Nuestro país posee un enorme potencial en cuanto al desarrollo del turismo en todos sus segmentos, y sobre todo en el mercado del lujo. Y precisamente es a partir de los nuevos conceptos de lujo, relacionados a experiencias con la naturaleza, a la conexión con la cultura y sus pueblos, o buscar actividades únicas que solo pueden hacerse en lugares determinados del planeta. Vivencias no ostentosas, sino reales y auténticas, en el marco de un pasajero con un perfil aventurero, de mucha exigencia y con programas armados a su medida, pero también un pasajero global que quiere armar su experiencia de lujo personalmente. En resumen, que quiere estar involucrado de principio a fin.

El mercado del lujo se ha triplicado en los últimos 20 años en el mundo y se calcula que llegará a 400 millones de personas para el año que viene, apoyado en el desarrollo de Asia sobre todo de China.

Argentina viene trabajando desde hace muchos años en este mercado, con una buena consolidación, pero hoy es un negocio chico. Hay operadores, que arman productos o programas a medida para este segmento, con muy buenos resultados. Utilizando servicios, hotelería, transportes y recursos humanos acordes a este segmento. Pero Argentina tiene un potencial mucho más grande y que excede este modelo, para lo cual es necesario cambiar la matriz y entender que no es lo mismo pensar programas o servicios en el mercado del lujo, que el desarrollo del turismo del lujo, focalizado en un pasajero joven, actualizado, independiente y globalizado.

Desarrollar el turismo del lujo, requiere tener no solo operadores y servicios de lujo atomizados, sino circuitos, regiones o sub regiones que coordinadamente se focalicen en el segmento. En nuestro país hay gran cantidad de hoteles de alta calidad, algunos juegan solos en el mercado, otros están nucleados en colecciones nacionales y otros son miembros de colecciones internacionales. Pero no dejan de ser jugadores solitarios, ya que hace falta mucho más que buenos hoteles para desarrollar el turismo de lujo.

El camino no se recorre de un día para el otro, e implica muchos jugadores, que deben estar focalizados en un mismo objetivo, incluyendo pueblos, rutas, destinos, operadores, recursos humanos entrenados, estrategia aérea, productos, circuitos, instituciones educativas, recursos privados y estatales al servicio del desarrollo de distintos destinos.

En países como España la hotelería y restaurante de lujo facturaron 1800 millones de euros el año pasado y Francia 2300 millones. Obviamente estamos muy lejos de estos países pero evidentemente hay posibilidades por los elevados niveles de consumos de este segmento de alto poder adquisitivo, que viene creciendo fuertemente a nivel global.

Con la consolidación de nuevos circuitos de lujo la matriz de ingresos de las distintas regiones pueden cambiar diametralmente. Para lo cual hace falta, tiempo, planificación, inversión, creatividad y trabajo.

Seguramente falte muchísimo, pero creo que ya hay una semilla que debe ser regada para que germine y podamos hacerla crecer.

Tenemos con qué, pero debemos buscar una puesta en valor y ensamblar todos los actores. Infraestructura, rutas, caminos, señal de teléfono, internet, son cosas básicas que no están resueltas. Y así desarrollar las distintas regiones turísticas del país en el segmento de lujo, lo que no quita descuidar otros segmentos, sino focalizar en éste y, por derrame, las mejoras se verán en todos los tipos de experiencias turísticas.

(*) Especialista en Management y Hospitality Entrepreneur.


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