Este miércoles, en pleno día del Censo Nacional, un escuadrón de Gendarmería Nacional se trasladó con dos patrulleros al departamento Constitución, provincia de Santa Fe, entre las localidades de Juan Molina y Conesa, el límite con la provincia de Buenos Aires, para actuar en un hallazgo inquietante: una gran cantidad de panes de cocaína, distribuidos en bolsas de arpillera, prolijamente envueltos en plástico, según confirmaron fuentes en los organismos de seguridad.

Así, se realizó el pesaje de rigor luego de un operativo donde participó la unidad Antidrogas de GNA y perros dedicados a olfatear. El resultado final fue poco más de 175 kilos.

“Hay mucho movimiento en la zona”, expresaron fuentes de las fuerzas de seguridad a Infobae. La droga estaba ubicada entre tallos de maíz seco y había sido hallada por lugareños que la reportaron a las autoridades.

Se sospecha de una jugada con avionetas narco. También, preocupa a las autoridades la cercanía con la provincia de Buenos Aires.

La investigación para esclarecer la ruta de los fardos está a cargo de la Fiscalía Federal N°3 de Rosario y el ala rosarina de la PROCUNAR, el área de la Procuración encargada de investigar delitos de narcotráfico, a cargo del fiscal federal Diego Iglesias.

La PROCUNAR, por su parte, ya había investigado en los últimos tiempos una importante trama de avionetas narco, precisamente en la provincia de Entre Ríos.

Las autoridades uruguayas revelaron cómo detuvieron a 17 personas en departamentos como Canelones vinculados a la descarga por aire de 409 kilos de pasta base, con un alto potencial para transformar en cocaína y luego exportar a Europa, un lote valuado en 7 millones de dólares.

La droga, literalmente, caía del cielo: una avioneta la arrojaba en pleno vuelo a un campo en el área de Artigas. El caso, iniciado por un reporte de la DEA, la Drug Enforcement Agency americana, tenía lazos evidentes con la Argentina.

Los investigadores uruguayos supusieron que esa avioneta, por su plan de vuelo evidente con una matemática de tiempo de vuelo y distancia, solo podría haber salido desde Entre Ríos.

Así, tras una investigación de la la fiscal federal María Josefina Minatta, con asiento en Concepción del Uruguay y la PROCUNAR, el ala que investiga delitos de narcotráfico con su par Diego Iglesias, el juez Pablo Sero, ordenó a Gendarmería allanar un hangar y pista de aterrizaje en la zona de General Campos.

En los procedimientos se encontraron documentos clave como libros y hojas de vuelo, más de 53 mil dólares, dos teléfonos satelitales y un GPS aeronáutico.

La pista entrerriana apuntaba a otro modelo de negocio: el tráfico internacional en vez del consumo interno, envíos en containers disimulados entre mercadería legal. En la provincia de Buenos Aires el modelo se siente con frecuencia, particularmente en el Puerto de Zárate.

El 31 de marzo pasado, un cartel narco logró ingresar cinco bolsos con 165 kilos de cocaína de máxima pureza en el buque Grande Francia de la naviera Grimaldi, un gigante de 214 metros de eslora bajo bandera italiana, disimulado en un cargamento de cereales.

El destino final de la droga, creen investigadores, era Europa, España, donde la cocaína sudamericana de alta pureza es un producto premium que puede cotizar 30 mil euros el kilo contra los cuatro mil de costo base en la selva boliviana.

Por la jugada, la Policía Federal desbarató a un cartel narco internacional regenteado supuestamente por un traficante bosnio, Bozidar Ratkovic, de 55 años, alias “Bozo”. con una larga historia en los tribunales argentinos por el delito de contrabando de cocaína.


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