Según una entrevista que realizó la periodista Miriam Lewin a una mujer llamada Cristina que hoy tiene 50 años, el padre Mario, (párroco de Resistencia en la Iglesia San Javier), la habría violado y abusado en varias oportunidades cuando tenía 15 años y producto de ello, la dejó embarazada.
En 1982, la denunciante iba a cumplir 15 años y se estaba preparando con un grupo de chicas de su edad para la tradicional Misa Blanca. Por eso, frecuentaba la iglesia San Javier y recibía la orientación del padre Mario, que les daba catequesis. Pero el cura iba más allá: les hablaba de su futuro como mujeres adultas, de la maternidad, del período, de cómo prepararse para las relaciones sexuales. Podía interpretarse que era un hombre de mente abierta y moderna y quería guiarlas, pero sus intenciones eran otras.
Estalló la guerra de Malvinas y muchos de los chicos de la ciudad fueron llevados a combatir. Entre ellos, un hermano de Cristina. Su mamá estaba devastada, la noticia fue recibida con intenso dolor.
Dos días después, el 4 de abril, el padre Mario le dijo que fuera a verlo a la hora de la siesta. Ella creyó que lo hacía para consolarla por su profunda angustia. Pero él le comunicó que "la iba a preparar para lo que le iba a pasar cuando fuera grande". Que lo que le iba a hacer era "una iniciación".
"Tenía la sotana puesta y empezó a besarme por todos lados. Se la abrió, me desvistió. Sacó su órgano y me lo puso en la boca. Me dijo que me estaba haciendo el amor. Cuando todo terminó, me dijo que me fuera corriendo a casa y que me bañara. También que no le dijera nada a nadie", se indigna Cristina a sus 50 años.
El cura siguió convocándola a la misma hora, hasta el 22 de mayo. Cristina tiene todo marcado en un calendario. "Me hacía ir y seguía abusando de mí. Todo empeoró, me trataba como si fuera una adulta con experiencia, penetrándome por todos lados. Yo no podía contarle a nadie".
Hace un silencio. "Yo no alcanzo a entender por qué seguía yendo, por qué obedecía... El tenía 40 años y me esperaba desnudo debajo de la sotana. Cerraba todas las puertas de la nave de la Iglesia y me lo hacía en un banco, en el piso, donde ponen el cáliz".
Cuando un madre de enteró de que estaba embarazada, le dio una gran paliza. "Sos la vergüenza de la familia. Primero el sufrimiento porque tu hermano se fue a la guerra y ahora esto". Quiso saber quién era el padre del bebé, pero Cristina no abrió la boca. "No podía decirle que el embarazo era del cura. Además no me habría creído", explica.
Soportó el destierro al campo hasta el parto y que la echaran de la casa después de tener a su beba.
"Si pudiste embarazarte, podés trabajar y terminar de estudiar sola", fue la sentencia. Ella siguió callando. "Siempre le tuve mucho respeto a mi mamá. Nunca tuve el impulso de decir la verdad hasta que ella fue muy viejita. Además, mi papá era policía, mis hermanos militares".