Finalmente, el acuerdo financiero con Estados Unidos se hizo público. El Secretario del Tesoro estadounidense, Bessent, comunicó vía “X” que brindarán un Swap de monedas a la Argentina por hasta USD 20.000 M (una operación calcada de la que tenemos con China desde 2009). Pero el anuncio no quedó ahí, sino que dejó otra perlita.
En el mismo acto, Bessent confirmó que el Tesoro “yankee” vendió dólares en el mercado de cambios local, en una operación inédita en toda la historia de EE.UU. Supo comprar yenes y euros (hace 25 años), pero jamás una moneda emergente.
Si bien la operación parece haber sido más testimonial que otra cosa (USD 24 M, contra los USD 250 M que se especulaba en el mercado), sirvió para afianzar la creencia de que el “whatever it takes” va en serio.
Para no correr el arco e ir al tema de fondo, creemos que la pax cambiaria está garantizada hasta las elecciones. Aun cuando el BCRA tenga que vender reservas, su poder de fuego inmediato creció exponencialmente
Ahora bien, entendemos que la evaluación de este acuerdo con Estados Unidos y el aprovechamiento de este salvataje deben tener una mirada que se escape de la aventura electoral del oficialismo.
Al Swap se podría sumar alguna otra medida por parte del gobierno de Trump, algo de lo que nos enteraremos el martes cuando Milei se reúna para estrechar su mano en el Salón Oval. Aquí creemos que podría anunciarse formalmente un proyecto de tratado de libre comercio, un programa de compra de deuda argentina, planes de inversión de empresas estadounidenses en la Argentina o una combinación. El anuncio de OpenAI (desarrollador de ChatGPT) de una inversión de USD25.000 M en la Argentina es un preludio.
Si la limosna es grande, hasta el santo desconfía. ¿Qué hay detrás de tal interés de Estados Unidos por apalancar a Milei? La respuesta es unívoca: China.
Como veremos en la sección internacional, la guerra comercial abrió otro capítulo y los fundamentos subyacentes y de fondo de este enfrentamiento empiezan a tomar más relevancia. La disputa no es comercial ni mucho menos cultural; es por el control del desarrollo tecnológico de las próximas décadas.
Argentina es una fuente inagotable de recursos naturales y la actual situación de debilidad financiera le permitió a Trump volar de un plumazo la potencial influencia de Xi Jinping sobre nuestro país vía el Swap “made in China”.
No hablamos ni sostenemos la teoría del saqueo ni mucho menos. La oportunidad de aprovechar este movimiento geopolítico es enorme. Pero ignorar que nuestro salvataje es parte de algo mucho más grande y que nos excede sería, citando al prócer liberal Hayek, un acto de arrogancia fatal.
Todo conduce al post-26O, con un oficialismo golpeado por la renuncia de Espert. Acá queremos ser claros y marcar nuestra posición. Si los dólares se utilizan para "blindar" un peso fuerte y reestablecer un régimen cambiario rígido, no hay pampa húmeda ni vaca muerta que nos vaya a alejar de un déficit de cuenta corriente el año próximo ni en 2027. Acumular reservas es fundamental para que la argentina pueda pensar en un programa sostenible. Y el atraso cambiario es el verdadero enemigo.
SECCIÓN NACIONAL
LA INFLACIÓN SE ACELERÓ EN SEPTIEMBRE, PERO MENOS DE LO ESPERADO
El IPC de CABA subió 2,2% en septiembre, una reaceleración moderada frente a agosto (1,6%) pero todavía cerca del promedio del 2º trimestre (2,0%). Con un tipo de cambio promedio +5% en agosto y +5% en septiembre, el pass-through fue acotado: Bienes 2,3% y Servicios 2,1%. En otras palabras, la nominalidad se mantuvo contenida pese a dos meses seguidos de corrección cambiaria.
La inflación núcleo fue del 2,2%, alineada con el nivel general; Regulados 2,1% y Estacionales 2,6%. Por divisiones, se destacaron Transporte 3,5% (combustibles/aéreos), Vivienda 2,4% (alquileres/expensas) y Recreación y cultura 3,1%. Alimentos y bebidas quedó en 2,0%, con subas algo más visibles en frutas y verduras y un ritmo más parejo en panificados.
