El líder norcoreano Kim Jong-un llegó este martes a Hanói, en Vietnam, donde una multitud lo recibió antes de su segunda cumbre con Donald Trump, de la que se esperan avances respecto de la vaga declaración sobre desnuclearización firmada en el encuentro anterior, en Singapur.

La normalmente tranquila estación de tren vietnamita de Dong Dang, fronteriza con China, se vistió de gala para la llegada de Kim tras un periplo de 4.000 kilómetros a bordo de su tren blindado color verde oliva desde Pyongyang. Se trata del primer viaje de un dirigente norcoreano a Vietnam desde el de su abuelo, Kim Il Song, en 1964.

Vestido con su tradicional traje tipo Mao, Kim saludó sonriente, antes de subir a un Mercedes Benz y partir en convoy en dirección a Hanói.

Al llegar a la capital vietnamita, el líder norcoreano fue vivado por la multitud que aguardaba el paso de la caravana detrás de vallas de seguridad cerca de la Opera. Kim llegó luego al hotel Melia en donde debe hospedarse esta semana, y del que fueron evacuados todos los periodistas estadounidenses que se alojaban.

Donald Trump, por su parte, viaja a Hanói con su Air Force One y aterrizará en la capital vietnamita por la tarde.

El mandatario estadounidense quiso mostrarse optimista respecto a esta cita, asegurando el lunes en Twitter que espera con impaciencia "una cumbre muy productiva".

Sobre el encuentro se conocen muy pocos detalles. Los dos dirigentes cenarán juntos el miércoles por la noche, acompañados por algunos de sus consejeros, indicó a la prensa a bordo del Air Force One la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.

Luego, el jueves mantendrán varias reuniones.

Kim y Trump mantuvieron el año pasado una reunión en Singapur que terminó con un vago comunicado sobre esfuerzos de Pyongyang para avanzar hacia un desarme nuclear, pero sin plazos ni metas claramente establecidas.

La falta de avances desde entonces generó escepticismo entre muchos observadores, que esperan que ahora se fijen medidas más concretas sobre el desmantelamiento del arsenal de Pyongyang.

Stephen Biegun, emisario de Estados Unidos para el Norte, reconoció recientemente que Washington y Pyongyang no se habían "puesto de acuerdo sobre el significado" de la desnuclearización.

Estados Unidos reclamó en varias ocasiones un desarme nuclear completo, verificable e irreversible de Corea del Norte.

Pero para Pyongyang, esa desmonte de su programa nuclear debe venir acompañado del levantamiento de las sanciones internacionalesen su contra.

Durante una ceremonia celebrada el domingo en la Casa Blanca, Trump pareció querer reducir las expectativas de un acuerdo global. "Las sanciones siguen. Todo sigue como está. Pero tenemos un sentimiento especial y pienso que conducirá a algo bueno. Pero tal vez no", comentó.

Y repitió que no tiene prisa en convencer al Norte de que renuncie a su arsenal nuclear, mientras el país siga sin realizar disparos de misiles. "No quiero apurar a nadie", aseguró.

No obstante, desde el Congreso no cesan las presiones para que el jefe de la Casa Blanca adopte una postura más firme. El influyente senador Marco Rubio, por ejemplo pidió que Washington "maximice" las presiones sobre Pyongyang.

"Los negociadores estadounidenses deben presionar por un acuerdo fuerte que desmantele de forma completa, verificable e irreversible los programas de misiles y nuclear de Corea del Norte", apuntó en una declaración emitida instantes después de que el avión de Trump despegara hacia Vietnam.

Pyongyang afirma que ya ha tomado medidas, como la suspensión de sus pruebas de misiles o artefactos nucleares durante más de un año, además de destruir las vías de acceso a sus campos de pruebas atómicas.

Según Harry Kazianis, del grupo conservador Center for the National Interest, las dos partes deberían dar "al menos un paso adelante hacia la desnuclearización" porque "nada sería peor para ambos que salir de la reunión habiendo perdido el tiempo".

"Trump se focalizará más en un discurso según el cual ha obtenido la paz en vez de presionar a Kim hacia la desnuclearización", predice Scott Seaman, una analista de Eurasia Group.

Para Kim Yong-hyun, de la Universidad Dongguk, el mejor resultado sería que los dos dirigentes se pusieran de acuerdo sobre una hoja de ruta sobre la desnuclearización.

Washington podría prometer seguridad en forma de una declaración oficial sobre el fin de la Guerra de Corea (1950-1953), que terminó con un armisticio, en lugar de un tratado de paz.

La presidencia surcoreana juzgó creíble esta posibilidad. "Creo que existe una posibilidad real", dijo su portavoz, Kim Eui-kyeom.


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