El miércoles pasado, cerca de las cinco de la tarde, Jorge Daniel Zagari subió a su auto, dijo a su familia que tenía que ir a cobrar su sueldo a la pizzería de la localidad de Ituzaingó donde trabajaba desde hace una década y se fue. A las 17:30 su teléfono se conectó por última vez y, desde ese momento, ni su hermano, ni su sobrina, ni sus padres supieron más de él. Lo buscaron durante días con desesperación.
Finalmente, el cuerpo de Jorge, que había sido asesinado, fue encontrado este lunes dentro de un pozo, tapado con cemento, en el terreno donde funcionaba el local.
Junto al portón negro de la pizzería y rotisería de la calle Pérez Quintana al 3700 vivía también su jefe, Luis Mieres, de 69 años, que fue aprehendido y acusado por el crimen.
En su declaración como imputado ante la fiscal, Mieres dijo que el asesinato se dio en el marco de una discusión muy fuerte, cuando su empleado llegó a su casa y le reclamó 30 mil pesos de sueldos adeudados, más el sueldo de este mes, que era de 56 mil pesos y el aguinaldo. Mieres, de acuerdo a su relato, le respondió que no tenía la plata para pagarle, la conversación se tornó cada vez más agresiva y, según su propio relato, él reaccionó golpeándolo en la cabeza con un fierro hasta que murió.
Ese mismo jueves, la familia de Jorge denunció su desaparición y la de su Peugeot 405 en la Comisaría 2da de Ituzaingó. El domingo, Florencia recibió en su celular la información sobre una posible ubicación del vehículo de su tío y fue hasta el lugar con su papá. Efectivamente, los restos del auto de Jorge estaban abandonados en el cruce de las calles Álvarez Thomas y Piedra Buena, en Merlo, donde había sido incendiado.
“Un vecino nos dio acceso a sus cámaras y vimos cómo entraba el auto de mi tío, que ya no era manejado por él, y atrás la EcoSport negra de Luis”, explicó hoy su sobrina, que también mencionó sus sospechas en torno al presunto paso de un móvil policial detrás de la camioneta. “Por esta cámara nos enteramos que el jueves a las 5:30 de la mañana quemaron el auto. Los vecinos llamaron a la policía y a los bomberos. Yo hice la denuncia el jueves a las seis de la tarde y no estaba registrado nada de esto, nadie nos avisó”. Una fuente judicial cercana al expediente confirmó a Infobae que esas imágenes ya fueron incorporadas a la causa.
La mujer de Mieres, y su hijastro, que se encontraban en la casa en el momento que se descubrió el cadáver, fueron aprehendidos por orden de la fiscal y, según confirmaron fuentes judiciales a este medio, se investiga si tuvieron alguna participación en el crimen. El hijastro, que registra antecedentes penales por robo, será indagado por encubrimiento y la fiscalía pedirá su detención.
En su declaración autoincriminatoria ante la fiscal Cristini, Mieres remarcó su responsabilidad en el hecho e hizo especial hincapié en que él fue quien lo mató, lo escondió e intentó deshacerse del cuerpo y las pruebas. Sin embargo, el hombre sí involucró a su hijastro en la maniobra de descarte del auto en Merlo. También dijo que lo ayudó a limpiar la sangre después del ataque. En cuanto a su pareja, Mieres insistió en que había ido al dentista y no estaba en la casa al momento del asesinato. Por ahora, sin embargo, la mujer continúa aprehendida.
“Luis mismo lo había hablado con él y hasta le había dicho que se había comprado la EcoSport porque tiene una parte atrás en la que se escondía para seguirla”, señaló la joven. Y agregó: “Mi tío no se llevaba bien con la mujer. Yo creo que acá hay más personas involucradas, porque él es un hombre grande y no pudo haberlo hecho solo”.
Mientras tanto, en redes sociales se multiplican los mensajes de afecto en memoria de Zagari. “Que paguen y no salgan nunca más en su puta vida, gordo. Te voy a extrañar una banda, me quedo con todas las anécdotas juntos. Todavía no caigo, no puedo”, escribió Matías, un compañero de trabajo de Jorge. “No entiendo. ¿Por qué? La concha de su madre, este viejo hijo de puta va a pagar y toda la familia, te lo prometo. Solo me queda recordarte de la mejor manera como el buen compañero que fuiste”.
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