Un reciente estudio revela que los insectos están desapareciendo a una velocidad ocho veces mayor que la de los mamíferos, aves y reptiles. Los peligros que entraña esta grave pérdida de biodiversidad son enormes (en última instancia, la extinción humana), ya que estos animales constituyen el corazón de la cadena alimentaria.

El estudio publicado en la revista científica Biological Conservation recoge y compara las conclusiones de 73 estudios realizados en distintas regiones del mundo y subraya que la cantidad de insectos en el planeta cae a un ritmo del 2,5% por año, mientras que más del 40% de las especies de insectos están disminuyendo y un tercio están en peligro de extinción. Todo ello anticipa un “colapso catastrófico de los ecosistemas de la naturaleza”, ya que además de polinizar y reciclar nutrientes son la base de todos los ecosistemas y el comienzo de las cadenas tróficas.

El trabajo científico concluye que los principales impulsores de la disminución de especies son, en orden de importancia, la pérdida de hábitat y conversión a agricultura intensiva y urbanización, la contaminación (principalmente por pesticidas sintéticos y fertilizantes), factores biológicos (incluyendo patógenos y especies introducidas), y el cambio climático. El último factor es particularmente importante en las regiones tropicales, pero solo afecta a una minoría de especies en climas más fríos y en zonas montañosas de zonas templadas.
Es tiempo de actuar

“Si las pérdidas de especies de insectos no pueden detenerse, esto tendrá consecuencias catastróficas tanto para los ecosistemas del planeta como para la supervivencia de la humanidad”, señala Francisco Sánchez-Bayo, de la Universidad de Sydney, Australia, principal responsable de la investigación. El estudio recalca que es fundamental cambiar el modelo de producción de alimentos, modificar radicalmente los cultivos agrícolas y repensar el sistema económico para no quedarnos solos en el planeta. “El 80% de la biomasa de insectos ha desaparecido en los últimos 25-30 años, el problema es grande”, recalca Bayo.

Las mariposas y las polillas son los insectos más amenazados. La cantidad de especies de mariposas ha disminuido en un 58% entre 2000 y 2009 en Reino Unido, país que ha sufrido la mayor caída registrada en los últimos años. Mientras, las abejas son otra de las poblaciones más afectadas: en Estados Unidos se han visto reducidas a la mitad, ya que si la cifra en 1949 era de seis millones, desde entonces han desaparecido 3,5 millones.

Uno de los mayores impactos de la pérdida de insectos lo vivirán las aves, los anfibios y los peces. “Si pierden su fuente de alimento, todos estos animales morirán de hambre”, afirma Sánchez-Bayo. Queda combatir de verdad el cambio climático, limitar o eliminar los pesticidas y tener otro modelo de alimentación, producción y consumo.

Fuente: Meteored.com.ar


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