La dispersión por rubros volvió a acotarse: Indumentaria 2,2% rebotó tras dos meses débiles; Información y comunicación 1,8%, Educación 1,9% y Seguros y servicios financieros 1,5% se movieron en torno de la media; Restaurantes y hoteles 1,0% mostró alivio luego del pico de julio. Ese patrón —menos “outliers” y más rubros alrededor de 2%— es consistente con un anclaje de expectativas y con un traspaso cambiario que no rompe la dinámica mensual.
Que la núcleo se mantenga cerca del 2% es condición necesaria para consolidar el sendero. Haber aminorado las expectativas de devaluación —con ayuda del Swap con EE.UU.— fue clave; el riesgo era arrancar octubre en 3–4% y reabrir la inercia. Mantener contenidas las expectativas cambiarias y calibrar regulados será lo que defina si esta nominalidad de “dos y algo” se sostiene en el último tramo del año.
LA SEMANA FINANCIERA “RESCATADA”
El anuncio del Swap con EE.UU. y la confirmación de que el Tesoro estadounidense vendió dólares en el mercado local cambiaron el tono de la semana. No fue el monto (según el propio Tesoro, USD 24 M), fue la señal: presencia y apoyo externo que ayudaron a enfriar la tensión inmediata en el tipo de cambio.
Antes, contextualicemos. Venimos de semanas de mucha presión, con mercados dispuestos a testear la banda superior y episodios repetidos de venta de dólares por parte del Tesoro, que lo llevaron a desprenderse de casi todos los dólares acumulados del campo en poco más de una semana.
La reacción se vio rápido y cedieron los dólares financieros, el S&P Merval en dólares llegó a ganar cerca de 12% en la semana y el riesgo país bajó fuerte hasta 932 puntos básicos.
El viernes feriado el clima global se enrareció por la nueva disputa entre Trump y China y los ADR’s cayeron fuerte (-6% en promedio), mientras que los bonos en dólares retrocedieron cerca de 0,5%. Los dólares financieros operados vía ADR se alinearon en la zona de $1.440/$1.450 (MEP y CCL), dejando una brecha prácticamente nula.
En cuanto a la curva de pesos, las letras tuvieron un fuerte impulso y continuaron comprimiendo tasa: el tramo corto se acomodó cerca de 4,3% efectivo mensual para octubre y 3,5%/3,8% de diciembre en adelante. Estos rendimientos siguen siendo exigentes en términos reales, pero muestran con claridad que la menor incertidumbre se refleja inmediatamente en un alivio de tasas.
Quedan 10 largas ruedas hasta las elecciones legislativas.
INDUSTRIA Y CONSTRUCCIÓN: ALIVIO PUNTUAL, CLIMA DE FONDO AÚN FRÍO
Tras varios trimestres exigentes, ambos sectores llegan golpeados. En resumen, la industria (IPI) produce 3,5% menos que en dic-24 y la construcción (ISAC) se ubica en niveles similares a fines de 2024; si miramos el último pico (sep-23), la brecha se amplía a −8,3% y −23,1%, respectivamente. El punto de actual es de capacidad ociosa alta y demanda interna sin tracción suficiente.
Agosto mostró un respiro en los dos frentes productivos, pero creemos que requiere de un análisis un poco más detallado.
El IPI avanzó +0,6% m/m, aunque la tendencia-ciclo volvió a ceder (−0,5%), señal de que el pulso subyacente sigue débil. La mejora se explicó por ramas con alta volatilidad: automotores y otros equipos de transporte (+4,3%) y alimentos y bebidas (+2,1%). Acompañaron, con subas más moderadas, refinación/químicos/caucho/plástico (+0,5%) y textiles (+0,5%). Del otro lado, persistieron caídas en productos de metal/maquinaria y equipo (−2,7%), otros equipos e instrumentos (−2,4%), madera/papel (−0,4%) y minerales no metálicos/metálicas básicas (−0,1%). Un rebote parcial y heterogéneo.
