Por Roberto Ferraris (*) - Soy un argentino nacido en Río Cuarto que ha recorrido varios países en busca de nuevas oportunidades y crecimiento profesional.
Mis orígenes están marcados por el movimiento constante y la adaptación, porque desde pequeño acompañé a mi familia en sus migraciones hacia diferentes países americanos.
En mi infancia, viví en Ecuador durante tres años, después en Estados Unidos, para luego regresar a Argentina a completar el secundario y graduarme de ingeniero.
Las crisis económicas en nuestro país me llevaron a buscar otras perspectivas en Europa. En el marco de esta nueva migración, viví un tiempo en Alemania y luego en Italia, donde estuve nueve años.
En 2011, con pasaporte italiano y mucha esperanza de crecimiento personal y profesional, me establecí en el Reino Unido, donde actualmente resido.
Vivo en Stafford, capital del condado de Staffordshire, ubicada en la región de Midlans.
No obstante, Londres, distante a unos 130 kilómetros, sigue siendo un punto de referencia multicultural en el que también paso tiempo.
Argentinos en el Reino Unido
La historia de los inmigrantes argentinos que vivimos en el Reino Unido refleja claramente el viaje de adaptación y descubrimiento cultural que todos y hemos debido emprender. Mi integración en este país ha sido un proceso de contrastes y aprendizajes.
Quiero compartir algunas de las experiencias que destacan las diferencias y similitudes entre nuestras culturas, así como las oportunidades de crecimiento que el Reino Unido nos brinda.
La integración a este país tiene sus particularidades, comenzando por el notable respeto a la privacidad y a las normas sociales.
En los barrios ingleses, la ausencia de rejas o barreras en las casas contrasta con la típica imagen argentina.
Aquí, por otra parte, son muy respetadas las distancias físicas y emocionales. Cada cual aprende a convivir en una sociedad donde el espacio personal es considerado sagrado.
El Reino Unido se destaca también por su estructura de voluntariado. Con más de 170,000 organizaciones benéficas, cualquier persona interesada en colaborar encuentra aquí los más propicios terrenos para hacerlo.
En cuanto a mí, contribuyo con la comunidad a través de mis aportes a actividades locales y mis actividades en la Asociación de Profesionales Argentinos en el Reino Unido (APARU).
Se trata de una institución que brinda a los profesionales argentinos excelentes oportunidades no solamente para contribuir al desarrollo de la sociedad, sino también para ampliar nuestras redes de contactos personales y sociales.
La educación y el conocimiento
En el plano profesional, mi adaptación al enfoque laboral inglés ha sido un proceso interesante.
En Argentina estamos acostumbrados a resolver situaciones con recursos limitados y a “atar con alambre”. Aquí se privilegia la calidad sobre el precio, y el tiempo laboral está más delimitado.
En esta sociedad, el balance entre vida y trabajo es valorado y respetado. La jornada laboral termina a las cinco de la tarde, y la desconexión es total y genuina.
En Argentina, muchas veces el horario de trabajo se ajusta al objetivo, por lo que las jornadas se extienden hasta cumplir dicho objetivo, algo impensable para la mayoría de los ingleses.
El sistema educativo y la valoración del conocimiento también reflejan una diferencia cultural.
En Argentina, nuestra formación tanto secundaria como universitaria es amplia y generalista. En mi carrera de ingeniería, recuerdo haber estudiado un abanico de materias científicas que nos permitían adaptarnos a las más variadas disciplinas.
En el Reino Unido, la educación tiende a ser más especializada ya desde edades tempranas. Esta diferencia puede ser una fortaleza para quienes llegan desde Argentina con una visión integral y flexibilidad para desempeñarse en diferentes áreas.
El humor inglés
Uno de los retos culturales más significativos para nosotros es la aceptación del humor y la convivencia multicultural.
El humor inglés es introspectivo, y la sensibilidad cultural es una norma implícita. Bromas o actitudes que en Argentina podrían parecer inocentes o graciosas, aquí pueden percibirse como falta de respeto.
Aprender a moverse con empatía y a comprender la diversidad cultural es fundamental para integrarse exitosamente.
Finalmente, me gustaría destacar el cambio que el Brexit ha generado en el ambiente social. Aunque la meritocracia sigue siendo un valor importante en el Reino Unido, los sentimientos antiinmigración han aumentado en ciertos sectores.
Tal circunstancia nos lleva a tener muy en cuenta la importancia de mantener el respeto y el diálogo.
En resumen, este es un país lleno de oportunidades para quienes vengan con voluntad de adaptarse y aprender.
La integración no siempre es cosa sencilla, pero trae consigo una riqueza de experiencias que nos permite crecer no solamente como individuos, sino también como profesionales.
Como argentinos, la resiliencia y la capacidad de adaptación son herramientas esenciales para aprovechar al máximo esta experiencia.
(*) Desde Stafford, Inglaterra