El tema de la comida rápida, sin duda es un tema de interés médico en general y nutricional en particular. Dos cuestiones a tener en cuenta serian, por un lado la frecuencia en su consumo y la por otro es la noción popular de que no resultan saludables.

Cualquier comida puede ser ingerida pero en realidad lo importante es su frecuencia y proporción. Es bien conocido que la comida rápida se caracteriza por su alto contenido en grasas, hidratos de carbono, y claro está la sal contenida en el pan y en los aderezos utilizados tales como la mostaza, el kétchup y la mayonesa. Sin duda el exceso de consumo de estos principios nutricionales resulta dañino para cualquier persona. Y particularmente contraindicado en aquellas personas con sobrepeso, obesidad, colesterol elevado, diabetes, hipertensión arterial, etcétera. Cada quien sabrá cuál es su condición frente a esta situación.

Hay otro factor que no se encuentra considerado habitualmente a la hora de comer en delivery o fast food, la palabra "rápida". No resulta lo mismo alimentarse en forma rápida, tal cual si uno estuviera devorando el alimento de manera voraz, que hacerlo a velocidad normal o incluso lentamente disfrutando cada bocado. Desde hace mucho tiempo sabemos que el cerebro se "entera" aproximadamente entre 20 y 30 minutos después de que el estómago se ha llenado de alimento. Esto significa que nuestra situación de conciencia tardará justamente ese tiempo en comprender que ya hemos comido lo suficiente. Dicho en otras palabras, dejaremos de sentir hambre al menos 20 o 30 minutos después de que el estómago se encuentre lo suficientemente lleno y comprendamos y vivenciemos una situación de saciedad. Por lo tanto si comemos rápidamente lo más probable es que ingiramos una mayor cantidad de alimentos, y en consecuencia de calorías, para el momento en el cual nuestro cerebro registre que ya no presentemos una condición de hambre. No hace falta decir que este exceso calórico se acumula en depósitos de grasa corporal y como consecuencia determinan sobrepeso y obesidad.

Un reciente estudio muy bien documentado demostró que las personas que comen rápidamente devorando todo lo que encuentran en su plato en la menor unidad de tiempo tienen al menos el doble de posibilidad de desarrollar lo que se denomina síndrome metabólico. Según especialistas, esta situación clínica se ve caracterizada por una tríada patológica que es la elevación de la presión arterial, la elevación del colesterol y el aumento de peso.

Otro aspecto que podemos agregar como consecuencia de comer rápido, situación que habitualmente acompaña a la ingesta de comidas rápidas o fast food, es el hecho de que al comer rápidamente se producen en nuestro organismo picos de glucosa o azúcar en sangre que condicionan la aparición de diabetes.

Cabe señalar que comer de manera rápida, y en consecuencia no registrar el volumen de alimento ingerido, no solamente se da en los locales de comidas que venimos mencionando sino también en aquellas circunstancias en lo que se come mientras se realiza alguna otra tarea. Tal es el caso de comer mientras se ve televisión o mientras se está realizando una tarea laboral o simplemente leyendo.

Como podemos ver el concepto de comida rápida no solamente hace referencia, desde el punto de vista médico, a los componentes nutricionales de estos alimentos sino al concepto de la "velocidad" a la cual comemos.

Se recomienda que le dediquemos el tiempo suficiente y necesario a la hora de sentarnos a comer cualquiera de las cuatro comidas del día, y a su vez ser conscientes de la velocidad con la que comemos. Lo ideal es que podamos disfrutar el momento de compartir la mesa con amigos y familia, lo que también tiene que ver con el disfrutar cada bocado de comida, sin comer en exceso y saciando nuestro hambre.


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