Natalie Kunicki estaba disfrutando de un sábado de relax. Junto a un amigo estaba viendo una película y necesitó hacerse sonar el cuello para aliviar una contractura. Sin embargo, nunca imaginó que un movimiento tan común podía ocasionarle un ACV.

La joven, de 23 años, oriunda de Australia pero que vive en Londres, se dio cuenta que el crujido de sus huesos no había sido normal pero decidió minimizar la sensación y continuar con su plan. Pero como era paramédica, pensó que no había sido tan importante como para llamar a la emergencia.

Sin embargo, minutos más tarde, quiso ir al baño, pero una de las piernas se le quedó paralizada e hizo que se desplomara al piso. De inmediato, su amigo llamó a la ambulancia, la cual la trasladó hacia el hospital.

Allí le explicaron que al mover el cuello, le estalló una arteria vertebral que le ocasionó un coagulo y un posterior derrame.

Pasó casi un mes en el hospital tratando de recuperar el movimiento en su pierna, en el hombro y en la mano. Hoy, aún sigue en recuperación y los médicos le pronosticaron que quizás este proceso pueda demorar entre 6 a 12 meses.


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