Se trata de Felipe Osiadacz y Fernando Candia, dos amigos de 27 y 30 años. Los dos viajeros chilenos se conocieron en Nueva Zelanda y decidieron viajar a Malasia, allí terminaron presos y ahora esperan la condena que podría ser fatal.

Según explicaron los familiares de los jóvenes, un malayo los abordó mientras estaba recorriendo una de las ciudades, les pidió dinero y ellos se lo negaron. En ese momento, la situación se volvió tensa porque la persona que los encaró intentó lastimarlos.

En el forcejeo, los jóvenes pudieron contener e inmovilizar al agresor, pero –según el relato- el hombre sufrió un paro cardíaco y murió. A partir de ese momento todo empeoró para los chilenos. Desde ese mismo momento están detenidos en Sungai Buloh, una cárcel de Kuala Lumpur y no tienen contacto con las familias desde hace mucho tiempo.

La primera charla telefónica se dio hace pocas semanas, luego de meses de estar encerrados sin poder comunicarse con los amigos o familiares. El tema ya llego a convertirse en una disputa entre cancilleres de ambos países porque, desde Chile, reclaman un juicio justo.

El diario chileno La Tercera explicó que, en Malasia, no hay diferencia entre "cuasidelito de homicidio" y un acto de homicido premeditado. Por eso, desde algunos sectores, sostienen que por estos escasos puede haber una condena de muerte.

El antecedente es el de Eduardo Parada, de 30 años, que fue detenido por tráfico de drogas y fue condenado a la horca. El pedido de los familiares de los jóvenes es que el presidente chileno tenga diálogo directo con el Rey de Malasia para modificar esta situación.


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