En su segundo día de visita en Japón, Donald Trump jugó al golf con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, entregó un trofeo al ganador de un torneo de sumo y aprovechó para tuitear sobre la reciente escalada de tensión con Corea del Norte.

El presidente norteamericano intentó calmar los ánimos luego de los recientes ensayos nucleares realizados por Pyongyang y renovó su confianza hacia el dirigente norcoreano Kim Jong-un.

"Corea del Norte lanzó algunas pequeñas armas, que pusieron en alerta a algunos de mis asesores y a otros, pero no a mí", aseguró Trump, en referencia aparentemente a declaraciones de su asesor de seguridad nacional.

John Bolton había considerado la víspera que los dos ensayos de misiles de corto alcance efectuados a principios de mayo por Pyongyang, por primera vez en un año y medio, constituían "sin ninguna duda" una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

"Confío en que el presidente Kim mantendrá la promesa que me ha hecho", dijo Trump.

Una primera cumbre histórica entre los dos mandatarios, en junio de 2018 en Singapur, culminó en una declaración conjunta que hablaba de la "desnuclearización completa de la península coreana". Una vaga formulación que permite a ambas partes interpretarlo de manera muy diferente. Pero la segunda cumbre, en Hanoi en febrero, terminó en un absoluto fiasco.

El tema será probablemente abordado hoy, durante las discusiones oficiales entre Trump y Abe, que hablarán también de la cuestión comercial. Estados Unidos, primera economía mundial, y Japón, tercera, intentan llegar a un delicado acuerdo bilateral en este sentido.

Pero no se espera ningún anuncio con ocasión de esta visita. "Hemos avanzado mucho en nuestras negociaciones", pero "lo esencial esperará" para después de las elecciones al Senado previstas en julio en el archipiélago, advirtió Trump.

Antes de su encuentro hoy con el nuevo emperador Naruhito, momento esperado de la visita, Trump y Abe reforzaron sus lazos. En una mañana sin nubes, y bajo un calor sofocante compartieron un relajado partido de golf en un club cerca de Tokio.

Después asistieron a la final del torneo de sumo de Tokio, donde Trump entregó la imponente Copa Presidencial, de unos 30 kilos y 1,4 metros de altura, al vencedor, el japonés Asanoyama.

Acompañado de su esposa, Melania, presenció algunos combates entre los colosos de esta antigua lucha tradicional, después de realizar su entrada bajo los aplausos del público en el gigantesco recinto de más de 10.000 plazas, el Riogoku Kokugikan.

Muy serio durante los combates, se relajó cuando subió al sagrado cuadrilátero, al que accedió con unas zapatillas especiales para la ocasión.


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