El olor inconfundible del cannabis recibe a los clientes del Lowell Farms en Los Ángeles: no podía ser de otra forma, se trata del primer café dedicado a la marihuana en Estados Unidos y que espera rivalizar con los famosos establecimientos de este tipo en Ámsterdam.

El establecimiento, ubicado en West Hollywood, tiene capacidad para 240 personas y está abierto para mayores de 21 años, la edad mínima para beber y consumir marihuana en California.

Los encargados ayudan a los clientes a navegar entre los productos, dando consejos a conocedores y novatos sobre las opciones de cannabis -incluido sabor y potencia- que más combinan con su comida... como cuando se recomienda un vino.

Los porros arrancan en 18 dólares, pero también hay concentrados altamente potentes, como los "dabs", distinguibles por su textura similar al vidrio partido, y comestibles, así como accesorios como pipas de agua.

"Es increíble ser parte de la historia, nunca pensé que lo sería", dijo la chef ejecutiva Andrea Drummer, mientras encuestaba a los comensales en la apertura del restaurante el lunes. "Es importante tener un espacio seguro para consumir, en un entorno comunitario. El único otro lugar así del que sé es Ámsterdam".

El lanzamiento del negocio se produce a medida que más y más estados de Estados Unidos han legalizado la marihuana en los últimos años, tanto con fines medicinales como recreativos. La droga sigue, no obstante, siendo ilegal a nivel federal.

En California, que tiene el mercado legal de marihuana más grande del mundo, la marihuana recreativa se hizo legal en 2018, lo que desencadenó una frenética carrera de empresarios por sacar provecho a la multimillonaria industria. Otros siete establecimientos como Lowell Farms tienen previsto abrir pronto en West Hollywood, una ciudad que prácticamente está incrustada en Los Ángeles y que es una de las primeras del país en adoptar el concepto.

"Es una gran idea y creo que la normalización del cannabis es algo que deberíamos hacer", dijo Derek Bollella, de 22 años, un estudiante de negocios que condujo 45 minutos el lunes para formar parte de los pocos afortunados que consiguieron lugar en Lowell.

"Si vas a Ámsterdam tienen uno de estos cada 3 metros", agregó mientras fumaba un porro y comía nachos con guacamole. "Lo probaron allá y parece que es un éxito".

Antonela Balaguer, de 23 años, otra clienta, sentada cerca con un amigo, celebró que por fin hubiera un café donde los clientes pudieran consumir marihuana mientras disfrutan de una "buena comida para drogadictos". "Probablemente podría venir aquí todos los días", dijo. "Consumiría cannabis todos los días si pudiera".

Drummer dijo que los 40 anfitriones del restaurante fueron entrenados para estar pendientes de los huéspedes y asegurarse de que puedan tolerar el cannabis que piden y que nada se salga de control. "Es como si vas a un bar, sabes cuando una persona que pidió cinco whiskies debe parar", explicó. "Si eso ocurre, uno conversa con el cliente".

Para Matt Kirschner, Lowell Farms marca un hito importante para el país. "Esto es lo mejor que Estados Unidos ha implementado en su cultura en mucho tiempo", dijo este estudiante de derecho de 22 años mientras fumaba un porro y comía unos bocados de macarrones con queso y un sándwich de pollo con un amigo.

"Estamos bastante drogados ahora mismo", añadió sonriendo. "Estamos disfrutando el día, la música es buena, el clima está perfecto y estamos en California". "La vida no puede ser mejor que esto".


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