Por Vidal Mario* - El pasado 29 de julio, en la Legislatura chaqueña se distinguió “a quienes revelaron el horror de la masacre de Napalpí”.
Entre ellos, obviamente no figuró el “ultraderechista y negacionista” Vidal Mario, quien en 1994 conjuntamente con el diputado nacional Claudio Ramiro Mendoza comenzó a revelar la trama secreta de aquella historia y es autor nada menos que de cinco libros sobre el tema.
También fueron premiados algunos escritores “por revelar el horror de Napalpí” (aunque sus libros hayan sido sólo novelas de ficción) y “por echar luz sobre la masacre ocurrida en Napalpí”.
Poco importó que dichos autores hayan aparecido en escena recién nueve e incluso catorce años después que Vidal Mario comenzara a difundir detalles del hecho, primero a través del diario Norte y en 1998 a través de su libro “Napalpí, la herida abierta”.
El proyecto de realización del referido acto fue obra de cinco legisladores del Frente Grande, uno de los cuales no desaprovechó la oportunidad para resaltar el nombre del “Coqui” Capitanich.
Sorprendentemente, otro de los distinguidos fue el ex juez kirchnerista Raúl Eugenio Zaffaroni, como si este alguna vez haya aportado algo para el enriquecimiento de la historia.
Además, hubo reconocimientos póstumos para algunos dudosos sobrevivientes de la matanza, “quienes empezaron a compartir sus historias tras décadas de silencio, y cuyos valientes relatos permitieron la reconstrucción de la memoria histórica”.
Por haber sido en los últimos años la “sobreviviente” más utilizada políticamente, me referiré seguidamente a una de ellas: Rosa Grilo.
Una gran farsa
El 5 de abril de 2023, supuestamente a los 115 años de edad ya cumplidos, la misma falleció.
Desde el gobierno nacional se la recordó como alguien “cuyo testimonio fue clave para que se reconociera como un genocidio la matanza de 400 indígenas del Chaco en 1924”.
En la provincia, Capitanich transmitió este mensaje a través de sus redes sociales:
“Tras el fallecimiento de Rosa Grilo, última sobreviviente de la masacre de Napalpí, hemos decretado duelo provincial por tres días, izamiento de la bandera a media asta y asueto administrativo para trabajadores del sector público pertenecientes a nuestras comunidades originarias”.
Pero la citada anciana ni tenía 115 años a la hora de fallecer, ni era sobreviviente de nada.
Fue en realidad una gran farsa, una figura inventada por cierto poder político para ser utilizada políticamente.
Su utilización política
De distintas maneras desde el momento en que fue “descubierta” se pudo ir observando la utilización política de esa supuesta sobreviviente, por parte del kirchnerismo.
Ejemplos:
El 12 de abril de 2019, cuando supuestamente ya tenía 114 años, fue llevada a Buenos Aires para ser “homenajeada” en uno de los recintos del Congreso nacional.
Quienes la llevaron fueron las legisladoras nacionales Analía Rach Quiroga, Lucila Massín y María Inés Pilatti, todas de la agrupación peronista Frente para la Victoria.
Las nombradas la llevaron después al Instituto Patria para presentarla a Cristina Kirchner, quien se preparaba para anunciar su candidatura a la vicepresidencia de la Nación.
De ese encuentro participó el docente toba Juan Chico, quien cuando publiqué la historia de la masacre todavía no salía de la escuela primaria y sin embargo se lo adornó con definiciones como “el hombre que desnudó lo que pasó en la masacre de Napalpí”, “el mejor historiador que parió el Chaco en estas últimas décadas”, “el historiador que dio el primer paso para investigar la masacre de Napalpí”, “el historiador que logró mantener viva la historia de Napalpí”, y cosas por estilo.
La verdad es que el único que dijo la verdad fue el mismo Juan Chico. El miércoles 21 de julio de 1999, en un comunicado titulado “El horror de Napalpí”, publicó lo siguiente en el diario Norte: “Hasta la aparición del libro del escritor Vidal Mario, en marzo de 1998, gran parte de nuestra sociedad desconocía la verdadera historia de la masacre de Napalpí, ocurrida el 19 de julio de 1924 en un lugar que ahora es sagrado para nosotros”. Después se olvidó de esto que había dicho.
