocaba racionamientos de alimentos.

Entrevista con Frondizi

En su carácter de ministro, en agosto de 1961 vino a Punta del Este para participar de la Conferencia Económica Interamericana organizada por la OEA para analizar el programa norteamericano de ayuda a América Latina denominada “Alianza para el Progreso”, del cual Cuba había sido dejada de lado.

De allí cruzó a Buenos Aires para una entrevista secreta con el presidente Arturo Frondizi. Lo hizo en el taxi aéreo “Bonanza”, matrícula 439, identificado con las iniciales CX-A-KP, conducido por el piloto Tomás Cantori.

Frondizi reveló después que hablaron “de la posibilidad de elaborar algún tipo de convivencia con Estados Unidos”, como asimismo de “buscar, en la medida de lo posible, alguna salida al aislamiento” que sufría la isla caribeña.

En su entrevista con Frondizi el Che amenazó que, si no se conseguía un entendimiento con Estados Unidos y a la vez no se lograba la permanencia de Cuba en la OEA “pasaremos a integrar el sistema del Pacto de Varsovia”.

Esto último, fue lo que finalmente sucedió.

En ese mismo avión privado, el Che regresó al Uruguay, donde el 17 de agosto de 1961se firmó la Carta de Punta del Este. Los representantes de Estados Unidos dejaron sentado que la isla no recibiría ningún tipo de ayuda norteamericana mientras mantuviera su vinculación con la Unión Soviética.

Roces con los Castro

La crisis entre Fidel Castro, Raúl Castro y el Che, los tres máximos dirigentes de la revolución cubana, estalló en 1964.

Según Daniel Alarcón Ramírez, quien en ese momento era custodio del Che y después lo seguiría hasta Bolivia, hubo una tensa reunión donde se dijeron de todo.

Raúl Castro le dijo tres veces “estúpido” al Che, y Fidel no abrió la boca para defenderlo. El argentino entonces se retiró con un portazo. Al rato, por esa acalorada discusión, sufrió un ataque de asma, algo que era muy frecuente en él.

En abril de 1965 la situación económica cubana hizo eclosión. En cuatro años de gestión económica e industrial, el Che no había logrado encontrar una industria alternativa de la caña de azúcar para contrarrestar el bloqueo norteamericano, que asfixiaba más que nunca.

Su “Plan Cuatrimestral de la Era Revolucionaria” era, a todas luces, un fracaso, y había hambre en la isla.

A través de cartillas de racionamiento, el gobierno racionaba el consumo de leche, huevos y verduras. La tabla de racionamiento permitía un consumo de sólo 18 kilos de alimento por año y por persona.

El 24 de abril de 1965, Fidel dijo basta. “Un revolucionario debe pisar en firme y vivir las realidades de nuestros problemas económicos. No se puede vivir en las nubes. Hay que vivir en la tierra”, declaró. Y echó a su ministro.

¿Dónde está el piloto?

Con el orgullo herido de muerte por su despido, el argentino hasta renunció a la ciudadanía cubana, y desapareció. Por un tiempo, nadie supo más nada de él.

La falta de información oficial hizo correr variados rumores al respecto: que murió durante una pelea con Fidel, que estaba combatiendo en Santo Domingo (que en esos días estaba en guerra civil), que andaba por África, y cosas por el estilo. Después, se supo que estaba en el Congo.

El 3 de octubre de 1965, Fidel anunció que el Che ya no integraba el Comité Central del Partido Comunista.

Leyó una supuesta carta de despedida que el argentino supuestamente había dejado al abandonar la isla, en la cual le decía que se marchaba en busca de “otros campos de lucha”.

Pronto, se incluyó en su biografía este texto: “Su inquietud de revolucionario profesional lo hizo abandonar Cuba en secreto en 1965 y marchar al Congo, donde luchó en apoyo del movimiento revolucionario en marcha, convencido de que sólo la acción insurreccional armada es eficaz contra el imperialismo”.
Su posterior final, en Bolivia, es conocido por todos.


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