El sexting es una práctica cada vez más común entre los adolescentes. Muchos incluso lo practican sin saber específicamente que lo están haciendo y a qué riesgos se están exponiendo.

Con el fin de promover el conocimiento y la educación sobre el tema entre los adolescentes, la empresa argentina Sherpas desarrolló el Proyecto Caretas, una herramienta que a través de un personaje de ficción potenciado por Inteligencia Artificial busca concientizar a los chicos sobre los riesgos de compartir imágenes íntimas a través de las redes o con sus contactos. La aplicación fue lanzada hace una semana en Brasil con el apoyo de Facebook y Unicef. Aunque todavía no está disponible en Argentina los desarrolladores quieren traerlo al país, para lo que en las próximas semanas iniciarán los contactos con entidades locales.

La aplicación está desarrollada específicamente para redes sociales. Funciona con un personaje de ficción, llamado “Fabí Grossi”, que comparte la historia de una chica de 21 años que como tantos otros jóvenes ha sido víctima de sexting. Mientras se recupera de su ruptura sentimental, ella descubre que su ex novio distribuyó un video íntimo de ellos dos transformando su vida en una pesadilla.

Fabí funciona con tecnología chatbot, por lo que interactúa a través del Messenger de Facebook, con posibilidad de mantener una conversación con el usuario, pidiendo ayuda y consejo a los jóvenes que interactúan con ella. Precisamente, la pregunta que dispara el diálogo es “¿Qué debo hacer después que mi ex novio publicó un video íntimo en redes sociales’”. La narrativa está construida a través del envío de mensajes de texto, fotos, videos y mensajes de audios durante por lo menos 48 horas, lo que convierte en una experiencia real.

“Buscamos construir ficciones con alcance de audiencia para plataformas digitales online, por fuera de los medios tradicionales. Para hacerlo trabajamos con especialistas en el tema, apoyados por Unicef Brasil, por lo que los contenidos están validados”, explica a Gastón Gertner, especialista en políticas públicas de Sherpas.

El producto fue testeado entre junio y noviembre del 2017 en Brasil, con un piloto del que participaron 7.444 adolescentes. En ese periodo se intercambiaron 1,6 millones de mensajes y cerca del 50% de los participantes llegó al final de la conversación. De los que completaron la conversación con Fabí, sólo el 39,7% había escuchado hablar o conocía sobre el sexting y afirmó que sabía cómo protegerse de los riesgos online y el ciberbullying antes de iniciar el chat. El porcentaje aumentó a 90,5% después de intercambiar los mensajes con Fabí.

La aplicación se lanzó oficialmente la semana pasada en Brasil y ya alcanzó los 12.000 usuarios, lo que demuestra el potencial que tiene como herramienta de acceso a los jóvenes. “Caretas nos da la oportunidad de conversar individualmente con cada adolescente, en el ambiente en el que está presente y en el lenguaje que suele usar. Esta experiencia también amplía las fronteras del compromiso digital y nos da nuevos caminos para comunicar y movilizar a las personas para los temas relacionados con los derechos del niño y del adolescente”, afirmó Florence Bauer, representante de Unicef Brasil.

El problema del sexting no es solo local. Un estudio publicado esta semana por la revista JAMA Pediatrics concluyó que la prevalencia media para el envío y la recepción de mensajes con connotación sexual (a esto se le denomina sexting) fue de 14,8% para el envío y 27,4% para la recepción. El trabajo se hizo a partir de un metaanálisis de 39 estudios que sumaron en total 110.380 participantes, con una edad media de 15 años (con un rango de 11 a 17 años).

“El sexting se está convirtiendo en una práctica más común entre los jóvenes. Por lo tanto, información específica acorde a la edad y sus potenciales consecuencias debería proveerse regularmente como una forma de educación sexual”, advierte el trabajo encabezado por Sheri Madigan, de la Universidad de Calegari, Canadá. Esta investigación también indica que la prevalencia del sexting ha aumentado en los últimos años y “aumenta a medida que los jóvenes crecen. Se necesita investigación adicional que se centre en el sexting no consentido, para orientar e informar adecuadamente los esfuerzos de intervención, educación y política”, añaden los investigadores. Las prevalencias de reenviar un mensaje sin consentimiento y tener un mensaje remitido sin consentimiento fueron 12.0% y 8.4%, respectivamente.

“Los chicos pasan por distintas etapas evolutivas y son un target muy frecuente para el sexting, un tema del que muchas veces los padres no saben cómo abordarlo con ellos”, afirma la doctora Liliana Verónica Moneta, de APSA. “El sexting debería formar parte de la educación sexual, que está quedando antigua. Habría que empezar a fomentar talleres con los chicos, pero también con los padres, que muchas veces proyectan en sus hijos las cosas que les pasaron a ellos”, añade la especialista.


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