Antes de dicho peregrinaje por Buenos Aires, en Colonia Aborigen Chaco se grabó un video en blanco y negro donde se la veía a Rosa Grilo diciendo cosas como estas:
“Yo la quiero ver a Cristina. Demasiado la quiero ver. Ella ayudó mucho a la gente de acá. A mí me ayudó con el sueldito, y todo eso. Ahora van a bajar el sueldo. Yo supe ayer que bajan el sueldo. ¡Que venga Cristina, voy a hablar con ella!”.
“El sueño de Rosa Grilo de conocer a Cristina Fernández de Kirchner se cumplió”, proclamó en las redes sociales alguien que se identificó como “El Vengador Recargado”.
Página 12 destacó: “Cristina Kirchner recibió a la última sobreviviente de Napalpí”, y diario Norte anunció: “Cristina Kirchner con Rosa Grilo, sobreviviente de Napalpí”.
Según Norte, “Grilo tenía muchos deseos de conocer a Cristina, y así lo había expresado a sus familiares. Durante el mano a mano con CFK, la anciana le dijo a la ex mandataria que “la extrañaba” porque durante su gobierno “podía comer y podía comprar sus telas para coser”. Antes de finalizar el encuentro, le prometió “orar todos los días para que regrese”.
La versión oficial decía que Rosa Grilo tenía en ese momento “114 años, es costurera y con su máquina fabrica mosquiteros y otros artículos que comercializa”.
El 25 de junio de 2019, fue declarada “Patrimonio Cultural Viviente”, por la Legislatura del Chaco.
Cómo se inició la farsa
La inventada patraña política sobre la referida “sobreviviente” comenzó cuando el periodista Javier Sinay informó que “un siglo más tarde, la verdad de lo que ocurrió en el Chaco está saliendo a la luz: Juan Chico, un investigador de historia, acaba de encontrar a quien parece ser la última sobreviviente de Napalpí”.
Se aseguraba que el supuesto descubrimiento de esta “reliquia viviente” tuvo lugar en junio de 2018 en el paraje Colonia Aborigen Chaco “gracias al historiador y docente Juan Chico”, vicepresidente del Instituto de Cultura del Chaco y director nacional de Tierras del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
Para la movida política-judicial que se inició en el 2014 y que después culminaría en el disparatado “Juicio por la Verdad de Napalpí” (una de cuyas sesiones se desarrolló nada menos que en la ex Escuela de Mecánica de la Armada, Ex ESMA) las crónicas oficiales subrayaban que Rosa Grilo era una figura “clave”.
“Sería hasta el momento la única sobreviviente viva de la masacre de Napalpí”, resaltaba una información oficial difundida por la Dirección de Prensa de la Casa de Gobierno.
Por mi parte, denuncié públicamente que la promocionada aparición de tal “sobreviviente” era un fraude.
Técnica y documentalmente, era imposible que lo fuese. Juan Chico, su supuesto descubridor, jamás pudo presentar pruebas documentadas que hiciesen creíble su historia.
Ni caramelos, ni bombas
No era creíble, no tenía sentido y no había lógica en lo que supuestamente le dijo la anciana a Juan Chico, en el sentido de que un avión que sobrevolaba la zona durante el ataque llevaba por copiloto a uno que disparaba a la gente con un rifle de repetición.
Anteriormente, había declarado que de niña ella no conocía lo que era un caramelo. Si no sabía lo que era un caramelo, menos sabría lo que es un rifle de repetición.
Lo del avión arrojando caramelos sobre la aldea para hacer salir a los aborígenes de adentro de sus ranchos para poder acribillarlos a balazos desde el aire, fue otra ficción.
No obstante, una nota periodística señaló: “Ella recuerda el avión que volaba bajito y lanzaba desde el aire caramelos, y cuando los indígenas corrían a recogerlos, les disparaban desde el aire con una ametralladora”.
Según esa misma crónica, la anciana siguió diciendo: “Y dijo mi abuelito: no vayan porque ese está llevando la bomba, vamos a huir. Pero la gente fue a buscar la mercadería, y cuando estaban todos juntos, largaron la bomba”.
El novelesco cuadro del avión tirando caramelos para hacer salir a los indios a la descubierta para poder ametrallarlos mejor, lo del copiloto armado de un rifle de repetición visto desde tierra por una niña, o lo de ese mismo avión llevando una bomba que fue arrojada sobre las tolderías fueron, y siguen siendo, fábulas sin ningún sustento histórico.
*(Periodista, escritor, historiador)