Especialistas del INTI capacitarán a cooperativistas del Programa Argentina Trabaja en la construcción de plantas móviles, capaces de proveer agua libre de arsénico a poblaciones de alrededor de 500 habitantes. Serán los primeros prototipos que se construyan en el país. La tarea se llevará a cabo en el Polo Productivo Ezeiza.

A pesar del aspecto cristalino y de una aparente normalidad en su sabor y olor, el agua que se consume a diario puede no ser segura. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina encabeza la lista de países con altos niveles de arsénico en reservas subterráneas, junto con Bangladesh, Chile, China, India, México y Estados Unidos. La principal fuente de exposición es a través de la ingesta directa de agua con alto contenido de arsénico.

En esta dirección, el INTI, a través de su Centro de Química, lanzó un modelo de intervencióndestinado a abordar la problemática en distintos escenarios. Una de las soluciones aplicables que se desprendió es la planta modular para abatimiento de arsénico, diseñada por un equipo multidisciplinario para abastecer poblaciones de hasta 500 habitantes, que permite procesar 5 litros diarios de agua libre de arsénico por persona, destinada a ingesta y preparación de alimentos.

Los primeros prototipos comenzarán a construirse en los próximos meses en el Polo Productivo Ezeiza, ubicado en la provincia de Buenos Aires, donde el Ministerio de Desarrollo de la Nación cuenta con talleres de herrería, carpintería y electricidad. El proyecto está desarrollado en conjunto con el Programa Argentina Trabaja, a través del cual el INTI capacitará a sus beneficiarios en el armado y montaje de las plantas que se construirán por primera vez en el país.

Uno de los prototipos será trasladado al INTI para realizar ensayos y la optimización de su diseño. El otro quedará a disposición del Ministerio, desde donde designarán -previo análisis de situación realizado en el Instituto- un lugar fijo para comenzar a hacer las primeras pruebas de campo.

“Estimamos que una vez instaladas en sus lugares definitivos, la puesta en marcha de las plantas demorará aproximadamente 15 días, realizando 3 meses de monitoreo intensivo debido a que debemos lograr que la calidad esté dentro de los parámetros permitidos por el CAA. Necesitamos también, realizar un diagnóstico en territorio para conocer la fuente de agua y su calidad, y evaluar la operación de las plantas por personal asignado”, explica Gonzalo Di Feo, integrante de INTI-Química, ingeniero que participó en el diseño nacional.

Di Feo señala que el objetivo del proyecto es hacerlo extensivo, replicando este modelo en aquellos municipios que lo requieran: “las plantas que se construyan deben contar con el aval del INTI en lo que refiere a su construcción y, además, debemos asegurar que la calidad del agua sea la adecuada para el correcto funcionamiento de esta tecnología”. Por último, adelantó que evalúan trabajar en un próximo modelo netamente automático, que funcione con energías limpias, destinado a zonas rurales donde no cuentan con electricidad. “Además, esta planta puede utilizarse para remover flúor y contaminación microbiológica”, asegura el especialista del INTI.

Características técnicas
La planta funciona a partir de energía eléctrica 220 w, es semiautomática y la tecnología que utiliza para el tratamiento del agua es coagulación – filtración, método que presenta un bajo consumo eléctrico y genera menos residuos que otras tecnologías. El espacio necesario para su instalación es 3 m de largo, 2 metros de ancho y 3,5 de profundidad.

El diseño estuvo a cargo por profesionales y técnicos del Centro INTI-Química, con gran trayectoria en el estudio de soluciones tecnológicas destinadas al tratamiento de agua.


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