Las protestas de anoche en Estados Unidos por George Floyd fueron mayormente pacíficas y las calles del país estuvieron mucho más calmas desde que el crimen del afroamericano a manos de un policía blanco desató los mayores disturbios raciales en el país en medio siglo, junto con reclamos de poner fin a la brutalidad policial y a la injusticia contra los afroamericanos.

Anoche hubo saqueos esporádicos en Nueva York y horas antes un más que inusual cacerolazo en Washington, y hoy a la mañana ya había más de 9.000 personas detenidas en todo el país desde el asesinato de Floyd, el 25 de mayo pasado en la ciudad de Minneapolis, en el norteño estado de Minnesota.

Pero las manifestaciones fueron mucho más calmas y menos violentas que en las noches anteriores, cuando hubo incendios y tiroteos en varias ciudades, informó la cadena CNN.

La relativa calma de anoche llegó luego de que las autoridades intensificaron los toques de queda, incluyendo Nueva York y Washington, donde las personas recibieron orden de abandonar las calles cuando todavía era de día.

En Washington, un día después de que el presidente Donald Trump amenazara con sacar el Ejército a las calles para reprimir las protestas, miles de manifestantes se congregaron a una cuadra de la Casa Blanca para hacer oír sus reclamos, mientras la policía los custodiaba desde detrás de una valla blanca levantada durante la noche, cerca de la iglesia de St. John's.

Pastores de la iglesia rezaron junto a los manifestantes y les entregaron botellas de agua.

La multitud se quedó más allá de las 19, la hora que comenzaba el toque de queda, pero la manifestación fue pacífica y la policía no reprimió como el día anterior. Y justo a las 19, las cacerolas empezaron a sonar en algunas zonas, en respuesta a una convocatoria que circuló en redes sociales, con la intención se sumarse a las protestas.

El papa Francisco pidió hoy por la reconciliación nacional y la paz en Estados Unidos.

El pontífice dijo que fue "testigo, con gran preocupación, el doloroso malestar social que se está produciendo en su nación en estos días, tras la trágica muerte del señor George Floyd".

"No podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión y pretender defender la santidad de toda vida humana", agregó el Papa desde el Vaticano.

Trump, en tanto, profundizó ayer su llamado a la mano dura que ya había hecho el lunes, cuando había amenazado con desplegar militares en la calles.

“NYC, CONVOCA A LA GUARDIA NACIONAL", tuiteó. "Los maleantes y perdedores te están destrozando. Actúa rápido", agregó, luego de que el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, rechazara desplegar a la Guardia Nacional.

Manifestaciones también mayormente pacíficas se repitieron anoche en otras ciudades, como Los Ángeles, St. Paul, en MInnesota, o Houston, informaron las policías locales.

Más de 20.000 miembros de la Guardia Nacional han sido desplegados en 29 estados, incluyendo Nueva York, para tratar de contener los desmanes.

La de anoche fue la octava seguida de protestas, que comenzaron luego de que un policía blanco de Minneapolis detuviera a Floyd, que estaba desarmado, al parecer por haber pagado con dinero falso en un supermercado y le apoyara la rodilla en el cuello hasta matarlo, pese a que el hombre gritaba que no podía respirar.

El policía, Derek Chauvin, fue despedido y acusado de asesinato.

La madre de la hija de seis años de Floyd dijo que quería que el mundo supiera que su hija había perdido a un buen padre.

“Quiero que todo el mundo sepa que ésto es lo que se llevaron los policías. Quiero justicia para él porque era bueno", dijo Roxie Washington en conferencia de prensa en Minneapolis.


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