En cuanto a la construcción, el ISAC subió 0,5% m/m pero la tendencia-ciclo cayó 1,0%, confirmando que el alivio fue más estadístico que tendencial. Por insumos, el mes mostró picos de demanda de asfalto, propios del período electoral: el Gobierno nacional sostiene el ajuste, pero los gobernadores juegan y se nota. Se observaron mejoras puntuales en materiales vinculados a obras específicas (por ejemplo, hormigón elaborado, mosaicos, artículos sanitarios), a la par de debilidades en insumos “de obra fina” (ladrillos huecos, placas de yeso). El mix luce a decisiones de gasto particulares por un reajuste del tipo de cambio más que a un cambio de ciclo.
¿Por qué hablamos de clima de fondo frío? El relevamiento de expectativas que hace el propio INDEC muestra, a pesar de la mejora de agosto, un deterioro de lo que las empresas esperan para los próximos tres meses.
En la construcción, el año arrancó con balance positivo —más empresas esperando aumentar que caer— y terminó dando vuelta el signo: hoy predominan las que prevén contracción (balance negativo de 20,3%). En la industria, el humor empezó en rojo y se mantiene débil, con un leve corrimiento de quienes esperan que la actividad crezca, pero todavía con una aceleración mayor de las respuestas que anticipan una baja.
En ese marco, el avance de agosto luce más “estadístico” que señal de giro.
SECCIÓN INTERNACIONAL
GUERRA COMERCIAL CAPÍTULO 1.000: ARANCELES VS. MINERALES CRÍTICOS
La guerra comercial entre EE.UU. y China abrió un nuevo capítulo: Pekín movió primero y Washington respondió al día siguiente. China anunció controles de exportación inéditos por alcance—no sólo sobre tierras raras (minerales críticos usados en imanes, motores eléctricos y componentes clave para chips y defensa), sino también sobre las máquinas y el know-how para procesarlas; sobre baterías de alta performance (>300 Wh/kg) y la maquinaria que las fabrica; y sobre diamantes industriales/herramientas de corte para manufactura de precisión.
Ese paquete, que entra en vigor el 8 de noviembre, le da a Pekín palanca sobre tres cadenas críticas a la vez: chips avanzados, vehículos/drones eléctricos y industria de precisión.
Trump replicó con el anuncio de aranceles adicionales del 100% a bienes chinos y controles a la exportación de software sensible, trasladando la disputa del plano técnico al político-comercial en tiempo real.
El mensaje de fondo es geopolítico y transparente: se “arma” la interdependencia. EE.UU. intenta frenar la escalada tecnológica de China; China monetiza su posición como proveedor y procesador dominante. El resultado esperable también es claro: nearshoring, inventarios más altos, capex redundante y una transición energética/digital más cara en Occidente mientras se reconfiguran cadenas.
La reacción de mercado refuerza esa lectura y, comparada con el “Liberation Day” del 2 de abril (cuando se anunciaron aranceles globales), dice mucho de cómo queda posicionado EE.UU.
Aquel día de abril, el S&P 500 subió +0,7%, el Nasdaq cayó −1,96% y el dólar retrocedió −0,4%; ayer, en cambio, el S&P 500 cayó −2,7%, el Nasdaq −3,49%, el dólar bajó −0,6% y el oro subió +1% (vs +0,7% en abril). Traducido: no apareció el refugio clásico en dólares pese al castigo a acciones. El mercado empieza a ver más costo directo para EE.UU.—por insumos encarecidos y cuellos de botella—que para el resto, al menos en esta primera vuelta.
Para Argentina, este movimiento no es lateral. El Swap aprobado por el Tesoro de EE.UU. y la señal de que el país es estratégico por sus “tierras raras” encajan en este tablero: Estados Unidos busca diversificar fuentes “no chinas” de minerales críticos y acercar procesamiento a jurisdicciones amigas. Hay una ventana de oportunidad, pero no es automática: dependerá de subir en la cadena (mid-stream de procesamiento, materiales para cátodos/ánodos), de reglas estables, trazabilidad y estándares ambientales, contenido local que haga viables contratos de abastecimiento de mediano plazo y financiamiento para plantas y certificaciones. A nuestro entender, geología sin tracción industrial no es una estrategia ganadora.
Lo que viene se definirá en la letra chica: cuán estrictas son las licencias chinas (excepciones, tiempos, cupos), cómo queda el paquete final de aranceles/controles de software en Estados Unidos y qué tanto coordinen los aliados.
Mientras tanto, el combo de dólar más débil, oro firme y equity bajo presión es la foto de una economía global que entra en “modo fricción”.
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