El 2017 quedará guardado para siempre como el año en que la justicia llegó al fútbol ya que se realizó el primer juicio en el escándalo de corrupción más grande en la historia del balompié mundial con el saldo de dos ex poderosos dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) tras la rejas. Juan Angel Napout, ex presidente de la Confederación y vicepresidente de FIFA, y José María Marín, ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).
Tres años atrás, nadie imaginaba cómo terminarían dos hombres fuertes del fútbol sudamericano como Juan Angel Napout (59) y José María Marín (85). Manejaron la Conmebol a su antojo por décadas, utilizaron la institución para beneficio personal, se volvieron multimillonarios y perjudicaron al desarrollo del deporte más popular en los diez países de Sudamérica.
Sin embargo, la justicia les llegaría y quizás del juez menos pensado, los Estados Unidos.
Muchos se preguntan todavía hasta qué tiene que ver la justicia norteamericana para juzgar a dirigentes sudamericanos. La respuesta está en que estos dirigentes, que se creían intocables, utilizaron el sistema financiero de Estados Unidos para perpetrar sus crímenes, es decir, recibir o lavar dinero producto de los sobornos que las empresas de televisión y marketing les pagaban para quedarse con los costosos contratos por los derechos del fútbol continental.
Aunque el caso FIFAgate estalló ya en mayo de 2015, como resultado de una investigación de más de 20 años a cargo del FBI y la Fiscalía norteamericana, recién en noviembre de 2017 se inició en la Corte Federal de Nueva York el primer juicio a tres ex altos dirigentes de la Conmebol, los dos citados anteriormente más el peruano Manuel Burga (60), los únicos que se declararon inocentes de 42 imputados que en total tiene este proceso.
En seis semanas de juicio se demostró que los acusados y sus cómplices aceptaron o acordaron aceptar decenas de millones de dólares en pagos de sobornos en un esquema de corrupción montado entre los dirigentes de fútbol y los dueños de las empresas de TV y MKT deportivos.
Posteriormente el jurado dio a conocer su veredicto declarando culpables a José María Marín en seis de los siete cargos que le imputaron y a Juan Ángel Napout en tres de los cinco cargos que le imputó la Fiscalía en representación del gobierno de Estados Unidos. Burga fue absuelto y quedó en libertad.

Los actores hablan
Los veredictos de culpabilidad fueron anunciados por Bridget M. Rohde, fiscal federal en funciones para el distrito este de Nueva York, William F. Sweeney, Jr. subdirector a cargo de la Oficina Federal de Investigaciones, Oficina de Campo de Nueva York (FBI), y R. Damon Rowe, Agente a Cargo Especial, Investigación Criminal del Servicio de Impuestos Internos, Oficina de Campo de Los Ángeles (IRS).
"El jurado encontró cómo los acusados Napout y Marín se llenaron los bolsillos con millones de dólares en sobornos a expensas de las organizaciones de fútbol que representaban y las personas a las que servían esas organizaciones", dijo la Sra. Rohde.
"Ahora estos acusados han comparecido ante la justicia, como los otros que han sido condenados por corromper un deporte amado en todo el mundo y enfrentarán un castigo por su conducta criminal", continuó diciendo la fiscal.
Agregó que los veredictos de culpabilidad y la evidencia en el juicio resaltan el alcance de la corrupción y la necesidad continua de reformas.
Finalmente Rohde expresó su agradecimiento a los gobiernos de todo el mundo, particularmente a los gobiernos de Suiza, Brasil, Perú y Paraguay por su importante asistencia en este caso. También agradeció a la Oficina de Asuntos Internacionales y la Sección de Delincuencia Organizada y Pandillas de la División de lo Penal del Departamento de Justicia de los Estados Unidos en Washington, DC, por su colaboración en este proceso.
"El fútbol está arraigado en muchas culturas de todo el mundo que lo miran y juegan con un fervor casi religioso", declaró a su vez Sweeney, subdirector a cargo del FBI.
"Los muchos temas que hemos cargado en esta extensa y compleja investigación usaron la reverencia de los fanáticos para ganar millones de dólares ilegalmente mientras pensaban que nadie estaba mirando. Sus errores fueron utilizar bancos y compañías en los Estados Unidos para ocultar sus fechorías, pero fueron atrapados", aseguró.
El FBI ha trabajado codo a codo con los socios nacionales e internacionales, viajando por todo el mundo para construir este caso que no hubiera sido posible sin la gran coordinación de todas las agencias que investigan. "Continuaremos buscando a todos los involucrados en estos apretones de manos de trastienda y sobornos lucrativos que alguna vez fueron parte del juego", expresó Sweeney.
"Como reflejan los veredictos de culpabilidad, Juan Ángel Napout y José María Marín socavaron el proceso de contratación relacionada con el fútbol al celebrar acuerdos corruptos con ejecutivos de compañías de mercadeo deportivo que estaban más que dispuestos a pagar sobornos", dijo a su turno el agente especial Rowe de IRS Criminal Investigation.
"IRS Criminal Investigation, junto con nuestros socios encargados de hacer cumplir la ley en la Oficina del Fiscal Federal y el FBI, continuarán investigando agresivamente a las entidades individuales y corporativas que usan compañías ficticias y cuentas financieras en jurisdicciones de secreto bancario y en el proceso utilizan el sistema para facilitar las prácticas corruptas dentro del deporte favorito del mundo".
Como se demostró en el juicio, la FIFA y sus seis confederaciones continentales, junto con las federaciones regionales afiliadas, las asociaciones nacionales miembros y las empresas de mercadotecnia deportiva, constituyen una empresa de personas jurídicas asociadas de hecho a los efectos de las leyes federales de crimen organizado. El objetivo principal, y completamente legítimo, de la empresa es regular y promover el deporte del fútbol en todo el mundo. La empresa financió sus esfuerzos en gran parte mediante la comercialización de los medios y los derechos de comercialización asociados con diversos eventos y torneos de fútbol, a menudo a través de la venta de contratos plurianuales que cubren múltiples ediciones de los torneos.
La evidencia en el juicio, incluidos los testimonios de testigos, registros simultáneos, registros bancarios, correos electrónicos y mensajes de texto, y grabaciones consensuales, estableció que los acusados y sus cómplices habían participado en una conspiración para corromper la empresa a través de la actividad de crimen organizado.
Los demandados que se han declarado culpables y las entidades corporativas que han firmado acuerdos con el gobierno han acordado renunciar a más de USD 200.000.000 en este y otros casos relacionados y el gobierno ha recaudado más de USD 60.000.000 de esa cifra hasta la fecha.
Fueron testigos en este juicio los ex empresarios Alejandro Burzaco (ex CEO de Torneos), de Argentina, y José Hawilla (dueño de Traffic), de Brasil. También atestiguaron Eladio Rodríguez, ex empleados de Torneos y Santiago Peña, ex contador de Full Play, ambos de nacionalidad argentina.
Pasaron también como testigos del gobierno norteamericano el ex presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), Luis Bedoya y José Luis Chiriboga, hijo del ex presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), Luis "Lucho" Chiriboga.
También en este proceso fueron acusadas de corrupción las empresas Full Play (de Hugo y Mariano Jinkis), FOX (de la cadena 21st Century Fox perteneciente al multimillonario Rupert Murdoch), la mexicana Televisa (de Emilio Azcárraga), la española Mediapro (del grupo encabezado por Jaume Roures), la brasileña O´Globo (de Roberto Marinho), también la brasileña Traffic (de José Hawilla), la argentina Torneos (cuyo CEO fue Alejandro Burzaco) y DATISA (conglomerado de Traffic, Torneos y Full Play).


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