Los USD 15.000 millones que Javier Milei dijo que precisa para abrir el cepo cambiario no quedaron solo en una declaración.

El equipo económico está en negociaciones avanzadas para aproximarse a esa cifra, que espera para conseguir para mediados de año de distintas fuentes. Mientras tanto, la decisión es no arriesgar con una liberalización apresurada que implique presión sobre el dólar, justo en el momento en el que la tranquilidad en ese frente es total.

Se está trabajando en varios frentes simultáneos para llegar a esa cifra mágica, pero por estas horas los funcionarios encargados de negociar son optimistas de llegar al objetivo. El FMI aparece primero en la lista.

El Presidente y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, estuvieron reunidos la semana pasada por espacio de dos horas con el director del departamento occidental del organismo, Rodrigo Valdés, en el marco de su visita a Buenos Aires invitado a participar en una conferencia empresaria.

Todos coincidieron en que el cumplimiento de las metas del primer trimestre están sobrecumplidos, tanto en concepto de evolución de las cuentas públicas como de acumulación de reservas.

Pero lo más importante es la negociación que se viene con el organismo. El objetivo del Gobierno y que ya está en conversaciones preliminares, es conseguir fondos frescos por USD 5.000 millones con el organismo, en el marco de un nuevo acuerdo de largo plazo.

En Casa Rosada creen que no es tan complicado lograrlo, considerando los avances que se lograron en los primeros meses de la nueva gestión. Y no sería improbable que el organismo realice un desembolso inicial como muestra de buena voluntad para apoyar el plan de Milei. Ya lo hizo en otras oportunidades con Argentina y con otros países que suscriben acuerdos de facilidades extendidas, que son a 36 meses como mínimo.

En forma paralela, se están negociando otros USD 5.000 millones para recibir un préstamo bilateral de otro país. Existen algunos antecedentes en este sentido.

Por ejemplo, España desembolsó USD 1.000 millones a favor de la Argentina para reforzar el “blindaje” que puso en marcha Fernando de la Rúa en el año 2000. Otro antecedente es el megapréstamo de Estados Unidos a México en medio de la crisis del Tequila.

El swap de monedas de China con Argentina también podría enmarcarse dentro de este tipo de ayudas, aunque reviste características particulares. Lo cierto es que al menos USD 5.000 millones fueron “gatillados” el año pasado por el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, que consiguió así recuperar reservas líquidas aunque de manera momentánea.

Incluso en el último tramo de gestión del gobierno anterior, Massa consiguió una suerte de préstamo puente del fondo soberano de Qatar por USD 750 millones para pagarle una deuda al FMI. A las pocas semanas el organismo volvió a desembolsar y la Argentina repagó aquel crédito.

Los USD 5.000 millones restantes se están tratando de conseguir de hedge fund, es decir fondos de inversión internacionales que realizan apuestas de riesgo. Hace por lo menos tres semanas que hay conversaciones con varios de ellos y el objetivo es que sean cinco los que finalmente aporten unos USD 1.000 millones cada uno.

Este tipo de préstamos también tienen varios antecedentes, pero en varias ocasiones se trata de préstamos “contingentes”, es decir que solo son liberados cuando se produce una situación crítica. La paradoja es que cuando llega esa instancia quienes suscribieron esos acuerdos por lo general no quieren desembolsar por la caída de la garantía ofrecida por el país, generalmente bonos en dólares.

Pero ahora lo que hace falta es plata fresca para acumular reservas, por lo que estos fondos deberían desembolsar en la forma de préstamos.

Llegar a un acuerdo no es sencillo, porque el nivel de riesgo país implicaría fijar una tasa del 15% anual en dólares, imposible de aceptar por parte del Gobierno, que pretende pagar no más del 10% anual.

El plan del equipo económico es acelerar la acumulación de reservas, pero al mismo tiempo dejar la base monetaria fija, tal como viene ocurriendo en estos meses.

De esta forma, al momento de liberar el cepo el Gobierno quiere tener un buen volumen de reservas en el Central, pero un reducido volumen de pesos en circulación, lo que achicaría sustancialmente el riesgo de una nueva corrida cambiaria.

Fuente: Infobae


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