El paso de Lionel Messi va arrastrando a su alrededor luces, micrófonos, gritos, pedidos, elogios que lo van siguiendo en el extenso recorrido que propone el pasillo estilo gusano de la zona mixta de cada estadio de esta Copa América que arrancó muy mal para la Selección, con la derrota por 2-0 ante Colombia y el empate 1-1 contra Paraguay.

Es el primero en salir del vestuario y el último en subirse al micro, al menos así fue en estas dos primeras presentaciones del equipo dirigido por Lionel Scaloni.

A diferencia del Messi que luego de la dura frustración en el Mundial de Rusia escogió refugiarse en el silencio y en el hermetismo, este Lionel da la cara por la Argentina en tiempos turbulentos. Ya sin Javier Mascherano a su lado, el rosarino asume toda la responsabilidad del liderazgo dentro de un grupo nuevo que se está conociendo y abre el diálogo también hacia afuera, tal vez como nunca antes.

Lo hace con aplomo. Con cordura. Sin impulsos. Sostenido por las columnas de la racionalidad. Con serenidad. Así se lo notó en Salvador de Bahía. Y así se lo vio y se lo escuchó aquí, en Belo Horizonte, un rato después de otra decepción en celeste y blanco.

En las entrañas de un Mineirao en el que no pudo brillar más allá de convertir el penal de la igualdad, Messi entregó en sus respuestas a Clarín, siempre en tono de tranquilidad a pesar de la situación compleja, un resumen de su mirada sobre la que le está pasando al conjunto nacional.

-¿El equipo empeoró o mejoró en algo? ¿Cuál es la evaluación?

-Pasamos por varias fases dentro de un mismo partido. Empezamos bien los primeros 15 minutos, teniendo la pelota, funcionamiento y una idea bastante clara, si bien no creamos ocasiones. Sabíamos lo que teníamos que hacer, pero a raíz del gol cambió un poco todo. Nos empezamos a desesperar, a ponernos nerviosos, a dejarles espacios a ellos, a salir de a uno y a desorganizarnos. En el segundo tiempo no nos quedaba otra que salir a buscarlo y lo hicimos, con un delantero más. Lo empatamos y teníamos la sensación de que en ese momento lo podíamos dar vuelta. Pero el partido volvió a cambiar. Ellos manejaron más la pelota y se igualó. Una lástima. Para nosotros era fundamental ganar, pero ahora pensamos en ganarle a Qatar para clasificar.

-Nueve de los once titulares no llegaban a los 20 partidos oficiales. ¿Qué ves en este grupo nuevo de la Selección? ¿Sabían que esto podía llegar a pasar?

-Es un grupo muy unido y muy fuerte. Hay muchas ganas y mucha ilusión. Pero no es fácil… Sabíamos que no era fácil venir a jugar una Copa América porque estamos en la búsqueda de un equipo y de un funcionamiento, de crecer a nivel de grupo. Y sabíamos que esto podía pasar porque no es fácil jugar una Copa América. Venezuela lo complicó a Brasil también, estando ordenadito atrás y saliendo rápido para el contraataque. Hoy no se gana más con la camiseta y hay que hacer las cosas muy bien para conseguir los tres puntos.

Nadie puede decir que no lo avisó. En las entrevistas previas a la llegada a Brasil para esta competencia, el capitán albiceleste reiteró una y otra vez: "No somos candidatos". No por eso deja de preocuparse, ojo. Pero desde su lugar de referente trató de transmitir calma y reflexión. Y dejar en claro que lo que hay, lo que se ve, es la realidad: un equipo en construcción. Y en ese camino toca afrontar un duelo a todo o nada, el domingo en Porto Alegre con Qatar. Sus definiciones con el resto de los periodistas en la zona mixta siguieron con el pensamiento puesto en lo que hay que hacer para no caer nuevamente en el pozo negro del fracaso ante una posible eliminación.

-¿Tuviste mayor comodidad con Lautaro Martínez y Sergio Agüero juntos en el campo? ¿Ese fue el mejor momento del equipo?

-Fue un momento límite del partido para nosotros porque necesitábamos empatar y dar vuelta el resultado. Por ahí estábamos un poco acelerados, pero siempre para nosotros es mejor tener más gente arriba, en el área. Aunque también es verdad que hay que buscar un equilibrio porque los contraataques de ellos nos estaban generando daño. Y hacían que nosotros saliéramos a destiempo y dejáramos espacios. Hay que buscar el equilibrio para lo que viene.

-¿Cómo se sale de esta situación límite estando al borde de no clasificar?

-La verdad es que estamos complicados. Sin dudas que es una situación límite. Jugamos dos partidos y no ganamos ninguno. Tenemos que ganar sí o sí. Hay mucha gente joven, que no pasó nunca por estos momentos. Hay que levantar la cabeza rápidamente y pensar que depende de nosotros. Hay que ganarle a Qatar para clasificar. Si nos hubiesen convertido el penal hubiese sido diferente porque ya no tendríamos chances. Nos tenemos que aferrar a eso. Intentar seguir buscando el equipo, seguir mejorando para llegar bien al último partido del grupo.

Messi ya no se refugia en el silencio de otros tiempos. Se hace cargo hacia adentro y hacia afuera de un momento límite que no estaba en los planes de nadie, más allá del profundo recambio del plantel.


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