

Una joven, que trabajaba en el servicio doméstico en una casa de Villa Ángela, quedó preso acusada de hurto de dinero.
Sustrajo más de 10 mil pesos a su patrona. Compró unas botas y ropas. Armó un relato sobre un asalto cuando quedó sola en la vivienda.
Dijo que uno de los delincuentes la mordió. Surgieron contradicciones y se descubrió el ardid. Allanaron el domicilio y encontraron parte del dinero y lo que había comprado.
Una señora, de 88 años, que vive con su hijo de 68 en el barrio Cooperación de Villa Ángela, contrató a una chica de 20 años para las tareas domésticas.
La dueña de casa y su hijo salieron y regresaron alrededor de las 20 del martes y en esos momentos la empleada doméstica los recibió con un relato.
Manifestó que la sorprendieron en el domicilio dos hombres que vestían ropas oscuras. Mediante amenazas la mantuvieron quieta y revisaron muebles. Huyeron con $ 13.000. También dijo que uno de los ladones le mordió en un brazo.
La propietaria del inmueble llamó a la policía y planteó la situación. Los agentes dialogaron con la doméstica y surgieron contradicciones. Buscaron más testimonios y alguien deslizó un comentario señalando que la vieron a la joven realizando compras.
Los policías, con una orden judicial, fueron a requisar el domicilio donde fueron atendidos por la pareja, un muchacho de 25 años, quien hizo entrega voluntariamente de $7.600 además de un par de botas marrón, un suéter y un jeans. La chica quedó detenida a disposición de la justicia.