El Papa Francisco cuestionó al Gobierno por el uso de gas pimienta en una movilización realizada la semana pasada que reclamaba contra el veto del presidente Javier Milei a la ley de movilidad jubilatoria, al defender el valor de la “justicia social” en el 10° aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares.

En su exposición, en la acompañó a representantes de movimientos sociales de la Argentina, entre ellos Juan Grabois y el titular de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Alejandro “Peluca” Gramajo, el Pontífice cuestionó el operativo antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en la que manifestantes, personas de avanzada edad y hasta una niña de 10 años terminó afectada por el material irritante.

”El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social y la división social abre paso a la violencia verbal, y la violencia verbal a la violencia física, y la violencia física a la guerra de todos contra todos. Ahí está la cola del diablo”, señaló Francisco. Y continuó:

“Me hicieron ver un filmado de una represión de hace una semana, menos quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad.

No tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas... y el Gobierno se puso firme: en vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta. Les convenía. Ténganlo en cuenta”.

En otro momento de su intervención, mencionó un presunto hecho de corrupción, en el que un empresario extranjero le contó sobre un caso donde un funcionario argentino le solicitó una “coima”. “Mi abuela nos repetía siempre, estén atentos, que el diablo entra por los bolsillos. Siempre. Que una coima aquí, una cosa allá...”, arrancó el Papa con la anécdota.

“Me contaba un emprendedor internacional, que estaba haciendo en Argentina unas inversiones de extensión de eso que ellos estaban llevando adelante, que trabajan muy bien y fue un acuerdo. Fue a presentar al ministro un nuevo plan de nuevas extensiones, el ministro lo atendió muy bien y dijo ‘dejemeló, ya lo van a llamar...’”, continuó. “Al día siguiente, el secretario del ministro lo llamó, le dijo si puede pasar ‘en dos días, así le entregamos el permiso’. Pasó, le entregó los papeles y la firma...y cuando él (el emprendedor) se estaba por levantar, le dijo: ¿y para nosotros, cuánto?... ¿Y para nosotros, cuánto? La coima. El diablo entra por el bolsillo, no se olviden”.

“Esto no es comunismo, es el Evangelio”

El Papa también volvió a formular críticas al sistema capitalista y a la injusticia social desde una perspectiva cristiana, en la que convocó a los ricos para que compartan sus riquezas de manera justa y fraterna. “Dicen que el sistema que permitió amasar fortunas a las personas ricas, y permite agregar riquezas ridículas, es inmoral, que debe ser notificado, que debe haber más impuestos a los billonarios”, afirmó Francisco.

“Eso está muy bien, y rezo para que los más económicamente poderosos salgan del aislamiento, rechacen la falta de seguridad del dinero se abran para compartir bienes que tienen un destino universal, porque todos los bienes derivan de la creación y tienen un destino universal. Es difícil que eso pase, pero para Dios todo es posible”, expresó, y añadió: “Si ese porcentaje tan pequeño de billonarios que acaparan la mayor parte de la riqueza del planeta, no como limosna, se animara a compartirla fraternalmente, qué bueno sería para ellos mismos y qué justo sería para todos”. “Pido para los privilegiados de este mundo que se animen a este paso. Serían mucho más felices y seremos mas hermanos todavía”.

Previamente, el Papa había señalado que “mientras no se resuelva radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados, y de la especulación financiera, y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo”. “La inequidad es la raíz de los problemas sociales. Se que esto molesta, pero es verdad”, dijo.

En ese marco, recordó que alguien le reprochó de que no hable de “la clase media”. “Puede ser cierto, y por eso les pido perdón. Cuando el Papa habla, habla para todos porque la iglesia es para todos, pero el Papa no puede sustraerse de la centralidad de los pobres en el Evangelio.

Esto no es comunismo, es el Evangelio puro. No es el Papa, sino Jesús el que los pone al centro, en ese lugar. Es una cuestión de nuestra fe y no se puede negociar”. “Si no aceptas eso no sos cristiano”, concluyó.

Y también puntualizó sobre el rol de los empresarios . “Un hermano también me dijo: ‘No sea tan duro con los ricos’. Jesús fue más duro que yo, eh, fijensé lo que dice de los ricos. Reconozco que los empresarios crean puestos de trabajo, contribuyen al desarrollo económico.

Es justo decirlo, lo dije en Singapur viendo el magnífico bosque de rascacielos. Sin embargo, los frutos del desarrollo económico no se distribuyen bien”, continuó, y pidió que haya “políticas buenas, racionales y equitativas”, que “afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo y trabajo, para que todos tengan salario justo y todos los derechos”.

