Cada 31 de mayo se conmemora el día Mundial sin Tabaco, una fecha instituida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para promover la toma de conciencia sobre los efectos nocivos y letales del consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco ajeno.

La Fundación Cardiológica Argentina se suma a esta iniciativa para alertar sobre un nuevo flagelo relacionado con el tabaco: el consumo masivo de cigarrillos electrónicos por parte de adolescentes y adultos jóvenes. También, advierte sobre el rol del vapeador pasivo, con un potencial daño bastante similar al vapeador activo, por lo que llama a que se prohíba la práctica en todo recinto cerrado.

La Cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo muestra que en nuestro país el 1,1% de la población manifiesta haber consumido cigarrillo electrónico alguna vez en su vida. Pero, este dato significa mucho más que una cifra: por primera vez en Argentina, se contempló al cigarrillo electrónico como un factor de riesgo, al igual que la hipertensión arterial, el sedentarismo, el tabaco, el sobrepeso, la obesidad, entre otros.

El cigarrillo electrónico se ha convertido en un fenómeno entre los jóvenes en la actualidad. En Estados Unidos,desde 2014 su consumo es mayor al del cigarrillo industrial en estudiantes secundarios y universitarios; y para 2018 más de 3,6 millones de estudiantes refirieron estar usando cigarrillos electrónicos. En nuestro país, datos epidemiológicos aportados por el sexto estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas en población de 12 a 65 años, realizado en 2017 por la Sedronar, determinaron que el 4,5% de los encuestados ha usado cigarrillo electrónico alguna vez en su vida.

Lamentablemente, las empresas fabricantes de los cigarrillos electrónicos despliegan las más amplias estrategias para llegar a su público objetivo, una de ellas es contratar influencers para que realicen promoción de sus productos en las distintas redes sociales.

Pero también, tal como lo detalla un reciente artículo de The New York Times, sus negociados llegan hasta las más altas esferas del poder y en muchos estados de EEUU han llegado a negociar con los representantes de la misma manera que sucedió en su momento con el cigarrillo industrial.

El efecto de la nicotina
Para entender de qué estamos hablando, el “repuesto” del cigarrillo electrónico más vendido en Estados Unidos tiene la misma cantidad de nicotina que un paquete de cigarrillos industriales. Estos dispositivos son capaces de liberarla mucho más rápidamente, lográndose un pico precoz de la nicotina en el organismo.

En Argentina, la venta de estos cigarrillos y sus accesorios está prohibida por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) desde 2011 y dicha prohibición fue confirmada en 2016. Mientras que en Estados Unidos la Food and Drugs Administration (FDA) está en una firme campaña para limitar la promoción y la venta de estos productos a los menores.

El vapeo en jóvenes rápidamente se está convirtiendo en un problema de salud mental y está siendo analizado por especialistas psiquiátricos. En la Universidad del Sur de California los especialistas hablan de cambios adictivos y de alteraciones en el funcionamiento cerebral.

El cerebro del adolescente es mucho más vulnerable a los efectos adictivos de la nicotina. Los circuitos del placer y la búsqueda de nuevas experiencias se desarrollan más rápidamente que los circuitos que promueven las decisiones, el control de los impulsos y el pensamiento racional.

Un reciente comunicado de la FDA informó que dado el gran daño que produce la nicotina, ningún joven o adulto joven debería consumirla en ninguna de sus formas. Aún para los adultos, el cigarrillo electrónico no se considera una alternativa “saludable” al cigarrillo industrial. Es claro el potencial efecto cancerígeno para los pulmones y toda la vía aérea, y también podría producir convulsiones.

La FDA comenzó en julio de 2018 un plan para intentar limitar e incluso evitar la utilización de cualquier producto de los llamados sistemas liberadores de nicotina en cualquiera de sus formas, especialmente el cigarrillo electrónico conocido como JUUL. Una de las medidas más importantes es prohibir la venta de estos productos a menores (también las ventas online).

Se han iniciado más de 17.000 juicios civiles por venta de productos relacionados al tabaco a menores. Se han puesto en contacto con las empresas de venta online para que limiten sus catálogos y sus ventas a los menores.

La FDA se ha contactado con las empresas fabricantes para hacerles saber estas medidas y solicitar información sobre toxicidad y efectos de sus productos. De la misma manera, se intimará a aquellas empresas que estén engañando con sus estrategias de consumo y marketing a los jóvenes.

Por todo esto, desde la Fundación Cardiológica Argentina reafirmamos nuestra responsabilidad en dar a conocer esta problemática y fomentar todas aquellas campañas que desalienten el consumo de productos relacionados con el tabaco como los cigarrillos electrónicos.

Se entiende la posibilidad de utilización de los cigarrillos electrónicos en los tratamientos de cesación tabáquica, como ha demostrado el grupo de la University College de Londres. Pero, combatimos enérgicamente el acceso de los adolescentes y adultos jóvenes a estos productos como primer contacto con derivados del tabaco.


COMPARTIR