La gobernación de Santa Cruz de la Sierra y diversas organizaciones medioambientales cuantificaron que las hectáreas afectadas por los incendios en Bolivia superarían ya los dos millones, tras lo cual grupos ambientalistas y dirigentes reclamaron al Ejecutivo boliviano que reconozca la situación de desastre nacional.

La solución “viene del cielo”, lo único que podemos esperar es una fuerte lluvia, y “mientras esperamos, el fuego sigue avanzando”, dijo Carlos Sarmiento, el experto colombiano que asesora a las autoridades bolivianas para controlar los incendios forestales.

Sarmiento, especialista en control de fuego, residente en Bolivia hace dos décadas y que ha comandado emergencias de la misma naturaleza en su país, aseguró que el daño que dejan los incendios desde hace semanas en la Chiquitania boliviana, una región de transición entre el Chaco y la Amazonía, "no se puede cuantificar" aún.

Este experto, que colabora con autoridades bolivianas desde el inicio de esta crisis ambiental, relató a la agencia EFE que fue testigo en sobrevuelos casi a diario de cómo las líneas de calor vivo pueden superar los 10 o 15 kilómetros de longitud "o más". Sarmiento subrayó que el "verdadero daño ecológico" se está produciendo por incendios en bosques cerca de áreas protegidas.

La estrategia contra el avance de las llamas puso como prioridad la protección de las comunidades, donde la consigna es "trasladar gente" o brigadistas para evitar que el fuego consuma cultivos y afecte viviendas, mencionó.

Este mismo recurso "ya no" es una opción para los incendios en pleno bosque, en el que hay árboles hasta de cuarenta metros, y además "no hay por dónde" entren los integrantes de las fuerzas de reacción, "ni por dónde sacarlos".

El origen de esta emergencia para Sarmiento son las quemas que se realizan en áreas rurales para habilitar suelos para el uso agrícola y ganadero, que salieron de control.


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