Por Sergio Almirón

¿Cuál será la normalidad a la que nos deberemos acostumbrar? Vivimos en una ciudad donde el #coronavirus se ha radicado, las acciones diarias para mitigar sus efectos dejaron de ser algo unánime y sin cuestionamientos. Hoy en día la realidad supera al discurso único y a la exclusividad del relato.

Que estamos a un paso de la Fase CINCO o que volvemos a la Fase UNO, ni en eso hay acuerdos… No estamos en un mundial, ni siquiera pasamos de ronda! Solo tenemos los números crecientes que nos deja la estadística al final del día, y realmente NO nos están favoreciendo.

Desde la oposición política, con responsabilidad, con respeto y con la necesidad de proteger la vida de todos, se ha llamado al Gobernador de la Provincia a que enfrentemos la pandemia con una estrategia conjunta, con un plan común, pensado con el aporte de todos los sectores.

Ya van 60 días de cuarentena y aislamiento social, largas semanas que pesan y que debieran haber servido para preparar el sistema de salud y afianzar los hábitos de prevención en la población, ojala no hayan sido en vano.

El Gran Resistencia esta en el ojo de la tormenta, al igual que la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, y pareciera que el coronavirus llego para quedarse. La comparación con nuestros vecinos correntinos, misioneros o formoseños dejan más en evidencia que NO se han hecho las cosas bien.

No es ilógico, ni descabellado ni podrá cuestionarse si en una decisión, basada en un debate  participativo y con consenso general, se imponga una restricción de la movilidad y la circulación en el área metropolitana del Gran Resistencia.

La misma debería tener un plazo de finalización que no supere las  72 horas desde su inicio y que sea apoyada en la intervención rigurosa de nuestra Policía de la Provincia Del Chaco y con el apoyo imprescindible de las fuerzas federales (Gendarmería Nacional – Prefectura Naval – Policía Federal – Policía de Seguridad Aeroportuaria), mas todos los equipo municipales de control en la vía pública de cada jurisdicción, a los fines de poder disminuir (por el hecho básico de que la gente se debe quedar en su casa) la propagación del virus y reafirmar así la idea de esfuerzo conjunto para combatir a este enemigo invisible, tal como fuera en los primeros días de la cuarentena obligatoria.

Conjuntamente a esa medida excepcional de restricción ambulatoria, se debería avanzar en el trabajo de testeos en los sectores geográficos y/o poblacionales donde  se han determinado que haya focos o brotes de contagio del coronavirus. Bien nos han dicho: “el virus no va a vos, somos nosotros los que vamos al virus”. Y su detección precoz permitirá ejecutar una mejor estrategia a las autoridades sanitarias en donde se detecten posibles indicios de trasmisión comunitaria.

La economía frenada, las actividades comerciales al límite de su capacidad de subsistencia, el empleo privado en dificultades para cobrar sus haberes y el empleo público con posibles reducciones y recortes salariales. También en los bolsillos se siente la pandemia. Por ello es vital la ejecución de acciones que nos encaminen a mejorar el escenario en beneficio del conjunto de la sociedad.

La salida NO está próxima, el riesgo de que todo se desmadre está latente y si no se toman medidas correctivas, con consultas y acuerdos sociales-políticos para afianzar sus resultados, la situación explotará, en las manos de los que nos gobiernan, pero también en nuestros barrios, en nuestras casas y también en nuestra economía diaria.

Estamos a tiempo todavía…, podemos entre todos mejorar las condiciones con las cuales nos enfrentamos al coronavirus. Como bien dice el refrán: “De hombres es equivocarse, de necios persistir en el error”, ojala como sociedad sepamos entenderlo.


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