El Gobierno quiere reforzar el equipo técnico de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) para auditar a las universidades nacionales. El Ejecutivo busca sumar cuadros técnicos para que trabajen en línea con el organismo que lidera Miguel Blanco.
Se trata de equipos que no pasarán a ser trabajadores de planta permanente porque el organismo tiene limitaciones presupuestarias para incorporar personal. Sostienen que evaluarán recién la semana que viene los programas de trabajo junto al cronograma de universidades a auditar.
La Casa Rosada quiere además que funcionarios de Educación -como el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez- se involucren en la revisión de cuentas. “Hay que reforzar el equipo para poder avanzar sobre la auditoría. Falta gente”, expresó a TN un funcionario.
La SIGEN ya reactivó la estructura interna que se encarga de auditar a las universidades, que fue desarticulado en 2022 con el dictamen del exprocurador General del Tesoro, Carlos Zannini. Este dispuso que el organismo no tenía funciones “aplicables a las universidades nacionales”.
Se trata de la Sindicatura Jurisdiccional de Educación y Universidades Nacionales, que tiene a cargo la auditoría de la secretaría de Educación, la comisión nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria, la fundación Miguel Lillo y las universidades. Funcionó hasta 2022 con siete personas y reporta a la subgerencia de control de Empresas, INSSJP, Educación y Universidades Nacionales.
Tras la derogación del dictamen de Zannini, la mesa chica de Balcarce 50 quiere comenzar las auditorías y pone la mira sobre la Universidad de Buenos Aires (UBA). “No importa que la UBA no haya firmado un convenio previo, el dictamen de Barra debería habilitar a la SIGEN a comenzar un proceso de auditoría”, manifestó un colaborador de Nación.
El Gobierno comenzará también a auditar las 26 universidades que firmaron el convenio de revisión de cuentas con el exministro de Educación Jaime Perczyk. Se incorporó al listado la Universidad Nacional de Río Negro.
La mesa chica de Balcarce 50 busca elevar el enfrentamiento contra los centros de estudiantes y sindicatos tras la toma de las universidades. Los funcionarios cercanos al presidente repiten que “los trotskos nos quieren voltear” y sostienen que “la mayoría de los estudiantes está en contra de la toma”.
Fuente: TN