En algunos casos, la obsesión por llegar a lucir una figura tonificada lleva a las personas a duplicar los esfuerzos y horas de trabajo en los centros de entrenamiento. Y en pos de acelerar esa búsqueda de resultados deseados, muchos deciden sumar "ayudas" desde la alimentación.
Los suplementos de proteínas son complementos a los que se acude cuando la persona necesita un "extra" del macronutriente, porque con la alimentación no llegan a cubrir el requerimiento diario. Algunos están compuestos por derivados del suero de leche, de la soja o de caseína. Se los mezcla con agua, leche o yogur (la fórmula es una medida de 25 gramos de polvo con 250 ml de líquido). Y se le pueden agregar fruta o hielo para preparar un batido o utilizarlo como ingrediente en algún preparado (como en un pastel, en las magdalenas, en la gelatina). A diferencia de las barras proteicas, el polvo es más sencillo de digerir.
Entre los beneficios que aporta, los versados en la materia mencionan que acelera el metabolismo, favorece el descenso de peso y fomenta el desarrollo de masa muscular. Además, controla el apetito (sirve como colación entre las comidas principales), fortalece el sistema inmunológico, incrementa los niveles de serotonina y disminuye la ansiedad. Y es óptimo para consumir antes (al menos 30 minutos) y después de los entrenamientos porque repara y protege el tejido muscular.

En relación a la necesidad de consumir suplementos proteicos para desarrollar el físico pretendido, el profesor de Educación Física Francisco Ozores profundizó: "El suplemento acompaña a un plan alimentario. Pero primero lo que hay que hacer es la dieta, y si esta es la correcta no es necesario porque ningún suplemento reemplaza a la comida", aseveró.
¿En qué casos convienen? Cuando se entrena la cantidad correcta y se sigue la dieta requerida, y pese a ello los resultados demuestran que la rutina no alcanza, es recién cuando los suplementos se posicionan como opción óptima, apuntó a Infobae el instructor Ozores.
El problema surge entonces cuando se altera el régimen alimentario. Hay gente que, con la intención de lograr un cuerpo perfecto, tiende a consumir el suplemento proteico desmedidamente y sin el asesoramiento profesional. Buscan un apoyo externo para ponerse en forma y tonificar más rápidamente a costa del consumo del polvo, más allá del propio entrenamiento.
"Lograr definición depende de varias cosas, una de ellas es la genética. También están aquellos que hacen deporte unos meses, comen sano y lo logran. Lamentablemente se cree que al tomarlos van a lograr el cuerpo deseado", dijo a este medio la especialista en nutrición Agustina Murcho.

Murcho despejó algunas dudas comunes en torno a la sustancia. En principio, subrayó que no está prohibida: se puede utilizar para cubrir las necesidades energéticas del sujeto. "También para regenerar las fibras que se rompieron durante el ejercicio. Cada persona tiene su requerimiento, aunque todos deberían saber que siempre es mejor comer un alimento natural en lugar de algo sintético", acotó.
En ese sentido, Murcho enumeró a los lácteos, las carnes rojas, el pollo, el pescado, la clara de huevo, la quinoa y la soja como algunos de los consumos que más contribuyen al aumento de la masa muscular y que brindan un equivalente a lo que proporcionan los polvos.
Puntualmente sobre la cantidad proteica a incluir en las comidas, la especialista en nutrición Andrea Miranda, directora de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI), detalló el tipo ideal de ingesta calórica para un atleta promedio: "Una persona que se entrena debería incorporar diariamente entre 1,8 y 2 gramos de proteína por kilo de su propio peso para contribuir a la regeneración de células de los músculos".
Esta cifra es más del doble de la estándar para una persona que no se ejercita, que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud es de 0,8 por kilogramo de peso por día. Las necesidades se incrementan por el desgaste energético y por el proceso de reparación muscular. En consecuencia, quienes entrenan deberían consumir unos 30 gramos de proteínas por comida, respetando siempre las cuatro comidas diarias, "fundamental para todo tipo de rutina". Por encima de estos valores, los expertos apuntan que el consumo es catalogado como excesivo.

Los riesgos de un consumo inadecuado
Entre las posibles consecuencias de una ingesta en exceso, Murcho mencionó la aparición de acné, la inflamación abdominal y la excreción de calcio, provocando debilidad ósea (osteoporosis). Esto sucede porque las proteínas tienen pH ácido, y como el cuerpo necesita contrarrestarlo lo hace sacando calcio de los huesos, ya que estos contienen pH alcalino. "Tanto la acidez como la alcalinidad en el organismo traen problemas para la salud, por eso el cuerpo se encarga de corregir los diferentes pH, y con el exceso de proteínas, lo hace de esta forma", dijo.
Por su parte, la profesora de Educación Física Claudia Lescano diferenció los diferentes tipos de producto: algunos contienen aceites agregados, azúcares, lactosa, aminoácidos, creatina y demás que pueden significar más calorías y, por consecuente, conducir a un aumento de peso. Señalando que la proteína de soja no es recomendada para pacientes con hipotiroidismo, la experta en metabolismo añadió en diálogo con Infobae que "los más seguros son los que digan 100% whey protein".
En tanto, entre los efectos secundarios, Lescano aportó además la retención de líquido y la dificultad de la digestión. "Y si consumís de más, lógicamente afecta el funcionamiento del hígado y de los riñones", acotó. Al respecto de la alteración metabólica en el normal mecanismo hepático y renal, el doctor Fernando Bessone, coordinador del Registro Latinoamericano de Hepatotoxicidad (LATINDILI), explicó a este medio que puede afectar según la clase del producto: existen casos "comprobados" de hepatitis aguda relacionados a suplementos dietarios de una reconocida marca.
Al margen, el especialista en gastroenterología y hepatología dijo que desconoce de otras afecciones registradas: "No hay reportes que yo sepa con otras proteínas. De todas formas hay que ser cautos porque a veces aparecen casos que no están subidos a páginas importantes", señaló.

Por otra parte, Pablo Neumann (MP 110.765), médico nefrólogo del Hospital Italiano de La Plata, dijo a Infobae que sin complicaciones renales existentes "el consumo de proteínas no afecta al riñón, pero si el riñón presenta alguna enfermedad la dieta rica en proteínas (principalmente las de origen animal) puede generar mayor deterioro funcional. Es por ello que a nuestros pacientes con insuficiencia renal les aconsejamos reducir el consumo de carnes".
A modo de conclusión, el consumo sin la orientación de un profesional puede entorpecer la resistencia y el rendimiento atlético mediante la deshidratación y la pérdida de minerales esenciales. "Se puede consumir en algunos casos. Sabiendo bien cuál es la dosis adecuada para cada uno y de dónde proviene esa proteína", opinó Lescano, que apuntó la importancia de suplir las necesidades proteicas con alimentos naturales, coincidiendo en la preferencia tanto con Murcho como con Miranda.

Fuente: Infobae


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