El narcotráfico funciona como cualquier otra cadena comercial. Necesita importaciones y exportaciones, una cadena de transporte, materia prima e intermediarios que la muevan para lograr el producto final.

Fathe Mohammad Suleiman Saleh, nacido en 1973 en Brasil, es -o era- un experto intermediario.

Fue acusado de manejar algo que pocos son capaces de manejar: grandes volúmenes de mercadería, grandísimos.

Según la ficha policial en su contra en posesión de las autoridades argentinas “se destaca que desde el año 2007 hasta aproximadamente el año 2010, en el distrito Este del Estado de Virginia y en otros lugares” Fathe Mohammad “fue miembro de una organización de narcotraficantes, quien negoció y coordinó al menos 12 envíos ilegales de pastillas de pseudoefedrina” desde la India a México.

El total: 29 millones de comprimidos, más de tres toneladas métricas. Era literalmente materia prima, empleada para la fabricación de metanfetamina cristal, la misma lógica que marcó el Triple Crimen de General Rodríguez, cometido hace casi 14 años.

Así, Fathe Muhammad vivió casi diez años con una circular roja de Interpol sobre su cabeza, requerido por la Justicia estadounidense.

También se vio involucrado en al menos 40 procesos penales en su país, acusado por fiscales, denunciado por bancos. Tuvo su propia firma de la que era socio administrador, Haifa Fashion Industria e Comercio de Roupas, dada de baja en 2012, un año después de que Interpol lo marcara para su arresto. Tuvo otras similares como Haifa Midia, Haifa Trade.

México también lo había marcado con una alerta verde, menor que una roja en el sistema de Interpol, México como señal de advertencia ante la posible comisión de un delito narco.

Finalmente, Fathe Muhammad cayó. No en Brasil, no en México, no en India, sino en San Carlos de Bariloche. Vino a la Argentina con su novia, para unas vacaciones de placer. Tal vez, en sus ganas de descansar, Fathe Muhammad se relajó demasiado.

El acusado tras su arresto a cargo de Interpol.
El acusado tras su arresto a cargo de Interpol.

Fue arrestado por la división Interpol de la Policía Federal el sábado 14 de este mes en Bariloche, perseguido y encontrado por los mismos detectives que hallaron a Leonardo Cositorto en la República Dominicana.

Los investigadores locales supieron que Suleiman Saleh permanecía dentro de Brasil, un movimiento lógico, ya que Brasil no extradita a sus nacionales.

Así, viajó a la Argentina con su pareja y reservó una estadía en un lujoso hotel barilochense, uno de los más exclusivos de la zona. No usó su nombre, pero cometió un error: usó un alias que Interpol ya conocía. Eso lo hizo para entrar a la Argentina, lo que logró sin problemas.

Ya en Río Negro, se relajó del todo y se movió usando su nombre verdadero.

Tras ser detenido, quedó a disposición del juez federal Gustavo Zapata, que deberá definir su extradición.


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