Los dibujos en la piel se volvieron una especie de adicción en la sociedad y cada vez hay más fanáticos llenos de ellos. En las redes sociales existen miles de cuentas que rinden culto a este tipo de arte y los tratamientos para quitarlos, ya que incorporaron muchas técnicas como solución para "tapar" los tatuajes porque pueden existir errores o porque a la larga se arrepienten de ellos.

Sin embargo, desde una perspectiva médica, está claro que un tatuaje es una marca permanente para la piel, un aspecto primordial a la hora de hacerse un tatuaje es ser consciente que la decisión que estamos tomando es para toda la vida. Si bien actualmente existen múltiples tratamientos  para poder retirarlos, la piel nunca vuelve a su estado original en un cien por ciento.

Los tatuajes son básicamente una modificación permanente del color de la piel que se realiza generalmente a través de una aguja para plasmar diferentes tipos de dibujos o escrituras en la piel, inyectando tinta o algún pigmento bajo la epidermis.

Los tatuajes no están indicados en embarazadas, menores de edad, pacientes con vitíligo o psoriasis, pacientes con trastornos de la coagulación, personas que estén cursando una infección activa de la piel y también, las personas que tengan antecedentes de mala cicatrización o cicatrización tipo queloides.

Otro consejo a tener en cuenta es a la hora de elegir un tatuador: es importante tener buenas referencias del para saber que cuente con mucha experiencia en su labor, también tener noción de si el local está habilitado y chequear que el material a utilizar sea descartable o esté cerrado y esterilizado.

Las complicaciones que pueden ocurrir,  están relacionadas con la herida que se produce en la piel.  Las complicaciones infecciosas: podemos tener infecciones bacterianas localizadas en la piel, o infecciones virales tipo herpes, moluscos y verrugas y después, infecciones un poco más complicadas como el HIV, hepatitis B,D y C y sífilis".

También,  hay que tener en cuenta a la hora de elegir el color del tatuaje. Ya que los colores rojos, violetas, verdes y amarillos pueden provocar alergias en la piel o granulomas que deforman la zona tatuada.

Lo más importante son los cuidados posteriores al hacerse el tatuaje. Se recomiendo cubrir entre 6 y 12 horas y no más de este tiempo, con film. Pasado el tiempo recomendado, hay que retirar suavemente, lavar con agua tibia, jabón neutro o jabón cremoso, sin frotar ni rascar. Y luego secar al aire durante treinta minutos y apoyar suavemente un papel carilina hasta que esté bien seco.

Para humectar el tatuaje hay que utilizar cremas emolientes sin perfume y es importante no tapar con vaselina porque esto no permite que el tatuaje respire y puede provocar infecciones.

Especialistas sugieren  no realizar actividad física durante los primeros siete a diez días, sobre todo si el tatuaje es de gran extensión o está en zona de pliegues. No asistir a piletas o a saunas y por supuesto cuidarlo del sol: durante el primer mes no sol directo, y luego siempre utilizar un protector 50 o más durante los primeros 6 meses. Esto hace que la calidad del tatuaje sea mejor y dure más.


COMPARTIR