lunes 15 de septiembre, 2025

La hija italiana de Perón

Por Vidal Mario - Autor del libro “Jorge Antonio”, entre otros

15 de septiembre 2025

Martha Susana Holgado fue un dolor de cabeza para “Isabelita” desde que en 1993 comenzó a decir que Perón era su padre y fue a los tribunales para demostrarlo.

Afirmaba que su verdadero nombre era Lucía Virginia Perón y que era producto de un amor prohibido entre su madre, Cecilia Demarchi, y Perón, cuando ella estaba separada de su marido y él estaba casado con su primera mujer, Aurelia Tizón.

En el 2005, los contundentes resultados de un ADN certificaron que en realidad era hija legítima del matrimonio conformado por Luís Holgado con Cecilia Demarchi.

Hasta que murió de cáncer en junio de 2007, ella siguió asegurando que era hija de Perón.

Esa no era hija suya. Sin embargo, Perón sí tuvo una hija nacida en Italia en 1941, fruto de una relación de dos años con una joven romana llamada Giovanna Dei Fiori.

Amor a la italiana

El mismo año que enviudó (1938) el entonces capitán Juan Domingo Perón fue comisionado por el Ejército a Europa, donde ya se venía armando una tormenta de guerra.

Hasta 1941, siguiendo instrucciones del ministro de Guerra, general Carlos Márquez, se dedicó a estudiar todo lo relacionado con el nazismo de Adolfo Hitler, el fascismo de Benito Mussolini, y el fascismo español de Francisco Franco.

También se dio tiempo para el amor, como novio de la señorita Giovanna Dei Fiori, que vivía con su familia en Roma.

En 1941, terminada su misión por Italia y España, preparó su regreso a Buenos Aires.

Pero se quedó varado en Barcelona durante varios meses (acompañado de su novia italiana), a la espera de un barco de bandera neutral que diera seguridades de no ser atacado por los submarinos alemanes que infectaban las aguas del Atlántico.

Finalmente, tuvo que viajar desde Lisboa en el buque neutral sueco “Serpa Pintos”. Ascendido a coronel, lo enviaron a Mendoza como director del Centro de Instrucción de Montaña.

Este nuevo destino en realidad fue un castigo que se le aplicó por otros motivos ajenos a esta historia.

En 1942, fundó con otros oficiales el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), que un año después derrocaría al presidente Castillo.

Fue por aquellos mismos tiempos que recibió una carta de Giovanna enviada desde Barcelona y fechada en junio de 1941. Le hacía saber, entre otras cosas, que tendría un hijo de ambos.

Poco y nada se podía hacer desde Buenos Aires. La guerra ya se había expandido por toda Europa, la tragedia ya era total, y España, que recién estaba saliendo de su terrible guerra civil, era un caos.

Nunca supo más nada de ella.

La búsqueda

Pero siempre tuvo en mente que en Europa tenía un hijo, o una hija.

Veinticinco años después de aquella carta, cuando ya vivía en Madrid pidió a su amigo Jorge Antonio viajar a Barcelona y tratar de localizar a la madre y a su hijo.

Aunque fue una búsqueda infructuosa, encontró una pista que lo llevó a un convento de clausura que había (tal vez exista todavía) a unos kilómetros al norte de Roma. Era un lugar que para un seglar como él la entrada estaba vedada.

En el Vaticano vivía y ejercía el cargo de Canciller Apostólico el ex arzobispo de Buenos Aires y viejo amigo de Perón y de Jorge Antonio, monseñor Santiago Luís Copello.

El empresario fue a pedir ayuda a dicho cardenal, y ambos fueron hasta el referido convento que, ante la presencia de Su Eminencia, abrió sus puertas y sus archivos.

Revisando los registros, encontraron que en el año 1941 una señorita llamada Giovanna Dei Fiori había entrado allí embarazada, y que había dado a luz una niña.

También estaba registrado que pocos días después del parto madre e hija abandonaron el convento.

Ya en Madrid, Jorge Antonio le informó a su jefe de todo cuanto hizo, pero que su gestión no había tenido éxito.

“Su gestión no ha sido en vano. Ahora sé que tengo una hija italiana”, le respondió Perón.

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