viernes 14 de febrero, 2025

Los gringos trajeron la civilización

3 de febrero 2025

Por Vidal Mario*

Lo mejor que en el pasado le pudo haber sucedido a la Argentina ha sido la inmigración.

Cada oleada inmigratoria representó valorización de la tierra desierta, valorización de la tierra ya habitada y cultivada, valorización de la propiedad en todos sus aspectos y manifestaciones, y también trajeron mayor producción y mayor riqueza.

De hecho, hubo tiempos en que este país llegó a ser calificado como quinta economía del mundo.

Todo eso se vino abajo porque se violaron los sueños de aquellos abuelos inmigrantes.

De no haber sido por gobiernos tan corruptos o incompetentes, hoy Argentina debiera ser acreedora, no deudora de los de afuera.

Su aporte al Chaco

Hoy recordamos el 147º aniversario del desembarco en el antiguo puente de San Fernando, actual Club de Regatas Resistencia, de 66 familias italianas originarias de Udine.

Un año más tarde, vinieron otras cuarenta y ocho familias, también de Italia.

Muchos de esos inmigrantes eran gente pobre que venía huyendo de la miseria y de la explotación.

El latifundio, la desocupación, el hambre y la falta de perspectivas los habían llevado a la traumática experiencia de decir adiós a las tierras donde nacieron.

Fueron ellos los pioneros, los que empezaron a traer la civilización a esta región.

Analizando la historia de las civilizaciones se observa que el mayor o menor brillo de las mismas siempre se midió por el desarrollo de sus industrias madres.

Y la primera y más básica de estas industrias madres, la más fundamental, la más imprescindible, siempre fue y ha sido el arte de cultivar la madre tierra.

No es el campo el que alimenta, sino el cultivo. Y los que cultivaron los campos fueron los abuelos gringos.

La historia muestra que no hay ni puede haber civilización hasta que no exista agricultura. Es de la tierra de donde sale todo lo que el hombre necesita.

Algunos dicen que la civilización entró a la hoy ciudad de Resistencia de la mano de los obrajeros correntinos y del Ejército.

La civilización no fue traída a nuestras costas ni por los obrajeros ni por los soldados.

Lo único que hacían los dueños de los obrajes era llevarse maderas para sus lucrativos negocios y los soldados venían a someter o, si se resistían, en matar indios.

Volviendo a aquel principio básico y elemental de que sin agricultura no hay civilización, aquí la verdadera civilización empezó cuando el 2 de febrero de 1878 los primeros extranjeros llegaron con sus arados a cultivar las tierras.

No hubo auténtica civilización hasta ese día memorable en que llegaron los sufridos hijos de Italia, primero, y de otras partes del mundo, después, a arar las tierras hasta entonces vírgenes y después fundar fábricas, cooperativas y progreso.

Lo dijo Aledo Luís Meloni en un poema que publicó en 1968: “Ellos inauguraron la mañana”.

(*) periodista, escritor, historiador.

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