El desalojo y la demolición de una casa en un barrio de Jerusalén Este, ocupada por Israel, revive las viejas heridas entre israelíes y palestinos en un año en el que no se percibe aún la posibilidad de reanudar el proceso de paz bajo la solución de los "dos Estados" como impulsa la ONU.

Este nuevo caso, ocurrido el miércoles pasado en el barrio de Sheikh Jarrah con la familia Salhiya, de 15 personas, se suma a una serie de asentamientos y demoliciones en dicha zona, donde los palestinos quieren proclamar la capital de su futuro Estado.

En la actualidad muchas familias palestinas, que vivían en Jerusalén Este desde la década de 1950 cuando fueron reubicados por Jordania, son desahuciadas mediante la aplicación de leyes solicitadas por los colonos israelíes ante la justicia.

En ese sector en disputa viven unos 350.000 palestinos junto a más de 200.000 colonos israelíes, según informes del diario español El País.

El desalojo ocurrió precisamente en Sheikh Jarrah, uno de los barrios emblemáticos de Jerusalén Este.

Lo sucedido en Sheikh Jarrah en 2021

Esta zona fue el detonante de una ola de violencia de 11 días registrada en mayo de 2021 cuando grupos palestinos de la Franja de Gaza dispararon cohetes hacia zonas residenciales israelíes, en respuesta a una ofensiva de Israel.

Ya en aquellos días la ONU había advertido a Israel que las expulsiones forzosas de familias palestinas son consideradas un "crimen de guerra" que viola el derecho humanitario de ciudad, ocupada por los israelíes durante la Guerra de los Seis Días en 1967.

El caso causó, además, preocupación en la Unión Europea (UE) y el Reino Unido, países que advirtieron que el desalojo en los territorios ocupados es ilegal bajo las leyes internacionales.

A principios de agosto pasado, los palestinos que viven en dicho barrio rechazaron alquilar sus casas a una organización de asentamientos israelíes, tras un plan propuesto por la Corte Suprema de Justicia israelí para terminar con la disputa.

La iniciativa contemplaba que las familias podrían permanecer en sus viviendas si reconocían que la tierra en la que estaba construida su casa pertenecía a una organización de colonos que había comprado su propiedad.

Fracaso del plan de paz

Lo cierto es que el desalojo de la familia Salhiya volvió a llamar la atención internacional de un antiguo conflicto de Medio Oriente, cuyas negociaciones están suspendidas desde abril de 2014, cuando fracasó el plan de paz elaborado por el exsecretario de Estado norteamericano, John Kerry.

"No hay mucho que comentar: lamentablemente no creo que en el 2022 se reanude activamente el proceso de paz", dijo a Télam el analista Arie Kacowicz, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Para Kacowicz, "las partes involucradas (el gobierno de Nafatali Bennet-Nadav Lapid en Israel, el gobierno de (el palestino) Mahmud Abbas y el posible mediador (el presidente estadounidense, Joe) Biden, con sus manos atadas frente a China, Rusia y el frente interno, no tienen la intención, el estómago, las agallas y la motivación para reanudar un proceso significativo".

"Es lamentable que esto ocurra, pero es la realidad", opinó el analista.

"´Limpieza étnica´, ´foco terrorista´ o ´crímenes de guerra´, son algunas de las frases utilizadas entre ambas partes para asumir una posición frente a la comunidad internacional"Gustavo Cardozo

Las organizaciones humanitarias temen que el caso de la familia Salhiya sirva de modelo para que centenares de familias palestinas sean desalojadas de Jerusalén Este.

Durante enero, el Consejo de Seguridad de la ONU, formado por 15 miembros, está presidido por Noruega, país que tiene la intención de impulsar el proceso de paz en Medio Oriente, con el fin de apoyar la solución de los "dos Estados", informó la embajadora noruega ante esa organización multinacional, Mona Juul.

"Es urgente que las partes no tomen iniciativas unilaterales, por lo tanto les conminamos a no hacerlo", señaló, citando a modo de ejemplo los asentamientos y los desalojos de viviendas palestinas por parte de Israel, informó la cadena pública alemana Deutsche Welle.

La diplomática también condenó el lanzamiento de cohetes y otras formas de violencia por parte de los palestinos.

Organizaciones humanitarias temen que el caso de la familia Salhiya sirva de modelo para que centenares de familias palestinas sean desalojadas de Jerusalén Este

"Un nuevo conflicto está a la vuelta de la esquina entre israelíes y palestinos", dijo Gustavo Cardozo, profesor en Relaciones Internacionales de la Universidad Regional del Noroeste del Estado brasileño de Rio Grande do Sul (Unijui), refiriéndose al desalojo de la familia Salhiya.

El analista resaltó que "las medidas asumidas por Israel sobre los asentamientos, entre las que estuvieron el desalojo y demolición de viviendas en una región considerada ocupada por los palestinos de Jerusalén Este, abrieron el camino a un posible escenario de violencia".

"Esta situación se profundizó con la llegada al poder de la nueva administración liderada por Benet, un ultranacionalista y exlíder colono quien aceleró las medidas" contra los palestinos, señaló.

"´Limpieza étnica´, ´foco terrorista´ o ´crímenes de guerra´, son algunas de las frases utilizadas entre ambas partes para asumir una posición frente a la comunidad internacional, que poco ha hecho hasta el momento para evitar que el proceso de paz continúe", opinó el académico.


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