Todo bebé nace inmaduro, esto significa que necesita de un otro/a para subsistir, a diferencia de lo que sucede en otras especies.

Entonces es primordial que podamos comprender sus necesidades y respetarlas a fin de que pueda tener un desarrollo pleno.

Dentro del útero el/la bebé no sentía hambre ni sed, se encontraba en una temperatura ideal, los ruidos del "afuera" eran filtrados y solo le llegaban algunos de ellos (principalmente oía los sonidos que se producían dentro del cuerpo de quien lo gestaba).

Se encontraba flotando, sostenido/a en todo momento, siendo mecido constantemente en un ambiente pacífico.

Todo eso cambia cuando nace. De repente las luces lo/la encandilan, los sonidos son estruendosos (voces, música, objetos que se rozan), tiene hambre y sed, siente frío. La gravedad ejerce una presión constante, las superficies donde lo/la apoyan son duras y frías.

Intentemos por un segundo pensar en cómo todo esto impacta a un ser que apenas está conociendo el mundo, que se encuentra en un estado de vulnerabilidad completa.

Las necesidades básicas de un recién nacido son la alimentación, la succión libre de alimento (no sólo succionan por hambre), movimiento y la contención que provee el regazo (los brazos de mamá o cuidadores contrarrestan la gravedad).

Que bebé llore al ser apoyado/a en la cuna es muy lógico entonces teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto.

Un/una recién nacido/a precisa ser acunado en el cuerpo de mamá y/o papá, necesita del contacto piel con piel para así regular su propia temperatura.

Precisa de la teta que tiene el mismo olor que el líquido amniótico (la naturaleza es sabia), debe poder succionar cada vez que quiera y no sólo por hambre. Requiere de un ambiente calmo, sin prisas ni ruidos abruptos.

Y la familia recién nacida necesita un ambiente de intimidad, se están conociendo y adaptando a una nueva vida. Como dice el gran Michel Odent "para cambiar el mundo, hay que cambiar la forma de nacer".

Melisa Alderete - Psicóloga Perinatal
MP 385 - Cel 362 4657934


COMPARTIR