Miles de personas votan hoy en el polémico referéndum de autodeterminación en Cataluña pese a los esfuerzos de la Policía por impedir el acceso a los locales electorales y el voto en la consulta no autorizada por la Justicia.

La tensión entre los ciudadanos que intentan sufragar (y otros que ya lo han hecho) y las fuerzas policiales ha provocado serios incidentes.

Al menos 38 personas fueron atendidas por los servicios regionales de emergencia, en su mayoría tras sufrir heridas leves en cargas policiales que incluyeron balas de goma. En tanto, desde Madrid informaron que once agentes de las fuerzas de seguridad españolas resultaron heridos en los disturbios.

A las 9 en punto de la mañana, hora en la que debía comenzar la votación en el referéndum catalán, los cascos negros de la Guardia Civil avanzaron entre las personas que esperaban la apertura de las mesas en la escuela Infant Jesús de Barcelona, con la intención de prohibir que se lleve adelante la consulta popular que el gobierno nacional considera ilegal. Hubo forcejeos, una señora mayor fue herida en la cabeza y un hombre fue traslado en ambulancia, víctima de un ataque de epilepsia.

“Si llegan a querer entrar, todos nos tomamos de los brazos y nos tiramos al piso, así no podrán pasar”, era la consigna que circulaba entre la gente esperando la llegada de la Policía.

“El objetivo no son las personas que libremente se han acercado a expresar su opinión sino el material electoral. -aseguraba mientras tanto Enric Millo, delegado del gobierno nacional en Cataluña-. Pedimos colaboración. Nos vemos obligados a hacer lo que no queríamos hacer. Queda mas claro que nunca que todo es un engaño, una farsa, un fraude.”

En esta escuela jesuita -donde le toca votar a Artur Mars, que fue presidente de la Generalitat entre 2010 y 2016-, algunas personas pasaron la noche en vela custodiando que hoy se pudiera votar. Pero la mayoría de la gente comenzó a llegar a las cinco de la mañana.

Como en una caza al tesoro, la cuenta de Twitter del referéndum Garantim Refrenédum (Garantizamos el referéndum) pedía a la gente concentrada en los colegios electorales que no informaran sobre la llegada de urnas. “Si el material electoral ha arribado a vuestro centro no le den difusión. No demos pistas”, advertían.


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