El peso argentino, la moneda más débil del mundo en los últimos dos años, no tiene para donde moverse sino a la baja, ya que el país lucha por contener los desenfrenados aumentos de los precios al consumidor, según el pronosticador más acertado de la moneda en el cuarto trimestre de 2019.

“Vemos que el peso en algún momento se depreció y se puso al día con un régimen de inflación persistentemente alto”, dijo Gabriel Gersztein, director de estrategia global de mercados emergentes de BNP Paribas, con sede en Sao Paulo, según informó Bloomberg.

El peso se ha mantenido estable justo por debajo de 60 unidades por dólar en el mercado mayorista desde que el gobierno recurrió a controles de capital en agosto, a raíz de una inesperada victoria primaria del presidente Alberto Fernández que provocó una caída en picada de la moneda.

Si bien Gersztein espera que los controles de capital se mantengan fijos, apuesta a que el gobierno eventualmente permitirá que el peso spot se debilite para mantener constante la diferencia con el llamado contado con liquidación, que actualmente valúa la moneda en 80,4 por dólar.

Gersztein dice que ese proceso podría comenzar en marzo o abril, y que el peso en el mercado mayorista alcanzará los 100 pesos por dólar para fines de 2020, una disminución de 40% de la tasa oficial actual.

Fue la moneda de peor desempeño del mundo frente al dólar en términos nominales tanto en 2018 como en 2019. “Si el nivel del mercado se sobrepasa, la tasa oficial tendrá que ajustarse”, dijo.

“Este régimen cambiario tiene un costo sustancial para la economía real”, agregó.

La segunda economía más grande de Sudamérica está a punto de contraerse por tercer año en 2020, su tasa de desempleo se mantiene en dos dígitos y la inflación anual por encima de 50%.

Gersztein estima que la nación sudamericana tiene solo USD 14.000 millones restantes en reservas líquidas netas que podrían usarse para mantenerse al día con la deuda.

La deuda bruta de Argentina es superior a USD 300.000 millones, según datos del gobierno, incluidos los préstamos del Fondo Monetario Internacional y de bonistas privados.


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