Por Vidal Mario

Por aquello de que a veces uno siente como propio el triunfo de los amigos, mucho me alegraron dos nombramientos recientemente registrados en el diario Norte.

Se tratan de los de Sergio Schneider, elevado a director, y de Orlando Núñez, a la Jefatura de Redacción, el cargo que durante muchos años prestigiara Eduardo López.

Por cosas que tienen que ver con una historia que se remonta a más de cuarenta años atrás, me alegró de manera especial el caso del nuevo Jefe de Redacción.

Le dije que sentía como propio éste nuevo triunfo suyo. “Más vale, si vos me llevaste a Norte”, me respondió. Y recordamos una historia que en 1978 comenzó en Puerto Tirol.

“Un chico voluntarioso”

Ese año, vino a mi casa del barrio Pueblo Nuevo, a orillas de la laguna Beligoy, el vecino Pity Núñez.
Habíamos sido compañeros de trabajo en el Boletín Oficial de la Provincia, repartición donde trabajé algún tiempo como Corrector, a las órdenes de Carlitos López Piacentini.

Pity, por otra parte, era uno de los dos que –junto con “Rana” Mongelós- en el pueblo tenía un servicio de altoparlantes.

Si no era uno era el otro el que contratado por el municipio difundía los actos patrios o animaba los rabiosos campeonatos barriales de fútbol que entonces se hacían en esa localidad Puerto Tirol y donde más de una vez el trofeo para el campeón era una vaca.

En esa época yo era corrector de pruebas de galera en Norte, a las órdenes de Aledo Luís Meloni. Hacia esa dirección apuntó un pedido que me hizo el vecino y amigo Pity.

Me contó que tenía un hijo, un “chico muy voluntarioso” de 18 años, que quería trabajar.
Me pidió que viera alguna posibilidad de conseguir algo en el diario, que entonces estaba sobre la calle Pirovano, hoy Don Bosco.

A veces todos los planetas se ponen en fila para bien: hablé de tema con Aledo justo cuando uno de los correctores, un policía de apellido Fanti, notificaba su renuncia.

Aledo me pidió que viniera al día siguiente con “mi candidato”, para una entrevista.
Así lo hice. Recuerdo que la entrevista habrá durado menos de un minuto. Únicamente consistió en esta pregunta: “¿De qué cuadro sos?”. “De Boca, señor”, respondió el chico. “¡El puesto es tuyo!”, fue la contundente respuesta del poeta.

Así fue el ingreso de Orlando Núñez a Norte. Sigo teniendo por cierto que consiguió el trabajo no porque yo lo trajera, o porque era taninero, sino en mérito a que era bostero.

Lo que vino después

Como me había sucedido a mí, después él también saltó a la Redacción, y en forma paralela durante unos diez años integró el equipo informativo de la ex Radio Chaco.

También escribía en el ya desaparecido semanario, Los 90, revista dirigida primero por César Hermosilla Spaak y luego por mí.

Como correspondía a sus méritos, en el diario fue escalando posiciones: jefe de Corresponsalías y Secretario de Redacción.

Todo ello sin olvidar que también tuvo una intensa labor gremial que lo llevó incluso a conducir entre los años 2000 al 2007 el Sindicato de Prensa del Chaco.

Lástima que Pity Núñez hace ya ha fallecido. Hubiera estado muy orgulloso de su hijo, el periodista.


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