No puedes respirar y no puedes moverte, como a mí me gusta”. Así le dijo Warren Martin Coulton a su pareja Claire Wright horas antes de que ella muriera asfixiada.

En un arriesgado juego sexual con alcohol y drogas, la mujer llevó las de perder, porque se encontraba atada de manos y con una media en la boca que le impidió respirar. Estaban tan borrachos y drogados, que Warren, de 52 años, no supo que Claire, de 38, estaba muriendo.

Al día siguiente encontró el cadáver. Pero lejos de reportar su muerte, el hombre actuó con pasmosa sangre fría y la dejó abandonada en un hotel de Gales del Norte, en Inglaterra, informaron medios locales.

Aunque el hecho ocurrió en el año 2008, esta semana terminó el juicio que culpó a Warren de homicidio involuntario. El hombre pagará seis años de cárcel por la muerte de la madre de dos hijos.

El encuentro incluyó brandy, vodka, cocaína y éxtasis. Todo marchaba como ellos querían hasta que Claire fue inmovilizada con un calcetín en la boca. Warren se durmió, la mujer se quedó agonizando, vestida con un traje rojo de gato y atada de pies y manos.

El juez Simon Picken, antes de emitir la condena de prisión, le dijo: “De cualquier manera, fuiste groseramente negligente”.


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