El sodio lo encontramos de manera natural en la mayoría de los alimentos. La forma más común es el cloruro de sodio que conocemos como la sal de mesa.

El requerimiento de nuestro organismo es mínimo. El problema es que consumimos el triple de la cantidad recomendada y esto, aumenta el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, infartos y problemas renales entre otros.

Un estudio realizado el año pasado, por Fundación UADE y Voices!, en el marco de las actividades del Centro de Investigaciones Sociales (CIS), relevó las percepciones y hábitos de los argentinos en torno a la alimentación.

Los datos revelan que el 43% de la población no controla la sal que ingiere en sus comidas, porcentaje que es más alto entre los hombres (50% vs. 37% en mujeres) y entre los más jóvenes (57% entre los que tienen hasta 30 años vs. 49% de quienes tienen entre 30 y 49 años y 25% de quienes tienen más de 50 años).

Por eso, es tan importante la prevención con pequeños cambios que podemos hacer en nuestra alimentación en el día a día. ¿Cómo lograrlo? Un hábito se cambia con insistencia y paciencia.

El primer paso: intentá consumir menos productos procesados, ya que la mayor cantidad de sal que consumimos es la que está en ese tipo de alimentos. Preferí aquellos naturales. Como segundo paso, propongo como desafío: reemplazar la sal por especias. Si bien al principio cuesta, con el tiempo, empezás a percibir otros sabores y te van a dar ganas de probar diferentes combinaciones.

- Si no tenes gastritis: limón, pimienta y ajo son imbatibles.

- Clavo de olor: para carnes rojas, pastelería, frutas y compotas.

- Jengibre: usalo para el pescado y las pastas

- Salvia: queda buenísimo con carne, pollo, pescado, legumbres y ensaladas

- Hinojo: salsas, pescado, guisos, hongos

- Coriandro: queda genial en sopas, caldos, hamburguesas y pastel de papas

A pesar de eso, no te dejes engañar por los nombres, ya que tanto la sal marina como la sal del himalaya tienen la misma cantidad de sodio que la sal fina de mesa. La sal reducida en sodio o sal light tiene entre un 40 a 60% menos sodio (ojo, si agregás el doble no sirve para reducir sodio).

Asimismo, existen sales dietéticas sin sodio, a base de cloruro de potasio y magnesio. No son para cualquier caso, consultá con tu cardiólogo. Hay muchos alimentos dulces o light que suelen tener gran cantidad de sodio para mejorar el sabor, postrecitos, jugos, galletitas integrales.

Estas son algunas de las muchas opciones que podes incorporar en tu cocina para que ayuden a disminuir el agregado de sal que pone en riesgo la salud.


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