En ese marco, el Sumo Pontífice admitió que “hace tiempo que los pobres no pueden esperar”. “Si los movimientos populares no reclaman, si ustedes no gritan, si ustedes no luchan, no despiertan conciencias, las cosas van a ser más difíciles -continuó-. Pregunto a ustedes, también a las personas de clase media que cada vez se tienen que sacrificarse más para llegar a fin de mes (...): ¿ustedes creen que los más ricos van a compartir lo que tienen con los demás, o van a seguir acumulando insaciablemente? Es una pregunta. No tengo el monopolio de interpretación, tampoco tengo la bola de cristal, esas son estafas.”.

En contraste con las ideologías que elogian una aspiración de riqueza y a los multimillonarios como ‘benefactores’, una postura que suele defender Javier Milei, el Papa Francisco se ubicó desde una postura contraria:

“Veo una cosa que me preocupa, que avanza una forma perversa de ver la realidad que exalta la acumulación de riqueza como si fuera una virtud. No es una virtud, es un vicio, las riquezas son para compartir, para crear, para fraternizarAcumular no es virtuoso. Distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba, sino que multiplicaba y sus discípulos distribuían”.

“Acuerdensé que Jesús nos dijo: ‘No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre nos consume, y los ladrones perforan las paredes y nos roban’. ‘Acumulen en cambio tesoros en el cielo (...), allí donde está tu tesoro, ahí estará tu corazón’”. “La competencia ciega por tener más y más dinero no es una fuerza creativa, sino una actitud enfermiza, un camino a la perdición, una conducta irresponsable, inmoral, irracional, destruye a la creación y divide a los pueblos. No dejemos de enunciarlo”, agregó.

Además, Francisco apuntó sobre contra “las ideologías deshumanizadas” que promueven “una cultura muy fea, la cultura del ganador, que es un aspecto de la cultura del descarte”. Algunos llaman esto meritocracia, otros no la nombran, pero la practican. Es gente que parada sobre ciertos éxitos mundanos se sienten con el derecho de tratar en forma altanera a los perdedores. Es paradójico que las grandes fortunas poco tengan que ver con el mérito; son rentas, son herencias, son fruto de la explotación de personas y expoliación de la naturaleza. Son producto de la especulación financiera o la evasión impositiva, derivan de la corrupción y el crimen organizado”, apuntó.

“En general, muchas fortunas se amasan así. Nadie que sea meritorio, o sin mérito, tiene derecho de mirar desde arriba a abajo al otro, como si no valiera nada”, lamentó el Sumo Pontífice.

“Está muy bien protestar”

A lo largo de toda su exposición, el Papa Francisco destacó la tarea de los movimientos populares en el mundo. Se trata de un claro respaldo a las organizaciones sociales también de Argentina, las cuales atraviesan una relación de conflicto abierto con la gestión de Javier Milei y en particular con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.

Ustedes salieron de la pasividad y del pesimismo. No se dejen abatir por el dolor y la resignación. No aceptaron ser víctimas dóciles; se reconocieron como sujeto, como protagonistas de la historia. Este es el aporte más lindo de ustedes”, afirmó Jorge Bergoglio, y recordó que hace diez años en Roma “plantamos una bandera: tierra, techo y trabajo son derechos sagrados”. “Que nadie les quite esa convicción a ustedes, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague los sueños”, expresó.

A las organizaciones sociales, les elogió porque “no se achican, ustedes van al frente” y les reconoció que “trabajan cuerpo a cuerpo, persona a persona, no solo protestan, que está muy bien protestar, sino que realizan innumerables obras desde la más absoluta precariedad del Estado. A veces, sin ninguna ayuda del Estado, otra veces, perseguidos”.

“Los acompaño en su camino. Sigo creyendo, como lo dije en Bolivia, que la acción comunitaria de los pobres de la tierra depende de no sólo su propio futuro, sino del futuro de toda humanidad”.

“La misión de ustedes es trascendente. Si el pueblo pobre no se resigna, si el pueblo se organiza y preserva en la construcción comunitaria cotidiana, la lucha contra las estructuras de injusticia social más tarde o más temprano cambiarán para bien. Como ven, nada de ideología aquí: el pueblo”.

“Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. El futuro de la humanidad está en sus manos. Les invito a construir una alternativa humana a la globalización excluyente. No se achiquen”, concluyó.

Además de Grabois y Gramajo, en la cumbre intervienen diversos referentes de los movimientos populares y de la Iglesia, como el prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Cardenal Michael Czerny, el Cardenal Peter Turkson y dirigentes del núcleo fundador del vínculo entre los movimientos populares y la Iglesia como Juan Grabois (Argentina), Xaro Castelló (España) y Joao Pedro Stedile (Brasil).

En representación de los movimientos populares de los distintos continentes fueron invitados Anuka Thirimadura, (La Via Campesina, Asia), Rose Molokoane (Slum Dwellers International, Africa), Susana Réfega (Movimiento Laudato si’, Europa), Naema Yaqoub (Mediterranea Saving Humans / Refugees in Libya, Africa), Nicole Leiva (Puente Alto Chile, Latinoamérica) y Gloria Morales (Pico Network, Norte América).

Fuente: Infobae


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