Al tener en esta etapa grandes cambios relativamente rápido, las mujeres que presentan una condición pre existente pueden sufrir recaídas durante este tiempo y también en el puerperio. En general los síntomas de estos padecimientos pueden ser no vistos en un comienzo, o confundirse con los cambios propios del período atravesado, y es por ello que las mujeres tienden a no consultar aun cuando se sienten agobiadas por los mismos.
También se debe tener en cuenta que hay medicamentos no compatibles con el embarazo por lo cual es usual que las mujeres nieguen su padecimiento para evitar exponerse a ellos, como así también a nivel social la presión recibida de “estar bien” por la concepción misma del embarazo nombrada anteriormente.
Entre los trastornos que se registran durante este período podemos nombrar:
Depresión: La dificultad para el diagnóstico reside en que sus primeros síntomas suelen confundirse con aquellos nombrados como “normales” del embarazo, como ser, cambios en el sueño, en el apetito o la falta de energía en la realización de actividades cotidianas. Este trastorno no solo puede agudizarse en el embarazo sino también durante el puerperio, dando lugar a la llamada depresión post parto que dificulta la vinculación con el recién nacido.
Ansiedad: La ansiedad se define como un estado subjetivo de incomodidad, displacer y alarma que provoca que la persona se sienta molesta e insegura, y con la sensación de que existe un peligro que puede ser interno o externo. Al estar la mujer volcada hacia sí misma, hacia sus pensamientos y sensaciones (característica del embarazo), puede experimentar emociones negativas que la lleven a un estado de angustia fluctuante, que por momentos podrá verse agravado.
Psicosis: Se ha detectado que las mujeres que ya hayan sido diagnosticadas podían sufrir recaídas durante esta etapa y el puerperio, sus embarazos se consideran de alto riesgo ya que existen complicaciones obstétricas asociadas como ser el retraso de crecimiento, prematuridad, bajo peso del bebé al nacer, etc.
Trastornos de la alimentación: Si bien están asociados con la fertilidad de la mujer, dificultándosele lograr un embarazo, en caso de conseguirlo es importante realizar un seguimiento estricto ya que mujeres con bulimia o anorexia suelen presentar dificultades en la aceptación del cuerpo cambiante dando lugar a la agudización de los síntomas.
Para concluir, es importante que en aquellos casos en que las mujeres embarazadas tuvieron episodios de trastornos mentales, y aunque los mismos hayan sido resueltos, puedan acudir a un profesional a modo preventivo. Esto es así debido a que posee un riesgo mayor que otras mujeres a sufrir síntomas que interfieren con el desarrollo pleno del embarazo.
Asimismo Es muy importante no dejar de tomar la medicación de repente, a menos que el médico así lo indique. Dejar el tratamiento sin un control puede generar una recaída más rápida e igualmente tener efectos secundarios.
Por último, el apoyo familiar y social es valioso e indispensable, más aún en estas situaciones complejas en las cuales funciona como red de contención y bienestar de la mujer y su bebé.
Melisa Alderete es Licenciada en Psicología (MP Nº 385),
especialista en Psicoperinatología y Puericultura - Cel: 362 - 4657934
Yanina Osuna es Médica Nutrióloga - (MP Nº 4725) - Cel 362 -4542248
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