En el transcurso de esta pandemia, los locales gastronómicos pelean día a día por seguir sobreviviendo, afrontando las restricciones decretadas para evitar más contagios de coronavirus, donde incluso muchos de ellos debieron cerrar sus puertas.

Jorge “Coqui” Di Raddo es el propietario del popular restaurante La Vaca Atada, ubicado en Santa María de Oro 101 de Resistencia. En una entrevista brindada a Radio Provincia y reproducida por la Agencia Foco, comentó cómo viene sosteniéndose el emprendimiento que tiene más de 30 años de historia en la capital chaqueña.

Di Raddo asegura “actualmente seguir abriendo se torna muy difícil, aunque entendemos que todas las medidas de precaución que se tomen no alcanzan”, refiriéndose al actual contexto sanitario.

Al respecto, recordó un mensaje que publicó el pasado 28 de mayo en su cuenta de Facebook, en donde expresaba: “Queridos clientes y amigos de la Vaca Atada. En estos difíciles tiempos de pandemia, estamos como la mayoría de los comerciantes, haciendo un enorme esfuerzo para seguir trabajando (solamente turno mañana de lunes a sábados) convencidos que las medidas de cuidado tomadas a nivel nacional y provincial son la única opción para reducir los contagios.  Mejoramos la vereda, los carteles y la publicidad, y la verdad necesitamos más que nunca que no nos olviden, que nos visiten, o soliciten nuestro menú diario por delivery y poder así seguir pagando sueldos, algo de servicios y algo de impuestos y mantener a nuestra querida vaquita en la vereda. Suena siempre nuestro chamamé, y muy pronto volveremos a tener en vivo a nuestros excelentes artistas”.

“Estamos trabajando a un ritmo muy reducido. Se trabajaba mucho con la gente del interior provincial, algo que ahora ha bajado. Hoy no llegamos al 20% de lo que antes facturábamos, a lo que se suma que ya no hay espectáculos, las chamameceadas, que permitía que se reúnan los amigos”, graficó el emprendedor.

El emprendimiento empleaba a unas 14 personas antes de la pandemia, y hoy se reduce a los hijos de Jorge más tres empleados. “Tratamos de incentivar la comida casera, con menú reducido, comprando poca mercadería, fresca. Con alguna mesa en la vereda con distanciamiento”, comentó.

En este marco, Di Raddo reconoce que la pandemia “nos tocó a todos” en cuanto al desarrollo general de las actividades. “Tenemos que arremangarnos y ver cómo seguir. Por ahí se nos juntan muchos servicios, pagamos un poquito este mes, un poquito del otro el otro mes. Y así, cuando se levante la barrera, veremos cuál es la deuda que queda”, indicó con respecto al perjuicio económico que le deja esta pandemia.

En cuanto a cómo se manejaban, rescató que antes de la pandemia, “a la mañana venía gente del interior, que venía a hacer sus trámites, y comía por acá. A la noche, venían políticos, bohemios, con alguna guitarra, y los fines de semana, hacíamos algún show”.

“Tratamos de incentivar el delivery, sabiendo que todos están mal, a todos nos toca esta situación sanitaria, pero tratamos de darles opciones a los clientes”, concluyó el emprendedor.


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