• Animados por el Espíritu

Hoy, la propuesta de las lecturas nos enseña sobre la marcha de la Iglesia y cómo el Espíritu Santo pasa a ser el protagonista principal de ese acontecimiento. Esos primeros cristianos sentían un dinamismo interior y daban espacio al discernimiento comunitario para orientar sus vidas. Quedaba cada vez más claro, la Iglesia no era una asociación simplemente humana y con fines solamente terrenos, sino que hacían espacio para que el Espíritu actúe en ellos, como bien lo expresa el libro de los Hechos: “El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, (…).”

Este momento, representó un efecto muy importante para ellos, al permitir la integración de personas con otras costumbres y estilos de vida; es evidente que esta es la dirección que quiere Dios, liberar de reglas innecesarias, integrar a aquellos que vienen con otras experiencias y lograr una participación mucho más amplia; ¡qué bien nos haría a nosotros dejar que esta apertura se haga más presente en nuestra sociedad, para dejar de lado la descalificación mutua, tan presente hoy!

En ese entonces, el Espíritu permitió que se pusieran de acuerdo a los que conducían la Iglesia, en cuestiones tan difíciles como la apertura a la fe de aquellos que venían de otras culturas, movió los corazones para que depusieran las actitudes individualistas y se pongan de acuerdo, quedándose con lo esencial, la salvación y la participación de todos, independientemente de su origen.

Si sabemos tener en cuenta las iniciativas del Espíritu, nos conducirá a lograr acuerdos, aun cuando los problemas planteados presenten diversos puntos de vista y en ocasiones hasta opuestos. El discernimiento nos llevará a una actitud sincera en la búsqueda de la verdad, aunque sea difícil y tengamos la inclinación a quedarnos solamente con quienes más compatibilizamos; intentemos una y otra vez, y pongamos lo que está de nuestra parte para buscar consensos más amplios y así, lograr fines más promisorios para todos.

¿Somos capaces de favorecer el encuentro entre todos en espacios amplios, para ponernos de acuerdo y trabajar para encontrar una salida a los problemas que nos afectan?

Es importante convencernos que esa presencia de Dios por su Espíritu guiando a la humanidad, está presente en todo el universo, está dentro y fuera de la comunidad, es amplio y va al encuentro de todas las personas sin distinción, no es propiedad privada de nadie y habla por medio de todos, en la medida que lo sabemos percibir. Jesús nos asegura esa asistencia y acompañamiento, cuando anuncia esa promesa en el Evangelio de hoy: “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.”

Es por esto que tenemos que invocarlo y pedir su asistencia, como bien se nos aconseja: “Invoca cada día al Espíritu Santo, para que renueve constantemente en ti la experiencia del gran anuncio. ¿Por qué no? No te pierdes nada y Él puede cambiar tu vida, puede iluminarla y darle un rumbo mejor. No te mutila, no te quita nada, sino que te ayuda a encontrar lo que necesitas de la mejor manera. ¿Necesitas amor? No lo encontrarás en el desenfreno, usando a los demás, poseyendo a otros o dominándolos. Lo hallarás de una manera que verdaderamente te hará feliz. ¿Buscas intensidad? No la vivirás acumulando objetos, gastando dinero, corriendo desesperado detrás de cosas de este mundo. Llegará de una forma mucho más bella y satisfactoria si te dejas impulsar por el Espíritu Santo” (Christus Vivit, 131).

¡Ojalá que nos dejemos aconsejar por el Espíritu, y así, favorecer la unidad y el trabajo en conjunto!

  • La Pastoral Social al servicio de la convivencia social

Desde hace varios años los argentinos vivimos en un clima de desencuentros, esto nos acarreó distancias entre nosotros y muchas dificultades para ponernos de acuerdo. En este tiempo que comienzan las campañas políticas, la situación se hace más notoria y las rivalidades lleva a desconocer al que piensa distinto. Dejémonos aconsejar por estas orientaciones dirigidas a los jóvenes, pero también, a todos nosotros, para animarnos a construir la unidad con un espíritu distinto; se expresa en el texto: “Propongo a los jóvenes ir más allá de los grupos de amigos y construir la amistad social, buscar el bien común. La enemistad social destruye. Y una familia se destruye por la enemistad. Un país se destruye por la enemistad. El mundo se destruye por la enemistad. Y la enemistad más grande es la guerra. Y hoy día vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra. Porque son incapaces de sentarse y hablar. Sean capaces de crear la amistad social. No es fácil, siempre hay que renunciar a algo, hay que negociar, pero si lo hacemos pensando en el bien de todos podremos alcanzar a magnífica experiencia de dejar de lado las diferencias para luchar juntos por algo común. Si logramos buscar puntos de coincidencia en medio de muchas disidencias, en ese empeño artesanal y a veces costoso de tender puentes, de construir una paz que sea buena para todos, ese es el milagro de la cultura del encuentro que los jóvenes pueden atreverse a vivir con pasión” (Christus Vivit, 169).

¿Qué debemos poner de nuestra parte para construir la amistad social, superando lo que obstaculiza el encuentro entre los que piensan distinto?

La Pastoral Social es una de las opciones de nuestra comunidad parroquial y la mediación para hacer presente las cualidades Espíritu, en busca de la amistad social. Por medio del conocimiento más profundo de la enseñanza social cristiana, orienta el camino de compromiso de la comunidad con las realidades sociales, de un modo muy particular con las personas marginadas y excluidas de la sociedad; asimismo, fomenta la interacción con los distintos sectores de la sociedad, cada vez más plurales y diversos. Además, hemos incluido temas de formación con contenido social destinados a los grupos pastorales; un espacio muy importante fue el Consejo de Pastoral; en este ámbito, fuimos reflexionando sobre el compromiso con estos temas y problemáticas.

Es un proceso que implica tener apertura para incorporar las nuevas temáticas, dar pasos en nuestra conversión para percibir y sentir este nuevo llamado del Señor, y animarnos a dialogar con los distintos actores sociales para aprender de sus pericias y saberes, y proponer la experiencia y el conocimiento cristianos en materia social, ¡tan excelentes para promover la dignidad humana y la amistad social! ¡Qué el nuevo aniversario de la Gesta de Mayo, nos aliente a poner de nuestra parte para edificar una sociedad nueva!

Con el Salmo de hoy, agradezcamos y pidamos a Dios su presencia como guía de nuestra Nación: “Que todos los pueblos te den gracias. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. ¡Qué los pueblos te den gracias, Señor, que todos los pueblos te den gracias!”

¡Qué María de Luján, nos acompañe en este momento de nuestra Patria!

Pbro. Alberto Fogar  Párroco Iglesia Catedral (Resistencia)


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