Por Jorge Capitanich
El Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) representa un colectivo social que en 32 años de existencia aumenta su participación, su intensidad y el debate en torno a las políticas públicas de género en una sociedad democrática, abierta, plural y cada vez más diversa y heterogénea. Esta diversidad se expresa desde múltiples perspectivas, desde lo sexual hasta lo ideológico pasando por las creencias religiosas.
Esta heterogeneidad social implica aceptar la inexistencia de una hegemonía y al mismo tiempo reconocer al otro, como distinto en el marco de la coexistencia pacífica y civilizada. Este colectivo social que alcanza entre 35000 y 70000 mujeres que desde distintos puntos del país y del exterior vienen a compartir una experiencia para debatir 71 temáticas en 400 talleres durante tres días intensos en diferentes lugares del país demuestra la existencia de un colectivo social que no puede desconocerse.
Pero es en este contexto en donde quiero reafirmar nuestra responsabilidad en el ejercicio de la autoridad municipal. Nosotros no hemos organizado el evento, hemos facilitado las condiciones para atender la demanda de transporte público, de circulación vial, de usos de espacios públicos, de funcionamiento de comercios e industrias y de la actividad normal de recolección de residuos sólidos urbanos del resto de los habitantes y ciudadanos que interactúan en la comunidad.
¿Ustedes se imaginan por un instante que el municipio no cumpla ninguna de estas tareas tan sólo por tres días? Obviamente seríamos insultados con razón por todos los ciudadanos que pagan sus tributos.
Por lo tanto, es preciso destacar que la Comisión Organizadora del 32° ENM la integran mujeres de nuestra provincia que representan este colectivo social, mujeres de carne y hueso que todos los días interactúan en la comunidad. Este ENM es democrático, plural, horizontal, autofinanciado, federal, autoconvocado; esto significa, que no la organiza el Estado ni provincial ni municipal. No la financia el Estado. No decide el Estado. No convoca el Estado. Ni tampoco el Estado decide dónde se hace. Todo se decide en un ámbito democrático, plural, mediante la realización de asambleas con decisiones horizontales.
No comparto como católico las ofensas a nuestra Santa Iglesia. No comparto muchas de las iniciativas que se promueven en el ENM, pero respeto profundamente el encuentro, este colectivo social y también muchas de las críticas a esta sociedad patriarcal y machista.
Existen fundadas razones para compartir las críticas esbozadas en los documentos discutidos en el seno de los talleres, como ser: a) recortes presupuestarios en el Presupuesto Nacional en las políticas de género, b) falta de aplicación efectiva del Programa de Educación Sexual Integral con recortes sistemáticos de presupuesto, c) necesidad de erradicar el sometimiento físico, psicológico, simbólico, sexual, económico y patrimonial.
El incremento sistemático de femicidios llegando a casi 300 casos por año constituye una legítima demanda por parte de este movimiento colectivo para mejorar prácticas y protocolos de prevención y mejorar el alcance y las acciones en materia de políticas públicas.
Por último, quiero expresar que de nuestra parte hemos colaborado con el ENM en aspectos organizativos para albergue en carpas, organización para la ubicación y estacionamiento de colectivos de 544 ómnibus que ingresaron a la provincia con aproximadamente 25000 mujeres, completando cerca de 30.000 por otras vías alternativas de acceso, limpieza de los espacios públicos de la ciudad, cooperación con mujeres voluntarias del municipio y de la Guardia Urbana Comunitaria, baños químicos, y otras cuestiones complementarias.
Desmentimos categóricamente la intención de difundir por redes sociales supuestas compras para el Municipio de Resistencia. Esto es falso de falsedad absoluta.
Y por último, una reflexión sobre ciertos episodios de violencia y extrema radicalización con pintadas en calles, locales comerciales y edificios públicos como así también mi enérgico repudio al ataque de la Catedral de Resistencia. Este grupo minúsculo no puede menoscabar el protagonismo y la movilización masivo del colectivo social y la legitimidad de sus respectivas demandas -algunas de las cuales no comparto- que deben ser respetadas y analizadas a la luz de la evolución social y de la masividad de su reclamo.
Pero estos grupos minúsculos no representan ni el 1 por ciento de la multitud que participó de un modo ejemplar. El 1 por ciento no puede empañar el 99 por ciento restante. No hubo represión policial, ni heridas, ni disturbios de magnitud. Todo transcurrió en paz, aún con la intensidad de reclamos de grupos contrapuestos.
También quiero expresar una posición como católico, creyente y practicante. Dios nos creó hombre y mujer, para procrear y multiplicar, para construir una familia y para que seamos felices. La infinita misericordia del Señor proviene de su amor, el amor abraza y no excluye. Todos los días rezamos: “Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre…. Perdona nuestras ofensas así como también perdonamos a los que nos ofenden”.
He recibido insultos, agravios, injurias de grupos radicalizados de ambos bandos pero me dirijo a mis hermanos católicos: nosotros tenemos que ser diferentes, no responder a la violencia con más violencia, al odio con más odio. Tenemos que seguir el ejemplo de Jesús, de predicar con el amor y nuestra tarea es persuadir, convencer y amar al prójimo respetándolo en su diversidad y opinión.
Me permito recomendar la lectura de Lucas 6.27 “el amor a los enemigos”. “Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla preséntale la otra, al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman ¿qué mérito tienen?
“Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados, perdonen y serán perdonados. Den y se les dará”. Durante el proceso de organización del 32° ENM hemos gestionado un encuentro entre la Comisión Organizadora y la mesa interreligiosa con el objeto de propiciar una cultura del encuentro respetando al otro, promoviendo la participación de los cultos y orando para que todo transcurra sin violencia.
Independientemente de algunos episodios, de algunos excesos, de acciones radicalizadas de grupos específicos que están fuera del espíritu del ENM hemos podido acoger una multitud y organizar un sistema de prevención del funcionamiento de los servicios provinciales y municipales sin incidentes que puedan lamentar heridas, lastimaduras, o dificultades que empañen el evento.
Quiero manifestar el agradecimiento a los trabajadores y trabajadoras municipales por el esfuerzo, y a la comunidad de la ciudad de Resistencia por su acogida pues independientemente de las convicciones de cada persona lo importante es promover la unidad y el respeto en la diversidad.